LAS CELEBRACIONES
DOMINICALES
EN AUSENCIA DE PRESBÍTERO
(ADAP)
Documentos, reflexiones
y materiales
Dossiers CPL, 153 Centre de Pastoral Litúrgica Barcelona
Director de la colección Dossiers CPL: Joan Torra
Publicación preparada por: Xavier Aymerich
Diseño e imagen de la cubierta: Mercè Solé
© Edita: CENTRE DE PASTORAL LITÚRGICA
Nàpols 346, 1 – 08025 Barcelona
Tel. (+34) 933 022 235 – wa (+34) 619 741 047
cpl@cpl.es – www.cpl.es
Primera edición digital: marzo de 2020
ISBN: 978-84-9165-322-6
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PRESENTACIÓN
La configuración de la asamblea conciliar del Vaticano II era verdaderamente universal, reunía obispos de todas las partes del mundo como nunca antes había sucedido. Con toda lógica debía tener presente la realidad de la Iglesia católica en cada situación del mundo para poder responder a ella. No debe extrañar, por lo tanto, que algunas previsiones las hiciera para las Iglesias jóvenes, de los llamados países de misión. Así, por ejemplo, era necesario prever los debidos procesos catecumenales para la iniciación cristiana de adultos, situación que no se daba en las Iglesias de larga tradición, amablemente habituales desde hacía siglos al bautismo de niños.
Seguramente era muy difícil o casi imposible de prever que, en poco más del medio siglo transcurrido desde la clausura conciliar, situaciones de estas, no solo iban a sufrir algunos cambios lógicos sino que se iban a invertir totalmente de forma que algunas previsiones, hechas para países de misión, iban a estar en el orden del día de las Iglesias, llamémoslas ancianas, para dar respuesta a situaciones nuevas, inesperadas, a las que la aceleración de los acontecimientos las sumía.
Este es el caso que presentamos ahora. En países de reciente evangelización se habían previsto las Celebraciones dominicales en ausencia de presbítero (ADAP) para que las comunidades cristianas, esparcidas por amplias áreas sin sacerdote residente, mantuvieran su vida cristiana a partir de la Eucaristía aunque esta no pudiera ser celebrada cada domingo. Rápidamente esta realidad se ha invertido y ahora son las comunidades ancianas las que se ven envueltas en una situación de falta de presbíteros para celebrar la Eucaristía cada domingo en cada comunidad. La mirada se ha dirigido a la previsión hecha para los países de misión, convencidos de que ahora esta misión se requiere donde antes parecía que no era necesaria.
Nos debemos felicitar de que haya habido una abundante y rigurosa reflexión sobre estos temas, para que no se pretenda dar soluciones espontáneas a problemas que son muy de fondo porque tocan elementos esenciales de la vida cristiana. Por ello, desde el Centre de Pastoral Litúrgica estamos satisfechos de poder ofrecer un verdadero Dossier de materiales que empieza por los abundantes documentos magisteriales de referencia, continúa por reflexiones teológicas y pastorales con estudios de gran calado y desemboca en materiales prácticos que diversas diócesis han elaborado para que las prácticas pastorales, que pretenden responder a esta acuciante situación que vivimos, sean una oportunidad para seguir avanzando sinodalmente siempre deseosos de saber qué es lo que el Espíritu pide a las Iglesias en estas nuevas circunstancias.
Seguro que todo ello vivificará tanto las celebraciones de la Eucaristía como la profunda reflexión sobre el sacramento, sobre el ministerio ordenado y los demás ministerios, sobre el sentido del domingo y sobre la identidad de la comunidad cristiana.
I. DOCUMENTOS DE REFERENCIA
INTRODUCCIÓN
En este capítulo de documentos de referencia ofrecemos el texto de los principales documentos oficiales de la Iglesia sobre las Celebraciones dominicales en ausencia de presbítero (ADAP).
La referencia a estas ADAP empieza de forma aún difusa en el mismo Concilio Vaticano II, y poco a poco se va concretando su naturaleza y sus posibilidades. El documento principal, evidentemente, es el Directorio que publicó la Congregación para el Culto Divino el año 1988, y que aquí reproducimos íntegro. Inmediatamente después, los Prænotanda que el Secretariado Nacional de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española incluyó en su ritual en castellano. Aún, finalmente, otros documentos posteriores que hacen referencia a este tipo de celebraciones.
CONSTITUCIÓN SOBRE LA SAGRADA LITURGIA «SACROSANCTUM CONCILIUM»
(Concilio Vaticano II, 4 diciembre 1963)
35,4. Foméntense las celebraciones sagradas de la Palabra de Dios en las vísperas de las fiestas más solemnes, en algunas ferias de Adviento y Cuaresma y los domingos y días festivos, sobre todo en los lugares donde no haya sacerdotes, en cuyo caso debe dirigir la celebración un diácono u otro delegado por el obispo.
INSTRUCCIÓN «INTER OECUMENICI» PARA APLICAR LA CONSTITUCIÓN SOBRE LA SAGRADA liturgia
(Sagrada Congregación de Ritos y el Consilium, 26 septiembre 1964)
37. En los lugares donde no haya Sacerdote y no se pueda celebrar la misa, los domingos y fiestas de precepto organícese, a juicio del Ordinario, una sagrada celebración de la Palabra de Dios, presidida por un diácono o incluso por un seglar, especialmente delegado.
La estructura de esta celebración será semejante a la de la liturgia de la Palabra en la misa: generalmente se leerán en lengua vernácula la epístola y el evangelio de la misa del día, anteponiendo e intercalando cantos, tomados preferentemente de los salmos. Si es diácono el que preside, pronunciará la homilía, y, si no lo es, leerá la homilía que le haya señalado el obispo o el párroco. La celebración terminará con la oración común o de los fieles y el Padrenuestro.
CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO
(Santa Sede, 25 enero 1983)
Canon 1248. § 2. Cuando falta el ministro sagrado u otra causa grave hace imposible la participación en la celebración eucarística, se recomienda vivamente que los fieles participen en la liturgia de la Palabra, si esta se celebra en la iglesia parroquial o en otro lugar sagrado conforme a lo prescrito por el obispo diocesano, o permanezcan en oración durante el tiempo debido personalmente, en familia, o, si es oportuno, en grupos familiares.
DIRECTORIO PARA LAS CELEBRACIONES DOMINICALES EN AUSENCIA DE PRESBÍTERO
Introducción
1. La Iglesia de Cristo, desde el día de Pentecostés, después de la venida del Espíritu Santo, nunca ha dejado de reunirse para celebrar el misterio pascual, en el día llamado «Domingo», en memoria de la resurrección del Señor. En la asamblea dominical la Iglesia lee cuanto se refiere a Cristo en toda la Escritura1 y celebra la Eucaristía como memorial de la muerte y resurrección del Señor, hasta que vuelva.
2. Sin embargo no siempre se puede tener una celebración plena del domingo. En efecto, ha habido muchos fieles, y los hay actualmente, a los que «por falta de ministro sagrado u otra causa grave les resulta imposible la participación en la celebración eucarística».2
3. En algunos países, después de la primera evangelización, los obispos confiaron a los catequistas la misión de reunir a los fieles el domingo y de dirigir la plegaria a la manera de los ejercicios piadosos. Los cristianos, crecidos en número, se encontraban dispersos en muchos lugares, a veces lejanos, no pudiendo el sacerdote llegar a ellos cada domingo.
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