El otro grupo fascista aparecido en Bilbao con anterioridad a la constitución de Falange fue las JONS. Diversos indicios, como el hecho de que en julio de 1933 las autoridades dispusiesen el cierre de sus locales o que en las rememoraciones de época franquista se hablase de un núcleo previo a la fundación, nos conduce a pensar que ya había actividad de este partido con anterioridad a la fecha de su constitución oficial. 6 Esta tuvo lugar en octubre de 1933 en un edificio de Indauchu confiscado por el Gobierno republicano a los jesuitas (Arrarás, 1942: 314; Talón, 1988: 83). Entre los presentes se encontraban algunos futuros militantes de relieve de FE de las JONS, como los que ostentarían la Jefatura Provincial Felipe Sanz Paracuellos y Alberto Cobos, o la Jefatura de Milicias, como Zoilo Zuazagoitia. Los jonsistas bilbaínos, pese a su escaso número, mantuvieron un activismo considerable y protagonizaron algunos incidentes en los que tuvieron que intervenir las fuerzas de seguridad, principalmente derivados de sus actividades propagandísticas. 7
La fundación de Falange Española se produjo en Bilbao a finales de 1933, tras el acto fundacional del Teatro de La Comedia madrileño. En su aparición jugaron un papel destacado algunos jóvenes miembros de las familias más renombradas de la alta sociedad bilbaína, como es el caso de Vicente y José María Ybarra Bergé o de Ramón y Juan Antonio Ybarra Villabaso (Ybarra, 1941: 15). Patxo Unzueta (1990: 73-96) también abunda brevemente en esta cuestión en su pequeño y evocador Bilbao . La vida de FE en Bilbao fue muy limitada hasta su fusión con las JONS en febrero de 1934, como parece indicar la ausencia de referencias a la misma con anterioridad a ese momento. De hecho, ante la superioridad organizativa jonsista será Felipe Sanz Paracuellos, el líder de las JONS bilbaínas, el que ocupará la Jefatura Provincial de FE y de las JONS tras la fusión de ambas organizaciones, y esta situación de un antiguo jonsista al frente del partido fascista unificado se reeditaría con la jefatura de Alberto Cobos en 1935.
Por su parte, Guipúzcoa es la provincia en la que las referencias a grupos fascistas organizados son más tardías. No hemos localizado indicios coherentes de la existencia de las JONS, y los primeros comentarios consistentes de una actividad falangista organizada datan de 1934. A pesar de ello, existen indicios fragmentarios que apuntan a que FE funcionaba ya en Guipúzcoa a finales de 1933 tras su fundación a nivel nacional (Loyarte, 1944: 313-314; Ledesma Ramos, 1968: 182). El núcleo fundador de FE estaba articulado en torno al arquitecto donostiarra José Manuel Aizpurúa, jefe provincial, jefe nacional de prensa y propaganda, consejero nacional y amigo personal de José Antonio Primo de Rivera. La Falange guipuzcoana tuvo un componente intelectual del que carecieron sus homólogas alavesa y vizcaína. Se encontraba íntimamente relacionada con la sociedad artísticocultural GU, punto focal del momento de renovación artística y cultural que estaba experimentando San Sebastián. En ella colaboraban destacados elementos de la escena artística de la ciudad, como el propio Aizpurúa, el pintor y el compositor, también falangistas, Juan Cabanas y Juan Tellería, el pintor Jesús Olasagasti, o el arquitecto y pintor Eduardo Lagarde. En sus locales se acercaron las corrientes intelectuales y artísticas de la vanguardia europea a San Sebastián con conferencias y recitales de personalidades como Federico García Lorca, Max Aub, Pablo Picasso o Ernesto Giménez Caballero. La senda que condujo a parte de este núcleo falangista se interrelacionaba estrechamente con la búsqueda de nuevos vocabularios y planteamientos artísticos adecuados para expresar la potencialidad de la nueva sociedad, del nuevo tiempo que estaba naciendo. En este sentido, la radicalidad de los planteamientos palingenésicos fascistas y la estrecha interrelación que planteaba entre estética y política resultaron sumamente atractivos para estos jóvenes que encontraron en el fascismo el nuevo vocabulario político con el que escribir la época de renacimiento y creación que ya estaba alboreando.
La primera noticia que poseemos que hace referencia a la actividad de Falange data del día 7 septiembre de 1934, cuando un grupo de jóvenes falangistas donostiarras bajo la supervisión de Manuel Carrión, jefe local, se dedicó al reparto de octavillas propagandísticas en la playa de Ondarreta. El acto acabó degenerando en violencia cuando otro grupo de jóvenes de filiación nacionalista y comunista intentó impedírselo, y se saldó con varios heridos y detenidos. 8 Este hecho daría lugar, a su vez, al único caso que conocemos de la espiral asesinato-represalia en que participó Falange en todo el País Vasco, manteniendo una dinámica en relación con el ejercicio de la violencia discordante de la que encontramos en otras zonas del país en las que Falange jugó un papel clave en la degradación del orden público y de la convivencia política. Con excepción de este incidente, la Falange guipuzcoana mantuvo durante el año 1934 una actividad bastante limitada y dirigida principalmente a su consolidación. Fruto de estos esfuerzos iniciales tuvo lugar la constitución oficial de FE de las JONS y la inauguración de sus locales en la calle Garibay donostiarra con asistencia de José Antonio Primo de Rivera en enero de 1935. 9
Durante los primeros meses de vida de FE en el País Vasco su situación fue bastante precaria y en buena medida transcurrió por los mismos cauces que la organización a nivel nacional. Canalizó su crecimiento sobre la base de organizaciones anteriores, ya fuese mediante la atracción de afiliados de otras organizaciones, como en el caso del PNE, o mediante su integración orgánica, como en el de las JONS; se movió en una situación de penuria económica que se reflejaba en la dificultad para acceder a unos locales propios y explicaba que las primeras reuniones se produjesen en cafés y dependencias propiedad de alguno de los miembros; y hubo de hacer frente a la hostilidad de la izquierda y de las organizaciones obreras que lanzaron una intensa campaña antifascista. 10 La más mínima actividad falangista, que en las provincias vascas no podía tener más que una pequeña incidencia, provocaba que la prensa izquierdista y los órganos de expresión de las organizaciones sindicales publicasen numerosas notas en las que se alertaba de la llegada del peligro fascista . Ya hemos visto cómo en Vitoria el PCE realizó un llamamiento a la creación de milicias antifascistas tras el reparto del manifiesto vitoriano, campaña que proseguiría pese a las escasas muestras de actividad falangista en Álava, amenazando, por ejemplo, con convocar una huelga general cuando los falangistas vitorianos sopesaron la organización de un mitin en Vitoria en marzo de 1934. 11 En Vizcaya las primeras actuaciones fascistas fueron recibidas con llamamientos a la unidad por parte de la izquierda y advertencias sobre la supuesta connivencia con las fuerzas policiales. 12 En mayo de 1935 el PC de Euzkadi hacía un llamamiento antifascista como reacción al asesinato de un vendedor de periódicos que imputaba a Falange. 13 Cualquier actividad que pudiese remitir a fascismo era recibida con abierta hostilidad y así, en enero de 1934, con motivo de una conferencia del conocido orador Federico García Sanchiz, se produjeron serios altercados en Bilbao y sus alrededores. El literato Juan Antonio de Zunzunegui y su acompañante, el médico de Santurce Bruno Alegría, fueron agredidos en la estación de tren de Portugalete cuando regresaban de ver la charla al grito de «¡Muera el fascismo!». 14 En el caso guipuzcoano las cosas fueron más lejos.
Dos días después del reparto de octavillas en la playa de Ondarreta, el diario nacionalista El Día publicó una nota entre amenazante y premonitoria:
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