FAMILIA, DERECHO Y RELIGIÓN
FRANCISCO ANTONIO CEBRIÁN Y VALDA (1734-1820)
Ramon Aznar i Garcia
UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
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© Del texto: Ramon Aznar i Garcia, 2008
© De esta edición: Universitat de València, 2008
Coordinación editorial: Maite Simón
Fotocomposición y maquetación: Inmaculada Mesa
Cubierta:
Imagen: Posesión del Convto de S. Miguel de S. Felipe (1814), de Vicente López
Reial Monestir de Santa Maria del Puig. Colección del Museo San Pío V de Valencia
Fotografía: Juan Hernando Serra
Diseño: Celso Hernández de la Figuera
Corrección: Communico, C.B.
ISBN: 978-84-370-6979-1
Depósito legal: V-2158-2008
Diseño y maquetación de ePub: produccioneditorial.com
A Pilar
El historiador tiene siempre ante sí individuos insertos en grupos, grupos en los que se produce la acción de los individuos. Sin darse cuenta de cómo esa interacción se constituye, sin desentrañar la relación dialéctica entre individuo y comunidad, el historiador no puede comprender nada de lo que contempla.
J. A. MARAVALL
Índice
PORTADA
Portada interior FAMILIA, DERECHO Y RELIGIÓN FRANCISCO ANTONIO CEBRIÁN Y VALDA (1734-1820) Ramon Aznar i Garcia UNIVERSITAT DE VALÈNCIA
Créditos
Dedicatoria A Pilar El historiador tiene siempre ante sí individuos insertos en grupos, grupos en los que se produce la acción de los individuos. Sin darse cuenta de cómo esa interacción se constituye, sin desentrañar la relación dialéctica entre individuo y comunidad, el historiador no puede comprender nada de lo que contempla. J. A. MARAVALL
Índice Índice PORTADA Portada interior FAMILIA, DERECHO Y RELIGIÓN FRANCISCO ANTONIO CEBRIÁN Y VALDA (1734-1820) Ramon Aznar i Garcia UNIVERSITAT DE VALÈNCIA Créditos Dedicatoria A Pilar El historiador tiene siempre ante sí individuos insertos en grupos, grupos en los que se produce la acción de los individuos. Sin darse cuenta de cómo esa interacción se constituye, sin desentrañar la relación dialéctica entre individuo y comunidad, el historiador no puede comprender nada de lo que contempla. J. A. MARAVALL Índice INTRODUCCIÓN FONDOS CONSULTADOS I. LA FAMILIA CEBRIÁN AL SERVICIO DE LOS AUSTRIAS EN LAS FILAS BORBÓNICAS II. EN LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA ESTUDIANTE Y CATEDRÁTICO DE INSTITUTA RECTOR DE LA UNIVERSIDAD III. CANÓNIGO DE LA CATEDRAL DE VALENCIA IV. OBISPO DE ORIHUELA LA GUERRA DEL FRANCÉS EL DICTAMEN A LAS CORTES LOS AÑOS DE CÁDIZ V. PATRIARCA DE INDIAS Y CARDENAL APÉNDICES
INTRODUCCIÓN
FONDOS CONSULTADOS
I. LA FAMILIA CEBRIÁN
AL SERVICIO DE LOS AUSTRIAS
EN LAS FILAS BORBÓNICAS
II. EN LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA
ESTUDIANTE Y CATEDRÁTICO DE INSTITUTA
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD
III. CANÓNIGO DE LA CATEDRAL DE VALENCIA
IV. OBISPO DE ORIHUELA
LA GUERRA DEL FRANCÉS
EL DICTAMEN A LAS CORTES
LOS AÑOS DE CÁDIZ
V. PATRIARCA DE INDIAS Y CARDENAL
APÉNDICES
INTRODUCCIÓN
Una biografía no tiene por qué referirse a una persona importante 1y puede, en cambio, presentarnos un rastro vital del que apenas se conserva el recuerdo. Éste es uno de esos casos. Tras su muerte, la memoria de Francisco Antonio Cebrián y Valda quedó en buena medida cancelada; seguramente, porque sostuvo un orden político impugnado, o porque, siendo universitario, dejó una corta producción escrita; también, debido al auge de ciertos modos de hacer historia. 2Pero el historiador trabaja donde habita el olvido y, por razón de oficio, sabe que la palabra puede reunir lo disperso, aclarar lo confuso y devolver el sentido. Poco importa el aura de éxito –o la sombra de mediocridad– que envuelva al personaje estudiado. De lo que se trata es de atinar en el afán de comprensión, de hacer inteligible aquello que antes no lo era.
El presente estudio se enmarca en lo que se ha dado en llamar crisis del Antiguo Régimen. En los dominios del rey católico, la contemporaneidad iba a estrenarse trabajosamente en abierto conflicto con la noción de persona vigente durante siglos; nuevos valores, nuevas ideas fueron transformando lentamente la relación del hombre con su medio. Una antropología extraña –por individualista y utilitaria– se hacía presente en Europa e iba a plantear una redefinición de todas las esferas de la vida en común: la religión, la familia, la política, el derecho... En este punto de confluencia entre dos océanos culturales hubieron de navegar quienes vivieron en el tránsito del siglo XVIII al XIX. De aquí nace la dificultad de pensar adecuadamente sus conductas y sus contextos. 3Y es que, como se sabe, la correcta interpretación de las palabras y los actos del pasado constituye el núcleo del quehacer del historiador, quien no debe olvidar que sus categorías hermenéuticas no son universales, ni permanentes, sino relativas y transitorias.
Durante el Medievo y la Modernidad, los derechos de la persona no eran de carácter autorreferencial; para gozar de ellos, en modo alguno bastaba con ser, había que pertenecer; hallaban su fundamento no en el individuo, sino en las comunidades en las que éste se insertaba. La religión, la familia, el sexo, el estamento, el gremio o la tierra definían la identidad de los sujetos, quienes por naturaleza –y no en virtud de pacto alguno– vivían en común. 4Ya Aristóteles se había referido a ello y, en parte, su antropología fue acogida por la civilización cristiana. Por otro lado, el buen orden político, a la manera de un cuerpo, se cifraba en la armónica interacción entre sus distintos miembros. La interdependencia y la discriminación sostenían un edificio social que no se cimentaba en nuestros conceptos de libertad e igualdad. 5Desde esta perspectiva, resulta fácil comprender hasta qué punto ha sido necesaria la remisión a los orígenes familiares de Francisco Antonio Cebrián; sólo ubicándolo entre los suyos ha sido posible aproximarse a sus pautas de conducta. 6A lo dicho hay que añadir la dificultad que entraña valorar ponderadamente la vida de un eclesiástico en los años de la Modernidad. Y no sólo por razones de carácter cultural –que son muchas y de enorme calado–, sino también porque no puede obviarse hasta qué punto religión y política se mantenían unidas. 7
Por otro lado, la significación historiográfica de un sujeto difícilmente puede trazarse sin una adecuada contextualización. En el caso que nos ocupa, diversas han sido las épocas a las que me he debido referir: la madurez del régimen municipal foral valenciano, la Guerra de Sucesión, la nueva planta borbónica, las consecuencias de la política regalista en los ámbitos eclesiástico y universitario, las guerras napoleónicas, el proceso constituyente de Cádiz y, en fin, la restauración fernandina. La documentación de archivo ha constituido un elemento básico en la factura de estas páginas. Los registros sacramentales o Quinque libri han permitido seguir algunos rastros vitales. Los memoriales genealógicos suscitan desconfianza; no siempre fidedignos, sí corren interesados tras la consecución de gracias y mercedes. Los protocolos notariales han suministrado información de carácter íntimo, privado; de entre todas, ésta ha sido la fuente documental más cercana al umbral de lo cotidiano. Por su parte, las actas de las instituciones (ayuntamiento, universidad o cabildo eclesiástico) muestran cómo acogen dinámicas e intereses no siempre corporativos, sino también familiares. En fin, la documentación burocrática –regia y vaticana– ha resultado indispensable para conocer la carrera de cargos y honores.
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