Sabadell, enero del 2010
[*]Historiador, investigador del Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales de la Universitat Pompeu Fabra, miembro del Consejo Editorial de la revista Sin Permiso y del Consejo Asesor de la revista Viento Sur.
[1]Escola de Cultura de Pau: Alerta 2009! Informe sobre conflictes, drets humans i construcció de pau, Barcelona, Icaria, 2009, p. 21.
[2]Según Hobsbawm, «solamente el 5% de las víctimas de la Primera guerra Mundial eran civiles; en la Segunda, el porcentaje se elevó hasta el 66%. En la actualidad, la proporción de víctimas civiles de cualquier guerra se sitúa entre el 80 y el 90% del total» (Eric Hobsbawm: Guerra y paz en el siglo XXI, Barcelona, Crítica, 2007, p. 4).
[3]«Las organizaciones de mujeres han catalogado las agresiones sexuales masivas y sistemáticas contra las mujeres como arma y estrategia de guerra, ya que son planificadas y utilizadas por dirigentes políticos, ejércitos y grupos paramilitares para humillar, desmoralizar y debilitar la capacidad de resistencia de las mujeres y del resto de la población del bando enemigo, y así demostrar su poder y su capacidad de dominación sobre ellos. Este fenómeno de violación masiva de mujeres se acentúa mucho más en los casos de guerras donde se han practicado las denominadas limpiezas étnicas o se han exacerbado los odios raciales, como en los conflictos armados de la antigua Yugoslavia entre 1991 y 1995 y en las masacres de Ruanda de 1994» (Enric Prat: «Mujeres por la paz frente a la guerra y el militarismo», en Cristina Borderías y Mercè Renom (eds.): Dones en moviment(s). Segles XVIII-XXI, Barcelona, Icaria/Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona, 2008, pp. 146-147).
[4]Hobsbawm informa que en el año 2000, «el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados reconoció que su organización asistía a un total de 23,3 millones de personas en todo el mundo, principalmente procedentes de determinadas regiones del oeste y del sur de Asia, de áfrica y del sudeste de Europa (...). Una valoración posterior, del 2003, que incluía a los “desplazados internos”, los refugiados que no habían abandonado su país, elevaba la cifra a unos 38 millones» (Hobsbawm: Guerra y paz en el siglo XXI, op. cit., p. 88).
[5]Mary Kaldor: Las nuevas guerras. La violencia organizada en la era global, Barcelona, Tusquets, 2001, p. 19.
[6]Paul Collier: Guerra en el club de la miseria. La democracia en lugares peligrosos, Madrid, Turner, 2009, p. 103.
[7]Paul Collier: El club de la miseria. Qué falla en los países más pobres del mundo, Madrid, Turner, 2008, p. 42.
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