Por otro lado, si decides no comer el helado o esperar demasiado, este se acaba derritiendo y te quedas sin saborearlo del todo. Si consideras la vida como un rico helado, deberías saber cómo comértela para disfrutarla mejor. Porque la vida dura poco. La vida dura apenas un rato.
El problema es que a veces no se tiene el valor para decir: «Es mi vida, vive tú la tuya y a mí déjame en paz». Cada uno sabe cuál es la mejor manera de vivir su vida, pero pocos tienen el valor para hacerlo. Y cuando se dan cuenta de que no están viviendo la vida que quieren vivir, son menos los que tienen el valor de cambiarla. Si en algún momento te sientes presionado para hacer algo que sabes que no te va a dejar vivir tu vida como tú quieres piensa en tu rico helado. No confundas comer el helado como tú quieras con no escuchar a la gente que te quiere, que tiene más experiencia y que quiere lo mejor para ti. Hay que saber hilar muy fino para tomar lo mejor de uno mismo, de los demás y decidir qué hacer, pero siempre siendo fiel a uno mismo y respetándose.
A través de estas páginas quiero hacerte pensar y evitar que te dejes arrastrar por la vida. O por lo que otros te digan que debes hacer; no te vendas barato. Cambia. Quiero que no tengas miedo al cambio, a cambiar para mejorar.
Deseo que te plantees los temas descritos en estos capítulos y que saques tus propias conclusiones. No solo quiero que leas este libro, también quiero que te ayude a pensar.
A medida que leas, detente y piensa en los temas que se plantean, en cómo te afectan y en si estás de acuerdo o no. Concédete un minuto después de terminar cada capítulo para llegar a tus propias conclusiones. Escríbelas en un papel si quieres. Apunta aquellos temas de los que no estés muy convencido y, cuando tengas tiempo, recapacita sobre ellos. Como verás, son muchos los conceptos que aquí se mencionan. Y todos están interrelacionados.
También he incorporado historias reales de aquellas personas que he conocido a lo largo de mi vida, aunque con nombres inventados. Todas las historias que relato incluyen un mensaje al que me gustaría que tú mismo le dieses sentido.
Puedes debatir conmigo todos los conceptos, ideas y comentarios que se plantean en este libro. Si mientras lees hay algo que te llama la atención y que te gustaría desarrollar más, te invito a que contactes conmigo a través de las redes sociales y podamos hablarlo. No solo conmigo, sino con el resto de lectores también y, así, conseguiremos llegar a conclusiones que puedan ser útiles para más personas. Me gustaría aprender más de la gente y me gustaría aprender más de ti, saber lo que piensas. Así que no dudes en ponerte en contacto conmigo a través de mi cuenta de Instagram: @marcomeana y de Twitter: @MarcMML; estas son las dos redes que más utilizo. Esperaré impaciente tu mensaje. Buscaré la manera de crear una comunidad en la que se planteen y se discutan conceptos para intentar dar soluciones a problemas no resueltos y buscar mejoras a lo establecido. Creo que si todos conseguimos llegar a diferentes conclusiones y las complementamos unas con otras podremos sacar algo en claro.
Mi objetivo es crear una comunidad de personas críticas que no se conformen con lo establecido y que intenten mejorar aquello que afecta sus vidas. Siempre con templanza, sentido, lógica, respeto y orden.
Y, después de esta introducción, comencemos.
2
CÓMO CONSEGUIR
EL TRABAJO DE TUS SUEÑOS
El otro día, mientras veía un partido de fútbol con un grupo de amigos en un bar de la City en Londres, un amigo mío, banquero, con un puesto elevado en el organigrama del banco, me comentó: «Me parece alucinante que tengamos solo estos pequeños momentos para disfrutar de nuestro día. Que nos pasemos todo el día trabajando, resolviendo problemas que solo a la gente que está por encima de nosotros les interesan y que el tiempo que tengamos para nosotros sea solo tomar unas cervezas en lo que dura un partido de futbol».
¿Quién ha dicho que tenga que ser así? ¿Por qué pensamos que lo mejor es quedar bien delante de nuestros jefes día tras día? Piénsalo no desde un punto de vista profesional, sino desde el punto de vista de la vida. Mi respuesta fue: «Cambia».
Mi amigo me estaba dando claras señales de que necesitaba un cambio profesional urgente y dejar de tirar por la borda tiempo de su vida.
Después de ese, día estuve pensando en ello durante muchas semanas e intentando encontrar la mejor manera de añadirlo a este capítulo. La respuesta la encontré en la estructura de nuestra sociedad. Una sociedad que sigue manteniendo un sistema educativo anticuado da lugar al desarrollo de una mentalidad negativa respecto de las ocupaciones de las personas. ¿Por qué? Porque te empuja a trabajar en algo que no te gusta y para lo que no has nacido. La mentalidad de mi amigo estaba manipulada y su YO auténtico se quejaba mientras su YO manipulado le empujaba todos los días a hacer algo obligado por la sociedad y por la educación recibida. Y ese comentario se lo oirás a la mayoría de las personas que desempeñan un trabajo que la sociedad les ha dicho que es el correcto. Y no es su culpa. Desafortunadamente, no podemos elegir qué sistema educativo nos imponen al nacer.
El sistema educativo sigue un modelo anticuado porque está diseñado para una sociedad anterior a nuestros tiempos. El sistema educativo sigue igual desde hace decenas de años. Se diseñó para sostener a las industrias y empresas del pasado, empresas cuyo poder va disminuyendo poco a poco con el paso del tiempo, mientras que surgen nuevas y renovadas empresas. Estas nuevas industrias y tecnologías están creciendo de una manera imparable dando forma a la sociedad y economía del futuro y necesitan que las nuevas generaciones se adapten a sus prácticas empresariales.
El proceso educativo que yo seguí es el mismo que el de mis padres y abuelos. ¿Cómo puede ser? De verdad creo que tiene que evolucionar y adaptarse a la realidad presente. La tecnología está haciendo que el mundo mejore y progrese de forma muy rápida y las nuevas generaciones tienen el derecho de aprender de la manera más adecuada y eficiente, con el fin de afrontar esos cambios, desde el comienzo de su proceso educativo. Las empresas evolucionan a un ritmo vertiginoso, y trabajan en nuevos procesos para que vivir sea más fácil y eficiente. Tenemos que crear una educación que vaya al mismo ritmo que el sistema empresarial. Si enseñamos a los niños cosas relevantes que les sean útiles desde el comienzo, tendrán más armas para enfrentarse al mundo real cuando les llegue el momento, y serán más eficientes una vez empiecen su etapa laboral. Estarán más preparados a más temprana edad, por lo que ganarán tiempo. Soy partidario de eliminar contenido sin importancia del colegio y de hacer una reestructuración del plan educativo. Y también de incluir la educación financiera desde temprana edad, donde se enseñaría a gestionar de manera eficiente el dinero, inculcando a los alumnos los valores del trabajo, esfuerzo y su recompensa. También añadiría al proceso educativo más práctica que teoría. La teoría en muchas ocasiones se olvida a corto, medio o largo plazo, pero las experiencias de la práctica el cerebro las retiene con más facilidad.
Para que un país tenga una población crítica, fuerte e independiente se necesita proporcionar una educación adecuada a las generaciones más jóvenes. Los maestros deberían tener los puestos mejor remunerados de la sociedad. Los niveles de exigencia y formación para obtener un puesto de maestro deberían ser los más elevados.
Los maestros deben entender que tienen que proveer a sus alumnos con las armas necesarias para que puedan ser críticos con todo lo que pasa a su alrededor. El profesorado no debe inculcar ningún tipo de ideal a sus alumnos, su deber no es adoctrinar; su objetivo tiene que ser conseguir que sus alumnos tengan la capacidad de decidir por ellos mismos y conseguir que estén bien armados para no dejarse influir cuando son atacados por ideales populistas o extremistas que llevan a países a la ruina. Y para comprobarlo no hay más que estudiar la historia. Como dijo Aristóteles, solo una mente educada puede entender un pensamiento diferente al suyo sin necesidad de aceptarlo.
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