1 ...7 8 9 11 12 13 ...23 Hace más de diez años, nuestro principal propósito se basa en poder ofrecer una calidad de atención a nuestros pacientes, ya que lo ético y eficaz realmente es adaptar cada técnica a cada paciente o familia, con un estilo propio. Con el objeto de lograr una mayor profesionalización de la práctica de la psicología clínica en España, así como de avalar la eficacia de nuestros procedimientos de trabajo, establecimos un protocolo de actuación, a partir del cual registramos y analizamos la evolución de los tratamientos llevados a cabo mediante una metodología de trabajo 2 concreta, basada en el modelo SER (Sistémico - Emocional - Relacional).
La psicoterapia emocional sistémica (PES) se caracteriza por ser un enfoque desde una perspectiva holística e integradora, basada en ayudar a los sistemas a buscar el equilibrio, desde una causalidad circular, buscando patrones actuales que mejoren las relaciones con los diferentes sistemas que rodean al paciente, sin estigmatizar ni buscar la raíz del problema. Para una mayor comprensión del síntoma, incorpora los mecanismos cerebrales implicados en los estados emocionales subyacentes a la conducta, para poder generar los cambios que permitan un bienestar al paciente estable, profundo y permanente.
Inicialmente, la psicoterapia emocional sistémica tiene sus orígenes en el ámbito de intervención infantojuvenil, donde, desde hace más de diez años, creamos el modelo SER (Sistémico-Emocional-Relacional), presentado en varios congresos 3 y publicado en el libro La danza de las emociones familiares 4 , donde, con el paso de los años, se ha ido adaptando al ámbito de intervención con adultos, así como a la neuropsicología clínica infantojuvenil.
Actualmente, constituida como escuela, la psicoterapia emocional sistémicano deja de ser un modelo de terapia integradora, con una clara e indudable influencia de la terapia familiar sistémica. Basada en unos postulados de no patologizar, adaptados a la sociedad actual, a los nuevos modelos familiares, y que posibilitan evaluar la organización familiar, con una clara influencia humanista y de la neurociencia afectiva, así como de los factores relacionales de origen psicodinámico.
2. Factores sociales que han influido en la necesidad de un nuevo abordaje de la psicoterapia
Solo se ve bien a través del corazón.
(El Principito)
La crisis económica que azotó nuestra sociedad hace ya más de diez años ha dejado profundas cicatrices en nuestro país, a pesar de la recuperación en algunos aspectos, inevitablemente ha tenido una repercusión en nuestro estilo de vida, nuestra salud mental, así como en nuestra manera de ejercer la psicoterapia y de vincularnos 5 . Asimismo, son muchos los avances que han revolucionado nuestro modo de vida, principalmente la tecnología, la ciencia, la innovación…, lo que ha permitido mayores progresos en algunos ámbitos y la promesa de una mayor calidad de vida para nuestra sociedad. Algunos de estos avances, de manera paradójica a su objetivo de mejorar nuestro bienestar, han generado un «individualismo autosuficiente», un «consumismo identitario» y un «reconocimiento social», a través de lo virtual, con enormes riesgos para nuestra salud emocional.
A su vez, hay otras áreas que han experimentado menos avances, como el medio ambiente, la alimentación, o incluso la educación. Donde, al margen de las numerosas leyes educativas que se han ido aprobando, ha permanecido, en muchos casos, una educación tradicional, basada más en enseñar que en aprender, en la cual se fomenta la repetición de conceptos más que la reflexión o pensamiento crítico, y en la que el profesor sigue siendo el protagonista del aula, y no sus alumnos, como ya en los años setenta proponía Jean Piaget 6 . Asimismo, los ritmos de vida frenéticos, la falta de conciliación de nuestra vida laboral y familiar, la falta de políticas sociales que protejan a la familia y a la infancia están perjudicando nuestra supuesta «sociedad de bienestar», y cada vez son más los casos de menores que acuden a consulta con una sintomatología de «orfandad emocional» como consecuencia de la falta de presencia emocional de sus cuidadores primarios.
Niña de 7 años que acude a consulta después de haber pasado por diversos especialistas como consecuencia de molestias gastrointestinales, sin encontrar una causa aparente. Derivada desde Atención Primaria a nuestro centro para descartar aspectos psicológicos. En la historia clínica con los padres detectamos que, de manera habitual, a las 7:30 a. m. la recoge la ruta escolar y, después de estar en «los desayunos del cole» y tras una jornada escolar de 8 horas, realiza varias actividades extraescolares, con lo que llega a casa, la mayoría de los días, a las 19:30 horas. Después, entre deberes, baño y cena, pasaba con su madre una media de 30 minutos al día y al padre no lo veía la mayoría de los días entre semana.
En etapas del ciclo vital tan tempranas, donde metafóricamente la infancia es el abrigo que te evita pasar frío el resto de su vida, y por ello son tan importantes los cuidadores primarios: para afianzar un apego seguro, reforzar la autoestima, la comunicación y poder contar con un espacio de expresión emocional con sus referentes. Entonces, ¿cómo no podía resultar necesario para esta niña pasar más tiempo con sus padres? Ya que las visitas a especialistas y la preocupación de la madre implicaban para la menor poder disfrutar de más tiempo con ella. Nos planteamos, como hipótesis circular inicial, que el síntoma podía estar reforzando las necesidades afectivas no cubiertas de la paciente identificada.
Es cierto que, los cambios en las familias han sido más profundos y convulsivos en los últimos 40 años que en los últimos 20 siglos. Ha evolucionado enormemente la institución familiar, desde la heterogeneidad de los modelos familiares actuales 7 , así como sus funciones y competencias, como el papel de la mujer en la familia y en la sociedad.
La ONU, en el año 2016, reconoce que la familia debería ser entendida «en un sentido amplio» e intenta abrir la puerta al reconocimiento de las parejas compuestas por personas del mismo sexo en el derecho y la política internacional. Es cierto que «no hay una definición de familia según las normas del derecho humano internacional», de acuerdo con un informe sobre la «protección de la familia» elaborado por la ONU. Pero entendemos la familia como la institución vertebral donde se han producido, desde la entrada de la segunda mitad del siglo xx, inmensos cambios. Se han renovado los modelos de familia y roles familiares más tradicionales, que responsabilizaban a la madre del equilibrio afectivo del niño y la responsabilidad educativa, Freud (1923) y Spitz (1953). Surgen nuevas ideologías y valores en lo que se refiere al rol de la mujer, madre, esposa, hija, hermana, amiga…, gracias a los movimientos sociales a favor de la perspectiva de género, con una concepción epistemológica de la mirada del género y sus relaciones de poder.
Actualmente, las mujeres españolas se encuentran entre las que menos hijos tienen en el mundo, con 1,33 hijos por mujer, según el INE 8 de 2017, donde se indica que el 44,5 % de los nacidos son de madre no casada y que las mujeres tienen su primer hijo con más de 30 años (31,9, según el INE de 2017). La falta de estabilidad laboral, las dificultades en la conciliación familiar y cambio de valores en nuestra sociedad han generado este tipo de transformaciones en la organización familiar.
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