Josep Joan Moreso
Rector de la Universitat Pompeu Fabra
INTRODUCCIÓN
Enric Prat Carvajal [*]
Los textos que se recopilan en esta publicación son las versiones escritas de las conferencias que se pronunciaron en el seminario «Las raíces históricas de los conflictos armados actuales», celebrado en Barcelona entre enero y marzo del 2009. El seminario fue organizado por el Institut Universitari d’Història Jaume Vicens i Vives de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y contó con la colaboración del gabinete del Rectorado, del Consejo Social y del Departamento de Humanidades de esta universidad, así como de la Oficina de Promoció de la Pau i dels Drets Humans de la generalitat de Catalunya, además del Ministerio de Educación y Ciencia (Dirección general de Investigación. Acciones complementarias HAR2008-04808-E).
Una publicación de estas características representa una aportación académica útil para los estudiosos y para los ciudadanos en general, tanto por la temática abordada como por los especialistas que han colaborado en ella. Las personas que han escrito los textos (Mark Duffield, Carlos Taibo, Georges Corm, Ferran Iniesta, María Luisa Rodríguez y Marc Herold) son reconocidos especialistas en el análisis de los conflictos armados y proceden de diferentes disciplinas académicas. Conviene que sea así porque los conflictos armados son un objeto de estudio marcadamente multidisciplinar. Para comprender adecuadamente los conflictos armados actuales es necesario tener en cuenta e integrar las aproximaciones realizadas desde la historia, la ciencia política, las relaciones internacionales, la economía, el derecho internacional, la psicología social, la antropología, la sociología, los estudios culturales, el periodismo de investigación, la filosofía política o la investigación para la paz.
Al seminario se inscribieron más de doscientas personas, la mitad de las cuales eran alumnos de la upf de diferentes estudios académicos: Humanidades, etc. Pero además de los estudiantes universitarios asistieron investigadores, profesores de enseñanza secundaria y de universidad, así como miembros de instituciones, entidades y ONG por la paz y los derechos humanos. El elevado número de asistentes indica el gran interés existente, tanto entre los universitarios como entre los miembros de diferentes colectivos de la sociedad, por los cursos o jornadas de debate donde se traten en profundidad las claves históricas interpretativas del mundo actual, y donde se analicen con rigor los fenómenos económicos, los sistemas políticos, las desigualdades sociales o los comportamientos colectivos que se proyectan sobre el tiempo presente. Estoy convencido de que uno de los principales compromisos y retos de los historiadores y los científicos sociales es el de contribuir a que los ciudadanos dispongan de elementos suficientes para entender mejor el mundo actual, y entre nuestras aportaciones destaca la recuperación de las ideas y los proyectos del pasado, reciente o lejano, que puedan ser útiles para pensar y transformar el militarizado e injusto mundo en el que vivimos.
Con el seminario sobre las raíces históricas de los conflictos armados actuales pretendíamos contribuir al esclarecimiento de las diferentes causas que desencadenan las guerras y a la comprensión de los conflictos bélicos más relevantes. La información sobre las principales guerras actuales ocupa un considerable espacio en la mayoría de los medios de comunicación, aunque siguen existiendo «conflictos olvidados», entre los que destaca el de Chechenia. Por otra parte, los conflictos armados suelen generar importantes controversias entre diferentes colectivos políticos y sociales. A pesar de ello, las raíces históricas y las causas profundas de los conflictos bélicos siguen siendo poco conocidas. Esto se debe, en gran parte, a la complejidad de las guerras, entre otras razones porque en ellas están involucrados múltiples actores y sectores sociales, políticos y religiosos, y porque en su estallido y desarrollo inciden factores de origen histórico diverso (del pasado lejano, del pasado más próximo y de la coyuntura más reciente).
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Las guerras constituyen uno de los grandes problemas que padece la humanidad. Según un informe de la Escola de Cultura de Pau, en el 2008 se registraron 31 conflictos armados, 30 de los cuales seguían activos al finalizar el año, en las siguientes zonas del mundo: Asia (14), áfrica (9), Europa (4), Oriente Medio (3) y América (1). Los de mayor gravedad fueron los de Afganistán, República del Chad, Colombia, Irak, Israel-Palestina, Pakistán (noroeste), República Democrática del Congo (este), Somalia, Sri Lanka (nordeste) y Sudán (Darfur). [1]
Estos conflictos bélicos y los de los últimos veinte años presentan unas características terribles. En relación con el período de la guerra Fría, se ha producido un aumento del número de actores armados (ejércitos, policías, guerrillas, grupos de insurgentes y de paramilitares, bandas de narcotraficantes, etc.) y han proliferado los cuerpos de seguridad privados. Las poblaciones civiles son las víctimas principales de las guerras [2]y sobre ellas se han practicado, en diferentes ocasiones, el genocidio y la «limpieza étnica» (por ejemplo, en 1994 se consumaron unos 800.000 asesinatos en Ruanda). Diferentes fuerzas y grupos armados han ejercido, durante las guerras, una brutal violencia de género contra las mujeres (son violadas, obligadas a actuar como esclavas sexuales, forzadas a ejercer la prostitución, etc.). [3]Las guerras han provocado desplazamientos masivos de población y la existencia de millones de refugiados. [4]
Además, se han incrementado las acciones de terrorismo suicida, sobre todo en Israel-Palestina, Irak y Afganistán.
La gran mayoría de los conflictos armados de los últimos veinte años han tenido carácter intraestatal, es decir, se trataba de guerras internas o civiles. A su vez, desde el final de la Guerra Fría parece más difícil que se produzca un conflicto militar entre estados. Mary Kaldor aporta algunas razones al respecto:
La capacidad de los Estados para usar la fuerza de modo unilateral contra otros Estados está muy debilitada. Ello se debe, en parte, a razones prácticas: el creciente poder destructivo de la tecnología militar y la mayor interconexión entre los Estados, sobre todo en el ámbito militar. Es difícil imaginar, hoy en día, un Estado o grupo de Estados que se arriesguen a una guerra a gran escala que podría ser todavía más destructiva que lo que se experimentó durante las dos internacional de armas, diversas formas de cooperación e intercambio militar, los acuerdos de control de armamento, etcétera, han creado una forma de integración militar mundial. [5]
Desde luego, el estallido de la guerra entre los principales estados del planeta parece poco probable, por los motivos que apunta Kaldor. Pero las guerras entre una o diversas potencias militares, especialmente las que están vinculadas a la OTAN, y algunos estados militarmente inferiores son más probables que en la guerra Fría, por la desaparición de la contención que suponía la existencia de la URSS y del Pacto de Varsovia, y por la supuesta conexión de la red de grupos de Al Qaeda con algunos estados. No se debería olvidar que en la década de 1990 y en los últimos años ha habido diferentes enfrentamientos militares entre estados, aunque los agresores, sobre todo Estados Unidos, siempre han tenido una superioridad militar abrumadora, como en la guerra del golfo Pérsico de 1991, en la guerra de Afganistán del 2001 y en la guerra de Irak del 2003.
Por otra parte, debemos añadir que, aunque la mayoría de las guerras sean internas o civiles, bastantes de ellas se han internacionalizado. Por ejemplo, los conflictos armados que se producen en África no se pueden catalogar simplemente como guerras civiles, ya que en la mayoría de ellos existe una implicación de gobiernos de países de la región, además de que algunos gobiernos y empresas occidentales venden armas a los gobiernos de los países en guerra y persiguen el control de los recursos naturales africanos. El conflicto que enfrenta a Israel y Palestina afecta de manera evidente al conjunto de conflictos de la región en la que está inserto y repercute en todo el mundo árabe, especialmente en Líbano, Siria y Jordania. Y algunos de los conflictos armados actuales, como el de Irak y el de Afganistán, guardan una relación directa con la guerra global contra el terrorismo desencadenada por la Administración de Estados Unidos.
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