[39]Excelentes referencias a la perspectiva todavía unitaria que preside la aproximación a la realidad plural desde los distintos ámbitos de conocimiento en la Ilustración podemos encontrar en Jean Starobinski, Montesquieu, México, F.C.E., 1989, concretamente p. 49. Aludo también a este aspecto en mi trabajo «Las utopías civilizatorias del capitalismo pensado», en Historia y política. Ideas, procesos y movimientos sociales, n.º 4 (2002), pp. 209229, donde también me detengo en el valor moral como conductor de la significación de saberes tan aparentemente pragmáticos o utilitaristas como la economía política. Respecto a este último aspecto, Jesús Conill, «De Adam Smith al ‘imperialismo económico’», en Claves de Razón Práctica, n.º 66 (1996), pp. 52-56. En otro orden, pero insistiendo en la misma idea de la no diferenciación entre saberes y del fuerte componente moral de la ciencia, Juan Pimentel, Testigos del mundo: ciencia, literatura y viajes en la Ilustración, Madrid, Marcial Pons, 2003.
[40]El personaje puede ser considerado un trasunto de los dos autores, los hermanos José y Bernabé, constituyendo en este sentido una especie de «autorretrato» tal como Rousseau estableció en sus Confesiones. Al respecto, el clásico estudio de Jean Starobinski, Jean-Jacques Rousseau: la transparence et l’ obstacle, París, Plon, 1957; o el más reciente de Karl Weintraub, La formación de la individualidad. Autobiografía e historia, Madrid, Megazul-Endymion, 1993, concretamente «Jean Jacques Rousseau: el yo frente al mundo», pp. 455-515.
[41]Hay también en este comienzo un eco robinsoniano evidente. A fin de cuentas, como demostró hace ya mucho tiempo Marx, toda la literatura dieciochesca está llena de eso que él llamó un tanto despectivamente «las robinsonadas dieciochescas», en Karl Marx, «Introducción» a los Elementos fundamentales para la crítica de la economía política: (borrador) 1857-1858, Madrid, Siglo XXI, 1972, vol. 1, pp. 3-4 (edic. de José Aricó, Miguel Muráis y Pedro Scarón). Respecto a las múltiples interpretaciones y lecturas del Robinson de Defoe, J. Pimentel, Testigos del mundo…, pp. 253-289.
[42]Archivo Histórico Nacional, Estado, Carlos III: «Índice de pruebas de los caballeros de la Real Orden de Carlos III», exp. n.º 1032. Años más tarde su hijo José, estando ya en Valencia, obtendría también la mención. Idem, exp. n.º 1039. Sobre la Orden de Carlos III, aparte del tradicional Vicente de Cadenas y Vicent, Extractos de los expedientes de caballeros de la Orden de Carlos III: 1771-1847, Madrid, 1979, se pueden consultar Jordi Moreta i Munujos, «Los caballeros de Carlos III. Aproximación social», en Hispania, (Madrid, 1981), pp. 409-421 y Enrique Villalba Pérez, «La Orden de Carlos III, ¿nobleza reformada?», en Carlos III y su siglo, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 1990, v. II, pp. 671-688.
[43]El dato en M. Artola, La Hacienda del Antiguo Régimen, Madrid, Alianza Editorial, 1982, p. 328, n.5.
[44]José Canga Argüelles, Suplemento al Diccionario de Hacienda con aplicación a España, Madrid, Imprenta de la viuda de Calero, 1840, voz «Soler, Excmo. Sr. Don Miguel Cayetano», p. 141 (cit. por la edición facsímil en Josep Fontana, La Hacienda en la Historia de España, 1700-1931, Madrid, Instituto de Estudios Fiscales, 1980).
[45]José Canga Argüelles, Diccionario de Hacienda con aplicación a España, voz «Secretarías de Estado», t. II, p. 488. Sobre el Departamento de la Balanza de Comercio o de Fomento, ídem, voz «Balanza de Comercio (Departamento de la), t. I, pp. 150-154. He trabajado con la segunda edición de esta conocida obra (Madrid, Imprenta de Don Marcelino Calero y Portocarrero, 1833-1834, 2 tomos). Existe, como se sabe, una edición facsímil, de 1968, del Instituto de Estudios Fiscales. También, de ese mismo año, la edición a cargo de Ángel de Huarte y Jáuregui en la B.A.E. (Madrid, Edit. Atlas, 1968), incompleta, ya que sólo se publicó un volumen, hasta la voz «Curtidos».
Una síntesis de la nueva concepción liberal de la hacienda tal como se deduce de Adam Smith en Enrique Fuentes Quintana, «Adam Smith y la Hacienda Pública», en Hacienda Pública Española, n.º 23 (1973), pp. 210-225. En general, sobre la recepción de Smith en España. Luis Perdices de Blas, «La riqueza de las naciones y los economistas españoles», en Enrique Fuentes Quintana (dir.), Economía y economistas españoles (vol. 4, La economía clásica), Barcelona, Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, 2000, pp. 269-303.
[46]«Memoria presentada al rey sobre la organización de la Secretaría del Despacho de Hacienda de España: la escribió de orden del Excmo. Sr. Don Miguel Cayetano Soler, don José Canga Argüelles. Madrid, 25 de enero de 1800», en Diccionario de Hacienda…, voz «Secretarías de Estado», t. II, pp. 485-498.
[47]Todos los informes y memorias en el Diccionario de Hacienda…, respectivamente en las voces «Anseáticas (Hanseáticas) (Ciudades)», «Amiens», «Levante (comercio de)», «Basilea», «Prusia», «Corta de palo en Campeche», «Consulados», «Comerciantes extranjeros en España», «Suecia (Tratado de comercio con España)», «Austria» y «Sajonia (relaciones mercantiles con España)». Antes de verter en el Diccionario todo este material, Canga lo utilizó para la elaboración del apéndice V, «Diplomacia comercial de España; o examen analítico de las relaciones mercantiles de España con las demás potencias», de su obra Elementos de la Ciencia de Hacienda, Londres, 1825 (cit. por la edic. de Fabián de Estapé, 1961). El seguimiento de éstos y otros trabajos de Canga Argüelles en su Diccionario, así como toda la serie de voces que directa o indirectamente tuvieron que ver con sus años al frente de la Contaduría General de Ejército de Valencia, confieren a aquella obra un sesgo casi autobiográfico notable desde el cual sería aconsejable una relectura que superase su mero carácter de repertorio hacendístico. Por otro lado, no son tanto los datos o informaciones concretas lo más relevante de este Diccionario, sino la capacidad que tuvo Canga de verter en él una gran parte de su peculiar saber teórico-práctico de profundas raíces ilustradas y que tan admirablemente uniría teoría económica, práctica hacendística y actividad administrativa. Respecto a su tratamiento realista y no doctrinario de las cuestiones de hacienda, aunque referido a una época posterior, Francisco Comín Comín, «Canga Argüelles: un planteamiento realista de la Hacienda liberal», en Enrique Fuentes Quintana (dir.), Economía y economistas españoles (vol. 4, La economía clásica), Barcelona, Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores, 2000, pp. 413-439.
[48]Ver Albert O. Hirschman, Las pasiones y los intereses. Argumentos políticos en favor del capitalismo previos a su triunfo, Barcelona, Península, 1999 (ed. original en inglés de 1977), especialmente pp. 79-85. Los criterios de sociabilidad nuevos que implica esta teoría, también en mi trabajo «Las utopías civilizatorias…», ya citado. Una de las formulaciones originarias en Montesquieu, Del espíritu de las leyes, Madrid, Tecnos, 1972 (ed. de E. Tierno Galván), concretamente en el libro XX dedicado a la relación leyes-economía, pp. 265 y sig. Desde otra perspectiva, plenamente liberal y en el contexto de su alegato antinapoleónico, Benjamín Constant, Del espíritu de conquista, Madrid, Tecnos, 1988 (estudio preliminar de M.ª Luisa Sánchez Mejía), pp. 9-62.
[49]El principio de «ley constitucional» está empleado aquí, lógicamente, en un sentido material de constitución. Ver Costantino Mortati, La constitución en sentido material, Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2001; O. Bruner, Nuevos caminos de la historia social y constitucional, Buenos Aires, Alfa, 1976; o C. Matteucci, Lo estato moderno, Bologna, Il Mulino, 1993, pp. 127-134. En general, para una superación del «absolutismo jurídico», en la línea de un Grossi o de un Brunner: Mauricio Fioravanti, Stato e costituzione. Materiali per una storia delle dottrine costituzionali, Turín, 1993.
Читать дальше