Un día, cuando él llega a primera hora y Janet aún está limpiando su sala, ella le dice:
—Señor Adam, hoy estoy muy feliz, porque ya he conseguido inscribirme en el curso nocturno de Agente Inmobiliario…
—Bueno, por cierto, te felicito Janet, yo admiro a la gente que busca superarse en la vida, ¿Cuándo es que comienzas?
—La próxima semana señor…
—Excelente… ¿y cuando concluye el curso?
—En seis meses señor me dan mi licencia.
—Bien, te diré una cosa, cuando hayas recibido tu licencia, si tú lo quieres, te propongo pasarte al Departamento Comercial para que ingreses aquí, al mundo de los negocios inmobiliarios.
—Por supuesto que acepto, muchas gracias Adam..,
—Yo soy de la idea de que un buen funcionario no se debe perder, así que espero tenerte por mucho tiempo entre nosotros…
—Me encantaría… ¡Yo adoro esta empresa!
Al cabo de seis meses, tras conseguir su diploma, ella muy feliz le comunica el hecho a Adam, quien le respondió:
—Bien Janet, te felicito y es un gusto que lo hayas logrado, así que como te lo había prometido, se lo comunicaré a Recursos Humanos para que a partir de mañana, seas transferida al Departamento Comercial, así que ahora pasarás a ser parte del personal ejecutivo.
—Muchas gracias Adam, le prometo que me esforzaré al máximo, no se arrepentirá.
Pasadas las semanas, Adam acompaña el desempeño de Ana, y su servicio es excelente. Se aproxima ya el fin de año y Adam decide organizar una fiesta de despedida donde se reunirá a todo el personal de la empresa para confraternizar y desear un año nuevo con muchos éxitos y felicidad.
Llegado el día marcado, la fiesta comienza con música y brindis, y allí está entre todo el personal, Janet, la antigua limpiadora, pero ahora muy elegante, vestida como una ejecutiva, bien arreglada y muy bonita por cierto.
Cuando Adam la ve, queda visiblemente deslumbrado con ella, así que se acerca y de modo muy galante, le da un beso en la mejilla, exclamando, eres el proyecto más bonito de esta empresa, así que la toma de sus manos, muy delicadas por cierto, luciendo un hermoso vestido rojo, una delicada pulsera y un anillo que llamaba la atención, él lo observa y dice:
—Perfecto, en verdad esta joya te queda preciosa, no quiero que te la saques nunca...
—Bien si usted me lo pide, así lo haré... —responde ella muy sonriente.
La fiesta sigue y ambos comen y beben juntos casi sin separarse durante todo el tiempo... Luego, cuando todo finaliza, cada uno se va para su casa por diez días, hasta que inicia el nuevo año.
Al comenzar la nueva jornada de trabajo, Adam manda llamar a Janet a su escritorio y rápidamente ella se hace presente en su sala.
Ambos se saludan muy afectuosamente, él la convida con un café y sentados uno frente a otro en el escritorio, Adam le indaga sobre sus tareas, pregunta cómo está y cómo se está sintiendo ahora en el departamento comercial o si hay algo más que necesite o que quiera sugerir, así que la conversación va más bien por el lado profesional, hasta que, llegado un momento, él le observa la mano y ve que ella luce aquel bonito anillo.
—Ah, veo que me has hecho caso y has mantenido el anillo como te sugerí... Te queda precioso.
—Sí, es un gran recuerdo que aprecio mucho… —comenta ella.
—Y dime, ¿quién te lo regaló?
—Bien, pero ¿cómo sabe que me lo regalaron...?, porque en verdad así fue, este anillo me lo obsequió alguien a quien yo quería mucho, era mi prima Susy, esto era algo muy apreciado por ella —y en un estado algo emocionada, Janet dice— ella me lo obsequió poco antes de fallecer por un cáncer, ella lo había recibido de un gran amor que tuvo de jovencita según me dijo.
—Si, en efecto Janet, así fue... —responde Adam— porque ese gran amor, fui yo... Ese anillo es exclusivo, me lo hizo un joyero amigo y se lo di a ella cuando yo solo tenía 19 años, antes de ser reclutado y enviado para Vietnam. Cuando regresé, tres años más tarde, ya no la pude encontrar... Solo supe que ella había fallecido, pero ahora te encontré a ti y siento el mayor orgullo de que seas tú quien lo lleve.
Ella le mira, sonríe y no sabe lo qué contestar... Entonces él le dice:
—Eso es un símbolo del más profundo sentimiento humano, el amor.
Ante todo esto, ella sorprendida responde:
—Me ha dejado sin palabras, si esto es un símbolo del amor, entonces jamás saldrá de mi mano, se lo prometo.
—Muy bien Janet —dice Adam poniéndose de pie y acercándose a ella
—Guardaré tu promesa. —ella sin controlarse, se acerca y le da un beso a él en la mejilla, se da media vuelta y se va, pero al salir, se detiene gira la cabeza, le sonríe y luego sigue.
El contacto entre ellos sigue siempre cargado de miradas y sonrisas, pero con total respeto profesional, aunque en las entrelíneas brotan luces de colores.
Todo corre bien, hasta que cierto día, dirigiendo el auto desde su casa, Adam, por esquivar a un transeúnte se despista y su vehículo da varias vueltas quedando él gravemente herido. Prontamente, Adam es conducido en una ambulancia hacia un hospital, donde inconsciente los médicos hacen todo lo posible para salvarle la vida.
Así que la noticia llega a la empresa, Janet sale disparada para el Hospital, hasta que Adam es retirado de la sala de cirugía, prácticamente sin descansar, ella permanece de guardia a su lado cuidándolo y rezando por él durante varios días, hasta que ya se encuentra bastante consciente y ve que ella está a su lado reconfortándolo, entonces él le sonríe, y le dice:
—Sabía que tenía una razón para no morir… —Ahí él le toma la mano, y mirando aquel anillo, balbucea a medias palabras—. ¿Me aceptas?
—Sí, Adam, ¡sí te acepto! —responde ella lagrimeando.
Durante su larga recuperación, Janet, que no se separaba de él, había pedido licencia en la empresa para poder estar a su lado, por lo cual, Adam, sabiendo de esto, mandó al Jefe de Personal que ahora la registrara como Asistente Personal de la Dirección, cargo que continuara ocupando hasta después de la total recuperación de Adam, tras lo cual, se celebró la boda con Janet.
De este modo, la antigua limpiadora, ahora hacía parte de la Dirección de la Empresa, pero ella, siguiendo los pasos de humildad de su marido con relación a los subalternos, tampoco dejaba de bajar a charlar y a veces hasta ayudar a sus antiguas compañeras de limpieza, buscando que nada les faltara y si había algo que necesitaran, ella de inmediato lo conseguía hablándole al oído al director, que, en definitiva, ahora era su marido.
04. EL CRIMEN DEL CONTADOR
No importa dónde, pero el hecho sucedió en un país latinoamericano en el que Martín era un empresario de éxito dedicado a los Negocios Inmobiliarios y tenía como Contador a J. Gómez, que atendía simultáneamente a varias empresas en su oficina.
Cierto día, ante el análisis de documentos contables, Martín que era muy minucioso, encuentra un faltante importante de dinero a través de unas operaciones que no eran de su conocimiento, así que llamó a su Contador J. Gómez para analizar este problema y tras una verificación exhaustiva con él, quedó en claro que Gómez mentía y estaba cometiendo una estafa, lo que luego de una gran discusión acabó cuando Gómez salió muy nervioso ante la presencia de todos los funcionarios.
A los cuatro días, Gómez es encontrado por la limpiadora muerto con un tiro en la cabeza dentro de su apartamento donde vivía sólo, el apartamento, estaba bastante revuelto con cajones abiertos y cosas desparramadas por el piso. La policía comienza a investigar y la primera información que tuvieron, fue la del propio Martín que declaró haberlo visto por última vez el día de la discusión, razón por la cual, pusieron a este como posible sospechoso del homicidio.
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