Ni la angustia el pensamiento
(Este tema interesa, entre otros, al primer Di Benedetto
El de Mundo Animal ¿Y a quién no?) La conciencia es la angustia Y la angustia es la conciencia La lucidez, la negación La conciencia, que es la angustia, sugiere que Quien no quiera vivir Pero tampoco morir (Porque de eso se trata Porque esa negación incluye a todas las demás) Habrá de enfermarse (Claro que la enfermedad es una forma de vida Por lo que entonces la privilegia por sobre la muerte) El suicida, el que quiere morir El que teme a la eternidad No se enfermará
Sí, tuve un jardín. Viví en un barrio de casas bajas y altas
De casas
No le escapé a la erosión del aire
(Que quizás refresca la parálisis de los interiores)
Caminaba por el jardín después de escribir
O antes de hacerlo, como la última expresión del ocio
A veces activaba las fugaces sensaciones de la memoria
Sobre todo no bien salía a la intemperie
Antes de reconocer la carretilla con flores
Los domingos, inactivo
Me sentaba en los bancos de la mesa circular de cemento
En otoño juntaba las hojas que caían del tilo en el pasto
Aunque me gustaba esa alfombra, de tubos ramificados
Acataba órdenes de arriba
Aunque me engaño, porque en alguna tarde de aburrimiento
La elección era mía
Me servía de una pala de plástico, una escoba
Un rastrillo, una bolsa de nylon y un tacho
También usaba las manos (mi trabajo era puntilloso)
No me molestaban la humedad y la tierra
Razia sabática de Ramos Mejía
En los tiempos en que cursaba el cuarto año de la secundaria
No salía los sábados
Pero esa noche de principios de diciembre
Un amigo me convenció
Nos juntamos con su grupo
En una esquina de Ramos Mejía a tomar algunas cervezas
Cuando las luces de dos patrulleros nos cegaron los ojos
Estaban de razia
Así que fuimos a parar todos
(Todos menos uno en bicicleta, que se escurrió)
A los asientos de atrás
Y después a la comisaría
Y allí a un patio a cielo descubierto, detrás de unas rejas
Podíamos ver a los policías a pocos metros
Tomando mate, jugando a las cartas
Y mirando en la TV un programa de música ligera
También, pero hacia el interior de la comisaría
Separados por una ventana
A unos reos (seguramente esperaban su traslado a una cárcel)
Que se mofaban y nos hacían gestos obscenos
En el patio además había otros tipos, agarrados por la razia
De nuestro grupo, los mayores de edad salieron rápido
Timbrando todos sus dedos
Yo salí a las dos o tres horas cuando mi padre me vino a buscar
Después de que el "ciclista" avisara en todas las casas
(Los policías jamás se tomarían el trabajo de levantar el tubo del teléfono)
Llegamos a pensar que toda esa maniobra policial, ese operativo
No solo se debía a una puesta en escena ("estamos haciendo algo")
Sino a otro propósito
El de complicar al dueño del local que nos vendiera las cervezas
Que quizás no "colaborara"
En una sola salida del cascarón se puede comprender el mundo
Tan obvio y pobre es
Hay siete clases mayores de demagogos
(Como las Siete Plagas de Egipto, que también fueron Diez):
Los políticos
Los religiosos
Los historiadores de la Escuela de Pigna
Los televisivos
Los periodístico-deportivos
Los músico-populares
Y los norteamericanos
Sí, usan a las muchedumbres
(A éstas les encantan los demagogos
Sienten que se benefician)
Tienen que estar con y entre ellas
Amontonarse
Pisotearse, franelearse
La soledad o una sola compañía
No les alcanza
El demagogo, de cara al auditorio
Con sus muecas de barricada, pregunta:
"¿A quién le gusta la mierda?"
Tiene muy mal gusto
Carl Grimberg, Historia como ficción
Escribe una novela-río de la humanidad
Fuente inagotable de inspiración para literatos perezosos
Y a pesar de su monumentalidad, más listo y cercano
Que cualquier enciclopedia o pseudo enciclopedia
Entregas populares:
En las revistas de divulgación e infantiles
Aunque también en doce tomos bien encuadernados
Del Círculo de Lectores, Ediciones Daimon
Un contenido medido, ni exhibicionista ni populista
Hobsbawm (distinto, casi opuesto, aparentemente)
Estadísticas y desinterés por un orden
Encarnado en la ilación cronológica severa
Distingue tantas clases sociales
Que prácticamente superan en número a los individuos
Sin buscarlo, quizás, escribe sobre los individuos
Y como escribe sobre ellos, abarca todas las ramas del saber
En tiempos de especialización
(¿Merece la atención de musicólogos e historiadores del arte
Este nuevo "Aristóteles"?)
Textos llenos
De paréntesis, comillas e itálicas
Plagados de comas
Fragmentados, entrecortados
Digresiones
Historias intercaladas, quijotescas
Ajenas al hilo principal
El ritmo constante o variable, abrupto
El tono medio
Ni vulgar ni rimbombante el léxico
Desde la "gran crisis" no ha mejorado nada
Incluso ha empeorado todo
Pero ellos se arrogan la creación de "una nueva época"
Feliz y justa
Y se erigen monumentos
Que son invisibles
Porque ellos mismos han sido un punto minúsculo en el tiempo
(Y periférico)
No uno grande y único
¿Quién visitará estas ciudades?
¿Quién reparará en ellos?
Los transeúntes los verán como árboles o postes de luz
Es decir, no los verán
Para las generaciones serán formas vacías
El aire y la lluvia ya los destruirán
El tiempo los hará irreconocibles
Este presente, aunque no lo llaman
También se debe llamar la "gran crisis"
Piratería de los pueblos del mar
Los pueblos del mar llegaron a las costas egipcias
Saquearon la ciudad, mataron a sus habitantes, y huyeron hacia Siria
A la que ahora devastan
Son dueños del sol y del agua, y navegan guiados por su instinto
Heredaron la piratería de sus ancestros
El Faraón, que también dice poseer el sol
Y pronto querrá volver a ser dueño del mar
Sabe que los enfrentará en poco tiempo
Irá él tras sus pasos o ellos mismos antes regresarán
Porque derrocharán el botín
Su ansiedad le sugiere avanzar los preparativos para el enfrentamiento
Da órdenes a sus subalternos
Después espera solo en su recámara, mientras el palacio
(Las salas y pasillos con columnatas)
Es invadido por las sombras de los hombres atareados que pasan
En tiempos antiguos, piensa, se expulsó a los invasores
Que traían caballos y carros de guerra
Después de dos siglos de ocupación de nuestras tierras
Pero éstos nunca las conquistaron
Saquean, huyen y vuelven
Están y no están, son fantasmas
¿Cómo encontrarlos y eliminarlos?
¿Cómo esperarlos?
Desde Las Palmas (Gran Canaria, España)
En una barcaza, con varios lugareños
Cruzo hasta el Cabo Juby, en Marruecos
Me pierdo en el Sahara, una de las regiones más despobladas del mundo
Encuentro enterradas en las arenas unas cajas de conservas
Читать дальше