Lorena Salazar Masso - Esta herida llena de peces

Здесь есть возможность читать онлайн «Lorena Salazar Masso - Esta herida llena de peces» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Esta herida llena de peces: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Esta herida llena de peces»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una madre y su niño viajan en canoa por el caudaloso río Atrato. 
La madre es blanca, el niño es negro. Entre manglares, frutas y trenzas, la narradora le va contando a la pasajera de al lado su infancia, sus recuerdos y cómo el pequeño llegó a su vida una mañana calurosa. 
La lancha avanza, la inquietud se acrecienta. La mujer preferiría no llegar o dar la vuelta.Esta es una historia sobre el arraigo, 
el miedo y la maternidad en un contexto de violencia, sobre los peligros de la selva colombiana. A través del 
lirismo de su prosa, Lorena Salazar Masso crea una 
atmósfera adictiva y nos traslada a un mundo a veces onírico y otras descarnadamente realista en el que la ternura y la belleza de las imágenes salpica.

Esta herida llena de peces — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Esta herida llena de peces», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Me gusta el sabor de las frutas antes de echarse a perder. Tienen manchas, arrugas, golpes, mordeduras de gusano. Nunca una fruta tersa sabe tan bien como una que ha sufrido el paso del tiempo. Carmen Emilia me dice que, ya que estamos en confianza, le cuente del niño. La gente siempre pregunta cosas para tener una excusa y contar sus historias manipuladas, tejidas durante años. No la conozco, pero queda mucho río por delante. Suspiro, estiro las piernas y respondo la pregunta detrás de la pregunta.

—Desde que el niño llegó he pasado más noches junto a su cama que sobre la mía, vigilando su respiración, el aire caliente de cachorro que entraba y salía de su naricita me daba motivos suficientes para trabajar y darle todo lo que me pidiera; lo que adivinara en sus ojos negros. Una mañana, después de maldormir junto a su cama, el niño me despertó con su llanto.

—¿Por qué soy negro y tú blanca? —me preguntó.

Él tenía cuatro años, y yo no estaba preparada para esa pregunta. Si hubiera crecido dentro de mí, si lo hubiera parido, no habría sido menos difícil responder. Quizás le habría dicho que en el mundo hay personas de muchos colores y que, al mezclarse, nacen colores nuevos. Que su papá era negro y yo blanca, que él había sacado lo mejor de nosotros: la piel del papá, los ojos y el andar de la mamá. Pero no tiene papá y no nació de mí.

Carmen Emilia no me quita la mirada de encima, sabe escuchar. Toma la cáscara de banano que llevo en las manos y la manda a volar. No sé si me cree. Se queda mirando el río, café como ella, como la madera de la canoa, como el niño. Después de un silencio corto, continúo:

—¿Qué hace alguien que crece sin madre? ¿Lo cuida el viento, una profesora, la señora de la tienda de la esquina? ¿Quién le enseña a rezar, a temer, a dejar de crear? ¿Quién le dice: «¡Niño, eso no se hace!» ¿Quién le corta las alas y quién se las cose? ¿Quién le pone los pies en la tierra? No tenerla, a veces, es lo mismo que tenerla. Una madre es algo que duele. Es herida y cicatriz. Para un niño, una mamá es la persona que pregunta si quiere leche en el chocolate, la que regaña cuando camina descalzo por la casa, la que prueba la sopa primero, se quema la lengua y espera a que enfríe un poco. Una mamá es la persona que está.

Ese día no lo mandé a la escuela.

En el patio de la casa, junto al palo de limón, puse la mesa de madera en la que trabajaba entonces. Llevé lápices de colores, hojas, y senté al niño frente a mí. Antes de contarle la verdad, le pedí que hiciera líneas de todos los colores. Abusó del verde, hizo círculos morados y azules; llenó la hoja de naranja, amarillo, rosa, negro, rojo, crema y café. Le quebró la punta al azul cielo. Con la hoja pintada sobre la mesa le expliqué que así es el mundo, colorido, y que eso incluía a las personas, que somos naturaleza.

—¿Soy un árbol? —preguntó.

—Un árbol con ojos y pies y lengua —dije.

—¿Tú qué eres? —preguntó sonriendo.

—¿Qué crees? —dije poniéndome de pie para que me mirara completa.

—Pues una mamá —gritó.

Me senté junto a él y le conté la verdad:

—Eres negro y yo blanca porque tienes dos mamás: una es la mujer negra que te llevó en su barriga nueve meses y te trajo al mundo. La otra soy yo, que te he cuidado todos los días desde que eras un bebé.

El niño miraba las naranjas mientras escuchaba.

—La mujer de la que naciste no pudo quedarse contigo, con nosotros —dije.

Tomé una hoja, dibujé dos mujeres: una negra, otra blanca, y un niño, negro también. Le expliqué:

—Esta es tu mamá negra, esta es tu mamá blanca y este eres tú.

Que era muy afortunado porque casi todos los niños tenían una sola mamá y él tenía dos, le dije también. Sorbió los mocos, parecía feliz y convencido. Pude solucionarlo diciéndole que eran cosas de Dios, pero ya le había enseñado que la voz de Dios sólo la escuchábamos adentro, a las ocho de la noche, antes de ir a la cama. ¿Quién le iba a responder si le hablaba a Dios en voz alta y a las diez de la mañana?

Le pedí que hiciera su propio dibujo. Además de dos madres y un niño, llenó la hoja de círculos verdes, limones. Antes de terminar dijo señalando mi silueta:

—Ma, casi no te ves.

—El color blanco es aburrido. Dibújame un vestido.

Entonces encima del blanco pintó con todos los colores. Mi silueta parecía una colcha de retazos. Pero en el centro la combinación de todos los colores dio paso al negro.

Al final, me preguntó si su otra mamá nos traería regalos cuando viniera a visitarnos. Le dije que sí.

—¿Volvió a preguntar por la mamá negra?

—No. Pero enmarqué los dibujos que hicimos ese día y los colgué en su cuarto. Él sabe que tiene dos mamás, pero no lo hablamos más. Sé que cuando le preguntan en la escuela por qué tiene una mamá como yo, él responde que tiene dos mamás y se ríe de los otros, que sólo tienen una. Corre, se esconde en el baño y llora. No sabe por qué, pero llora.

El sol pica, los árboles compiten con el agua: quieren meterse, robarle espacio al cauce del Atrato. Se cuelan los alaridos de un pájaro, cada vez más fuertes, me preocupa que despierten al niño. Carmen Emilia señala un árbol, me dice que es un gavilán saraviado. Señala otro, y luego otro. También dice que es una lástima no saber cuándo un pájaro llora o canta. No digo nada. Me va a despertar al niño.

—¿Le gusta ser blanca? —Me pregunta rompiendo el silencio.

Paso la mano por el pelo del niño, le acomodo la camisa y le quito los zapatos verdes. El pajarraco no canta más. Miro a Carmen Emilia y le cuento un recuerdo.

картинка 5

La próxima semana es el Día de la Raza y nos toca hacer una obra de teatro en el patio grande del colegio, frente a todas. No sé actuar; sé fingir que tengo gripa, que me pica el cuerpo, que me duele el cuello, pero actuar no. A las tres y quince llegamos al salón de música, junto al jardín medicinal, para el primer ensayo de la obra. Color crema, sin ventanas y con un ventilador empotrado en la pared. El salón tiene espejos hasta en el techo, por eso las monjas nunca entran, tienen prohibido mirarse porque pueden ir al infierno por vanidosas. O por feas. Este año no hemos tenido clase de música; el salón quedó abandonado cuando el profesor murió de un infarto que no causamos nosotras con nuestros gritos desafinados, como él nos decía con esa voz de tenor.

Reunidas en círculo como indias frente a una fogata, Karol, que siempre saca las mejores notas, es la encargada de dirigir la obra y darnos las instrucciones. La seño Eloísa siempre la pone de ejemplo, incluso la deja cuidando al grupo cuando va al baño a echarse ese perfume que huele a flores de cementerio. Mirándonos por encima del hombro, Karol reparte unas fotocopias que explican cómo debemos vestirnos, dice que la historia ya la estudiamos en clase y debemos improvisar los diálogos, algo natural. Yo no sé improvisar, pero es la primera vez que me invitan a algo, así que no digo nada.

El bochorno de este salón hace que la ropa se me pegue a la barriga. Karol levanta una mano, dice que nos callemos y prestemos atención, que no repite. Se ha vuelto muy mandona.

—La seño Eloísa repartió los personajes. Yo seré La Conciencia, la voz más importante. Iré contando la historia de la obra, escrita por la seño, mientras ustedes actúan. Lina, Jimena, Jessica, Susana, Rocío y Neisy serán esclavas. Vanessa, Anny, Teresa y Andrea, las indias —dice Karol.

—¿Y yo? ¿A mí qué me toca ser? —le pregunto a Karol.

—Vos sos el español —responde con cara de mala.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Esta herida llena de peces»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Esta herida llena de peces» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Esta herida llena de peces»

Обсуждение, отзывы о книге «Esta herida llena de peces» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x