La física clásica despreciaba la información perceptiva considerada menor frente al interés de las cualidades cuantificables. El aislamiento de la física de las cualidades secundarias trae consigo consecuencias paradójicas al separarla de aquellos datos que realmente producen la verificación de una teoría científica. Si una teoría queda reducida a una estructura matematizada con elementos carentes de conexión con los datos sensibles, resultaría absurda nuestra convicción de que son esos datos quienes confirman la teoría. A la postre, el resultado de una predicción es un experimento que genera un conjunto de datos sensoriales accesibles a todos los hombres. La garantía de que la física sea realmente una ciencia empírica, y no una construcción abstracta al margen de la realidad, necesita el enlace entre la realidad sensorialmente experimentada y físicamente justificada. Es, señala Russell, «necesario por tanto encontrar alguna forma de conectar la separación entre el mundo de la física y el mundo de los sentidos». 2 2. B. Russell: Our Knowledge of the External World as a Field for Scientific Method in Philosophy , Londres, The Open Court, 1914. Reimpresión revisada en Londres, George Allen and Unwin, 1926, p. 106. 3. B. Russell: «The Relation of Sensedata to Physics», Scientia , 4 (1914), reeditado en Mysticism and Logic and Other Essays , Londres, George Allen and Unwin, 1918, p. 149.
Encontrar los puntos de contacto entre las dos orillas ante los rápidos avances de la física ofrece la seguridad de que nuestro conocimiento sensorial de la realidad mantiene una continuidad con las teorías científicas, no importa lo alejadas que se encuentren de los conceptos ordinarios utilizados en nuestra vida cotidiana. Será el realismo de la metafísica del sentido común el primer obstáculo a eliminar para evitar la separación entre física y percepción demostrando que, como evidencian los avances de la física, la estabilidad del mundo no es más que el resultado de una construcción.
Existe un núcleo duro de datos sensoriales de los que, aunque lógicamente puedan ser sometidos a un proceso escéptico de crítica, nos resulta psicológicamente imposible dudar. El proceso de construcción del mundo exterior consistirá en demostrar como, a partir de esos datos sensoriales, pueden justificarse las entidades que inferimos utilizando como instrumento la lógica. La persistencia de la materia, la realidad del espacio y el tiempo, la existencia de mentes ajenas, son suposiciones que, aunque psicológicamente inferidas, no lo han sido lógicamente, por lo que para la lógica son, sorprendentemente, conceptos primitivos. Es ésta la máxima de una filosofía científica, la aplicación moderna de la navaja de Occam: sustituir, siempre que sea posible, entidades inferidas por entidades construidas. Aunque psicológicamente cómodas, son lógicamente innecesarias y físicamente contribuyen a la separación entre la percepción y la física. 3 3. B. Russell: «The Relation of Sensedata to Physics», Scientia , 4 (1914), reeditado en Mysticism and Logic and Other Essays , Londres, George Allen and Unwin, 1918, p. 149.
La teoría de la relatividad (y la teoría quántica) ha demostrado que los conceptos físicos fundamentales son una construcción. Justificar, con ayuda de la lógica, como pueden construirse desde los datos de la percepción es una garantía no sólo de que podemos prescindir de entidades no necesarias, sino que también tienen todos ellos un significado sensorial.
El debate del fenomenalismo con la relatividad fue intenso y a él se consagran dos obras como Analysis of Matter (1927) de Russell y la obra de Whitehead The Principle of Relativity with Applications to Physical Science (1922). Ambas debían pasar la prueba de fuego de ser capaces desde la percepción de ajustarse a los requisitos de la estructura espacio-temporal del mundo enunciada por la relatividad. Si se era capaz de llegar a ella partiendo de nuestra experiencia sensorial, podríamos continuar defendiendo que los conceptos científicos están justificados sensorialmente mientras que los religiosos, por ejemplo, no. Los intentos parecían más o menos fructíferos en relación a la teoría especial de la relatividad pero el aumento de la abstracción venido de la mano de la teoría general de la relatividad llevó al fracaso la estrategia básica de construcción del espacio y el tiempo del fenomenalismo. La deformación del espacio-tiempo de la relatividad general para explicar los fenómenos gravitatorios arruinaron el paralelismo con el espacio perceptivo.
El fenomenalismo fue rápidamente consciente del reto epistemológico implícito en la construcción lógica de un mundo relativista. La falta de vinculación entre física y percepción creía que tampoco dejaría inmune a la ciencia, pues el progresivo proceso de abstracción de las teorías científicas no sólo las empujaba fuera de la comprensión del no especialista, también dejaba en entredicho la unidad del conocimiento humano: la creencia profunda de los seres humanos de que la ciencia no es sino la sofisticación de las capacidades de indagación, observación y experimentación, presentes en ellos de forma natural, cualidades que les permiten obtener la verdad de la Naturaleza que los rodea mediante la experiencia.
El programa fenomenalista quedó incorporado como uno de los elementos fundantes del Círculo de Viena. El libro Der logische Aufbau der Welt (1928) será el más ambicioso y completo intento fenomenalista de construcción lógica de la realidad y el fruto más sólido de la continuación del programa fenomenalista por el naciente Círculo de Viena. Rudolf Carnap, uno de sus elementos clave, asumió como propia la invocación a la manera científica de filosofar de Russell. El proceso de construcción lógica del mundo en el Aufbau parte ya como de un hecho de la imposibilidad de alcanzar desde la percepción la compleja estructura espacio-temporal de la relatividad general. Opta por supeditar el proceso constructivo a la física, que señala las condiciones en que la percepción es significativa y fuera de las cuales resulta prescindible y superflua. Esta construcción tutelada del mundo vaciaba de contenido la legitimación de los conceptos científicos por su construcción desde la percepción. El Aufbau marcaba así el agotamiento del programa. Su sustitución en 1932 por el fisicalismo tratará de conservar el ideal de la ciencia empírica pero sin el costoso prólogo de la construcción lógica del mundo.
Al naciente Círculo de Viena le tocaría batallar con las consecuencias del cambio epistemológico traído por la teoría relativista. La fundamental era que la conexión entre teoría y experiencia era un proceso indirecto y conjetural. Había que abandonar la confianza en las espectaculares corroboraciones del pasado que marcaban una línea diáfana entre lo que era verdadero y lo que no. La relatividad no se ajustaba al esquema que se confiaba debía seguir toda teoría científica. La discusión sobre la verificación o las sucesivas definiciones del criterio de significado han de entenderse con el antecedente del choque entre el programa fenomenalista y la teoría de la relatividad. El marco de discusión entre teoría y experiencia se formó fundamentalmente en el debate entre el programa fenomenalista y la teoría de la relatividad.
Nuestra exposición está facilitada por las propias exigencias del programa que obliga a sus componentes a concretar y delimitar los intentos de construcción del mundo. No existe en el fenomenalismo ni dispersión ni medias tintas: los procesos de construcción han de ser lógica y espistemológicamente preparados con cuidado. Es posible, por tanto, limitarse a explicar su entramado lógico-epistemológico como un producto autónomo, viendo su coherencia estructural. Aunque esta opción no está ausente en nuestro estudio, el verdadero significado de las construcciones fenomenalistas se obtiene de la contrastación de sus resultados con los estandards de la física y es en esta comparación donde radica su interés para la historia de la filosofía y de la ciencia. El diálogo con la relatividad es un requisito imprescindible no sólo para entender el contexto en que se produjeron sino para entenderlas en sí mismas.
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