—¿Hizo usted la denuncia en la policía?
—Sí, por supuesto, pero que una mujer abandone a su marido y se vaya con otro, eso no es un delito policial, y de la empresa, siendo ella socia también era dueña... Esto requería de una acción legal con abogados, pero yo había quedado quebrado, casi sin dinero... Por eso decidí venir aquí a ver qué averiguaba
—Hace mucho de esto… –pregunta Ana.
—No, hace solo una semana, pero al llegar, dejé mi valija en un guarda bultos y salí a buscar algún hotel que no fuera muy caro, cuando dos individuos, me agarraron de sorpresa, me metieron en un callejón me dieron una brutal paliza, me robaron el saco, la billetera, los documentos y me dejaron tirado entre la basura, así fue que me quedé con lo puesto, sucio, sin dinero y sin el ticket, por lo que no puedo retirar mi maleta, aunque tampoco tengo donde dejarla... Para colmos, nunca en mi vida había pasado hambre ni algo así, por eso debo agradecerle a usted por su amabilidad.
—Yo no puedo creer que le haya pasado todo eso —Exclama Ana asombrada.
—Pues sí, puede creerlo, si tiene un celular con acceso a internet puede buscar mi sitio web kinleytronics, allí está mi dirección y mi foto.
Ana, obviamente le creyó, pero por curiosidad entonces, sacó su celular y verificó que era cierto, él constaba como siendo el Ingeniero dueño de la empresa.
—Sí, es cierto —afirma ella sorprendida...
—Bueno, pero el caso es que ahora soy un vagabundo en la calle, esa es la realidad y ya no sé lo qué hacer.
—Ah no, esto no puede quedar así, yo lo ayudaré, y esto vamos a resolverlo —afirma ella, así que de inmediato llama a su amiga Katy y le dice:
—Katy, ven para casa ya, tenemos algo muy importante que hacer —Entonces Ana se pone de pie y le dice— Vamos, venga conmigo.
Ambos se dirigen la casa de Ana, y así que llegan, ella abre la puerta y le hace pasar a la sala, en eso, llega Katy que estaba a solo dos cuadras, y al entrar, ella ve al vagabundo dentro de la casa de Ana, por lo que espantada abre los ojos y pregunta...
—¿Este es el hombre de las manos...?
—Sí, así es Katy, este es el hombre de las manos, que, en realidad, es el Ingeniero James Kinley, dueño de la empresa Kinleytronic de Nueva York y ahora está con serios problemas, así que nosotras vamos a tener que ayudarlo —Katy respira y como aflojada, se deja caer sentada en un sofá.
—Bueno James, creo que, para reponerse, lo primero que usted querrá hacer será darse un baño y cambiarse de ropa, porque yo aún tengo algunas prendas que dejó mi marido antes de irse de casa y creo que le servirán hasta que recojamos su maleta.
—Bueno, en verdad no quisiera molestar, pero si, realmente necesitaría de un baño urgente, me siento deplorable.
Mientras él toma un baño, entonces, Ana le cuenta la historia a Katy y le muestra el sitio web que confirma lo dicho, Katy también queda asombrada, pero el asombro aún es mayor, cuando él sale del baño ya vestido, limpio, afeitado y peinado, pues era un verdadero y apuesto galán, ambas lo miran y se sonríen excitadamente sin cualquier disimulo.
Una vez en conocimiento del asunto, Katy llama entonces a su novio Bob que, por ser del FBI, ella le pide para venir lo más pronto posible. Entretanto, ellas conversan con James sobre lo sucedido en Nueva York, su viaje a Alemania, y otros detalles, donde queda claro de que él no era realmente ninguna clase de engaño.
Así que Bob llega, ellas le presentan a James, quien le explica nuevamente todo lo sucedido, y mediante un exhaustivo interrogatorio, Bob se comunica con su oficina para investigar y localizar a la mujer y al contador de James, tras lo cual, solicita que se mande emitir una alerta de búsqueda para detenerles por estafa y seguramente, falsificación de firmas y documentos desde que nada de lo sucedido se podía haber hecho sin la firma original de James como socio principal.
Una vez completadas las comunicaciones, Bob le dice a James:
—Bien, ahora mi amigo vamos a buscar tu maleta, pero, dime, ¿tienes algún lugar donde quedarte?
Entonces, de inmediato, sabiendo Ana que él no tenía dinero ni un lugar donde quedarse, indica:
—Ante esta situación, yo creo que no habrá ningún problema en que se quede aquí en casa, yo tengo la habitación de huéspedes que no uso y no me importa en darle alojamiento provisorio hasta que consiga reiniciarse nuevamente.
—¡Oh no, no puedo aceptar eso, no quiero causarle molestias Ana…! —dice James.
—No, no es molestia ninguna James, además me sentiré mucho más segura si estoy acompañada en casa.
—Bien, en ese caso, creo que aceptaré, así que entonces tendría que ir a buscar mi maleta… pero, el asunto es que no tengo el ticket.
—Deja eso en manos del FBI —dice Bob— Así que vamos, y luego, si ustedes quieren chicas, vamos todos juntos a cenar, yo invito.
Ya de regreso ambos con la maleta, James se cambia de ropa, y ahora, de traje, camisa y corbata, volvía a ser el ejecutivo que hasta hacía algunos días paseaba por Alemania, y que, a Ana, le hacía brillar sus ojitos.
Dos días más tarde, la esposa y el contador de James, fueron detenidos cuando intentaban fugarse para México, desde donde pensaban irse con todo el dinero a una isla en el Caribe… Ambos fueron juzgados y condenados penalmente, en cuanto James consiguió recuperar parte de su dinero para volver a instalar un negocio similar ahora en California.
James solicitó de inmediato el divorcio, lo cual por motivos obvios se le concedió sin mayores problemas. Hasta entonces, James que permanecía viviendo en la casa de Ana, pasaron luego de algunas semanas, a utilizar solamente uno de los dormitorios, y tras una boda en la que Kati y Bob fueron los padrinos, realizaron una fiesta donde hubo algo que nadie lo entendía, pero en el pastel, Kati mandó escribir una leyenda que decía.
“Felicidades a Ana y el Hombre de las Manos”.
03. EL ANILLO DE JANET
HG Corporation, era una empresa de ingeniería en Nevada, cuyo dueño era Adam Gilman, un ingeniero de cuarenta y cinco años que había heredado esa empresa de su padre y que realizaban obras en diversas ciudades del país.
Como era habitual, él no tenía horario para llegar, así que bien podía aparecer al mediodía como a las siete de la mañana, por lo tanto, a veces aparecía cuando el personal de limpieza todavía estaba haciendo su tarea y frecuentemente se encontraba a la limpiadora Janet, quien, de túnica gris y guantes de goma, limpiaba el piso, los vidrios, ponía las cosas en su lugar o sacaba el polvo de los muebles de la sala.
Adam era un tipo muy bien apreciado por todo el personal, pues a pesar de ser el dueño de la empresa, era un individuo joven, muy simpático, que siempre estaba bien humorado y trataba de forma excelente del primero al último de sus funcionarios.
Cuando él llegaba temprano, casi siempre se encontraba a Janet que estaba haciendo las tareas de limpieza en su sala, así que él tranquilamente la dejaba a voluntad mientras se tomaba un café, leía el periódico y comentaba con ella alguna de las noticias del día en cuanto Janet continuaba haciendo la limpieza al tiempo que solía charlar muy amablemente con él.
Janet, si bien era una chica del interior que tenía veintiocho años, era muy educada y simpática, entretanto, a veces, aprovechando el buen humor de Adam, le hacía algunas preguntas más técnicas por ser él ingeniero civil, pues ya le había comentado que el objetivo con que ella había venido desde su pequeño pueblo a la ciudad, era para hacer el curso de Agente de Bienes Raíces, paso previo para el Curso de Corredora, por lo cual, sabiendo de esto, Adam le respondía y explicaba algunas cosas que ella conseguía captar muy bien. Tal era así, que a veces él la hacía dejar de lado por un rato sus tareas para sentarla a su lado en la mesa de dibujo y darle explicaciones sobre temas de la construcción y otros aspectos que se deben conocer para valorar un inmueble, ya sea edificio o casa, lo cual ella entendía perfectamente.
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