Onésimo esperaba poderse presentar a las elecciones formando parte de la candidatura cedista, a lo que Gil Robles se opuso. Fue entonces cuando decidió presentarse como independiente, aunque poco antes de las elecciones retiró su candidatura por temor a que el voto derechista quedara dividido. Así pues, el 19 de noviembre se celebró la primera vuelta de las elecciones generales, 33 y el 3 de diciembre la segunda, en la que la CEDA obtuvo la mayoría de votos, seguida por el Partido Radical. El presidente de la República, Alcalá Zamora, propuso a Alejandro Lerroux que formara gobierno. Empezaba así el bienio radical-cedista, en el que se iba a revisar el bienio reformista anterior. Así, una de las primeras medidas que tomó el Ejecutivo radical fue paralizar la Ley de Confesiones y Congregaciones de junio de 1933.
El jonsismo, por su parte, trabajaba por reforzar su organización creando el Consejo Nacional de las JONS y realizando una campaña de propaganda para difundir su ideario y conseguir incrementar la afiliación. Sin embargo, desde octubre de 1933 existía ya otro partido fascista, FE, liderado por José Antonio Primo de Rivera, quien, además, había conseguido un diputado en las elecciones de noviembre. FE no solo superaba en número de afiliados a las JONS, sino que además algunos jonsistas empezaban a afiliarse a Falange. El grupo de José Antonio, además, contaba con importantes fuentes de financiación. Ante tales circunstancias, Ramiro Ledesma Ramos empezó a gestionar el acercamiento entre ambos partidos y a diseñar su unificación. En la reunión del Consejo Nacional de las JONS que se celebró los días 11 y 12 de febrero de 1934, en Madrid, se decidió la fusión con FE, con lo que nació FE-JONS. 34 La dirección del partido pasó a estar en manos de un triunvirato formado por dos falangistas, José Antonio Primo de Rivera y Julio Ruiz de Alda, y por un jonsista, Ramiro Ledesma Ramos. Como secretario general fue designado Raimundo Fernández-Cuesta y Onésimo Redondo fue incluido en la Junta de Mando, donde también predominaban los falangistas. Las JONS, por lo demás, aportaron sus símbolos y lemas, así como una mayor preocupación por lo social, en general, y por el nacionalsindicalismo, en particular. Así las cosas, Onésimo tenía que organizar el mitin de presentación de FE-JONS en Valladolid. El mitin en cuestión se celebró el domingo 4 de marzo de 1934 por la mañana, en el vallisoletano Teatro Calderón, al lado de su domicilio familiar, pero al acabar el acto y abrir las puertas del teatro
se oyeron algunos tiros de los marxistas vallisoletanos apostados a distancia. Ya lo teníamos previsto y los primeros que salieron fueron los grupos de Girón y González Vicent [sic], que despejaron las calles necesarias para el desalojo, pero, al poco tiempo aparecieron los Guardias de Asalto y ya, al dividirse los frentes, no quedaron tan claras cuáles eran las calles seguras. Onésimo, que vivía al lado del teatro, subió un momento a ver a Mercedes, su mujer, que la tarde anterior –tres de marzo– había dado a luz a su segunda hija, Pilar. 35
Además, el 20 de abril se aprobó la ley que amnistiaba a todos los implicados en la «sanjurjada» y, a los pocos días, Lerroux dimitió y asumió la presidencia del Gobierno Ricardo Samper.
Aunque la financiación de FE-JONS seguía llegando a través de los alfonsinos, e incluso ya se había creado la Sección Femenina, 36 el partido no conseguía afianzarse como fuerza política. Es más, se había organizado en milicias, protagonizaba enfrentamientos violentos con los socialistas y el Gobierno había cerrado temporalmente los centros falangistas y sus órganos de prensa. Todos estos problemas y las discrepancias con la estrategia política de la formación estaban originando las primeras disensiones dentro del partido. Este fue el motivo por el que se convocó el I Consejo Nacional de FE-JONS para el 5 de octubre en el palacete de la madrileña calle Marqués de Riscal. Aquel día, además, Lerroux volvió a formar gobierno, incluyendo en él a tres ministros de la CEDA, se rebeló el Gobierno de la Generalitat de Cataluña y estalló la huelga general revolucionaria en Asturias. El día 6, José Antonio fue proclamado jefe nacional de FE-JONS y, por la noche, el general Domingo Batet dominó la revuelta catalana y provocó la rendición de la Generalitat, al final de la cual hubo cuarenta y seis víctimas mortales. En Madrid, el día 7 los falangistas salieron del palacete del Marqués de Riscal y, con una pancarta y la bandera nacional tricolor, se fue formando una manifestación espontánea que desembocó en el Ministerio de la Gobernación. Allí José Antonio se reunió con Lerroux, le ofreció su apoyo y le pidió armamento, a lo que este último se negó. José Antonio se subió a unos andamios y pronunció unas palabras de agradecimiento al Gobierno por la actuación en Cataluña, una actuación que se prolongó con la detención de Manuel Azaña, el día 9 de octubre, en Barcelona. Azaña permaneció en un buque prisión hasta el 28 de diciembre, acusado del delito de rebelión, aunque fue liberado por el Tribunal Supremo en esa misma fecha. La cuestión catalana se zanjó, el 14 de diciembre de 1934, con la suspensión del Estatuto de Cataluña. La huelga general asturiana, que había empezado la noche del 5 al 6 de octubre, se desarrolló de manera muy diferente a como había acontecido en Cataluña. Para acabar con ella, el Gobierno recurrió a la Legión y a los Regulares de Marruecos, poniendo al frente de todas las operaciones al general Francisco Franco. El 18 de octubre se rindió el comité revolucionario. Hubo 34 víctimas de la violencia revolucionaria, unas 1.100 ejecuciones sumarias bajo la ley marcial y unos 300 muertos entre las fuerzas de seguridad y del ejército. 37
Dadas las circunstancias excepcionales por las que había pasado España recientemente, Ramiro Ledesma consideraba que había llegado el momento de tomar el poder por las armas, pero José Antonio se oponía. Al mismo tiempo, el programa político de FE-JONS tomó forma definitiva en los «27 puntos». 38 En él se incluía la definición de España como una «unidad de destino en lo universal», se afirmaban los conceptos de patria e imperio y se fijaba como objetivo la anulación de la Constitución republicana y la lucha contra el «separatismo». En manos de un ejército fuerte y numeroso estaría la consecución del imperio español; el Estado sería totalitario, se abolirían los partidos políticos y el Parlamento y los órganos de representación de los españoles serían la familia, el municipio y el sindicato. El Estado sería, en lo económico, nacionalsindicalista, y se organizaría en sindicatos verticales, eliminando así la lucha de clases; el capitalismo y el marxismo serían los enemigos que combatir; se haría compatible la propiedad privada con la nacionalización de la banca y los servicios públicos; el trabajo tendría consideración de derecho y deber, y se buscaría la potenciación del sector económico primario. El Estado y la Iglesia estarían separados, aunque se respetaría la tradición religiosa de España. Finalmente, la aspiración máxima de FE-JONS sería la revolución nacional.
Con el programa clarificado, FE-JONS se negó a sumarse al Bloque Nacional, liderado por José Calvo Sotelo, perdiendo así parte de su militancia derechista y primorriverista, y la financiación de los alfonsinos, que sí se habían sumado a este. Además, Ramiro Ledesma Ramos, en claro desacuerdo con la estrategia del partido, planteó su salida junto a otros miembros como Javier Martínez de Bedoya, que se mostraba hastiado del servilismo y del señoritismo de la Falange madrileña. José Antonio acabó expulsándolos. Onésimo Redondo prefirió consultar a las JONS de Valladolid, avanzando que, fuera cual fuera la decisión del grupo vallisoletano, él la secundaría. 39 El 15 de enero se dio publicidad a la escisión, pero Onésimo permaneció a las órdenes de José Antonio.
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