Psicopoética constituye una interlocución marcada vigorosamente por un tono impresionista . Una interlocución menos preocupada por la verdad esencial (y su constatación) que por las configuraciones de sentido emergentes en el encuentro. Una interlocución que se aparta del orden ideal e interventivo propio del pensamiento científico-profesional del complejo psicológico y se aproxima al contacto intuitivo y circunstancial en la producción de nuevas realidades intersubjetivas. Que genera percepciones y acciones con fuerza y viveza a partir de giros verbales que suponen un desvío de la norma. Una interlocución que transita de lo diurno-estable a lo nocturno-convulso, de lo duradero a lo fugaz, de lo trascendente a lo inmanente, del recurso lógico al ideograma inusitado, de lo textual a lo corporal, de lo lineal a lo diagramático, de la indiferencia a la conmoción, de la unidad a la pluralidad, de lo consonante a lo disonante. Una interlocución que descuida la observancia y aplicación (más o menos) rigurosa de procedimientos, tradiciones o pautas discursivas al hablar; así como la racionalidad conceptual estructurante de lo que se dice, para favorecer la producción intermitente de contenidos proteicos, sensibles e imaginativos. Los hablantes abordan en la conversación, desde su situación experiencial específica, unos u otros objetos en devenir que, sin embargo, paulatina o súbitamente, abandonan para trasladarse a otros territorios de sentido. Los acontecimientos emergen con mayor o menor aceleración, transicionalmente, desvaneciéndose a toda hora, reinventándose.
De este modo, psicopoética surge en el punto de contacto mismo que hay entre la idealidad de la expresión a compartir y su realización concreta, empírica, desordenada, imprevisible. O bien en el punto de contacto mismo que hay entre la comunicación perfecta de un planteamiento intacto y la ruidosa verbalización creativa que rompe dicho esfuerzo comunicativo. Es decir, en el punto de ruptura y reinvención que sufre la cadena de transmisión de lo expresado. Psicopoética vive en ese instante de la deformación, de la variación expresiva. Implica un proceso mediante el cual va perdiéndose cualquier austera concentración enunciativa para promover la fermentación agridulce de sentidos subjetivos más o menos dispersos en la interlocución. Un proceso en virtud del cual toda la clara racionalidad de lo dicho se ve afectada por el abigarramiento sensorial del cuerpo en el mundo. Psicopoética involucra, pues, los “dionisismos latentes bajo la luz apolínea”. 107
En psicopoética ocurre que la nave del diálogo que partió de un punto a otro parece regresar invirtiendo valores, traicionando su cometido original. Avanza retornando constantemente llena de fantasmas, locos, excluidos, herejes, salvajes, putas, muertos y olvidados. En los abatimientos de su ruta se impacta contra su propia idealidad. Propende al sabotaje de su propia estrategia discursiva. La nave vuelve sobre su propio mundo, pero es un retorno que no termina nunca. Regresa siempre, pero nunca llega al punto de partida, como si fuera un holandés errante , o un Ulises sin retorno , tal como sugiere Serres. En este sentido, psicopoética constituye un viaje extraordinario . ¿Qué significa esto? A partir de la reflexión del propio Serres 108intento ofrecer una respuesta: a) se trata de un viaje que acaece en el espacio simbólico, físico, cósmico o imaginativo y/o en un tiempo cualquiera, pasado, presente, futuro, ayer-mañana ; un recorrido que va de un punto dado a otro deseado , pero no ubicado con precisión; en consecuencia, su primer itinerario es generalmente circular: se busca un lugar no conocido; b) suele ser un viaje más o menos enciclopédico , porque recorre ciclos del saber ; implica y requiere conocimientos y experiencias previas, y c) deviene viaje iniciático porque rebasa la dimensión espacio-temporal y la condición enciclopédico-técnica para involucrar una condición apasionada y extraña; un interés por la imprevisibilidad, la risa y el asombro. De modo que si las prácticas dialógicas de la intervención profesional en las disciplinas vinculadas a la psicología promueven viajes ordinarios (esto es, viajes de interlocución de carácter diagnóstico, técnico, utilitario, reflexivo, normalizante o asistencial), psicopoética promueve viajes extraordinarios (esto es, viajes de interlocución de carácter estético, productivo, inútil, subversivo, imprudente, vivencial o entusiasta).
¿Y cómo llamar ese viaje detenido por pruebas y plagas, lluvia de sangre y nubes de langostas, travesía por el desierto y sorteo de pozos, aislamiento en alta montaña y traslado más allá de las aguas, ese viaje que termina con la contemplación deslumbrada del país prometido, vivificado por una red de venas líquidas y respirando la fortuna? 109
El diálogo interventivo remite a normas de realización y protocolo, a la economía expresiva, a la búsqueda de lucidez y claridad. Sus líneas de avance son la pertinencia, la relevancia, el ordenamiento de afirmaciones acorde a estrategia más o menos prefijada. Psicopoética, en cambio, remite a banquete gratuito: sexo, rito, danza, ceremonia, delirio, injuria, cromatismo, broma, festín, magia, muerte, tragicomedia, feria, tabaco, aullido, quebranto. Su lugar no será tanto la pulcra sala de reuniones, el consultorio, escritorio o diván para un análisis , sino la mesa junto a la fruta y el vino: los olores de la carne asada desbordándose por la ventana, la música, el llanto, la carcajada repentina en días y noches que huyen apresuradamente. Lo reitero: psicopoética nunca será objeto de una demostración experimental : no se puede “poner en funcionamiento” preparando para ello uno u otro dispositivo de trabajo. Tal vez resulte posible estimular ciertas condiciones de surgimiento, pero ello tampoco garantizaría nunca la emergencia controlada del diálogo psicopoético. Este aparece de pronto; acaece en formas insospechadas. Podemos, en todo caso, evocarlo, dejar que surja en su evanescencia; sobre todo en el momento de resistirnos, con expresiones desobedientes, a los embates normalizadores de la prescripción técnico-profesional de las disciplinas psicológicas.
En su reflexión sobre la noción de sentido , Luz María Martínez plantea una serie de argumentos afines a la posibilidad de una psicopoética, en cuanto interlocución que precisamente va de la significación hacia el sentido . 110En efecto, psicopoética, más que lograr soluciones o resultados, produce un enfoque propio respecto de lo planteado en ese diálogo y gana una u otra orientación según las coordenadas de movilidad instaladas en el encuentro. En su producción de sentido, psicopoética parece escapar a esas “palabras clave, únicas y bien cifradas, o esas frases perfectamente encadenadas que, razonadamente, nos proporcionan una significación inconfundible y nada ambigua” respecto de lo tratado en la interlocución. Se trata de un diálogo que implica menos esos “términos clavo” de la precisión y más esos otros “términos llave” 111que abren panoramas simbólicos e imaginativos de carácter alterno, es decir, plexos existenciales irrepetibles. La significación se relaciona con un momento de extensión propio del concepto, o bien de un diálogo conceptual; el sentido, en cambio, se relaciona con un momento de intensión propio del afecto, o bien de un diálogo afectivo o experiencial. Dos denominaciones podrán tener eventualmente la misma extensión, pero nunca la misma intensión. El sentido, por tanto, no queda circunscripto a su aspecto referencial o extensivo. Psicopoética implica una interlocución que se mueve constantemente de lo extensivo a lo intensivo; esto es, de lo discursivo a lo subjetivo, de lo social a lo personal, de la esencia a la existencia, del en-sí al para-sí , de la afirmación a la interrogación, del desencanto al reencantamiento, de la indiferencia a la diferencia. O bien, una interlocución que va de las palabras o expresiones que encajan a esas otras palabras o expresiones desencajantes , que rompen la estabilidad y la adecuación en un juego de contraefectos productivos. 112El sentido se produce en el diálogo psicopoético por la fisura subjetiva que se abre en el discurso codificado . Involucra la construcción de paradojas y expresiones defectuosas en su congruencia significativa que, sin embargo, generan en su extravagancia y carácter contradictorio la posibilidad de nuevos horizontes de relación. Se trata de configuraciones que involucran la mezcla de elementos materiales contextuales y heterogéneos que permiten replantear situacionalmente los órdenes de enunciación establecidos. Porque, en todo caso, el sentido proviene de una incompletitud o desajuste radical entre la palabra y la vida . 113Se afirma al tiempo que se niega, y tiene la modalidad del acontecimiento. Acaece en la articulación del saber y la experiencia viva. Psicopoética entonces presupone la designación plural e inacabada del mundo en términos de sentido. No avala resoluciones o respuestas únicas. Implica desesencialidad y carácter contingente. 114Pero, además, en su vinculación al sentido como ámbito más intenso que la estricta significación y como pensamiento crítico y como acción micropolítica, psicopoética involucra también, ineludiblemente a mi juicio, la dimensión abierta de la subjetividad.
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