1 ...7 8 9 11 12 13 ...20 La Iglesia se encuentra ante un gran reto, y no tenemos todas las respuestas 34. Por eso la pastoral significa que nos encontramos ante el arte del discernimiento de la acción de Dios, que se acerca y actúa en la vida de las personas y más allá de estas. Se trata de una presencia, la de Dios, que no debe ser fabricada, sino descubierta. Esta actitud es básica para nuestro enfoque de la misión y de la pastoral, y que dice mucho y bien del pueblo como sujeto misionero, otorgándole un gran protagonismo, no teórico, sino efectivo y sinodal. Este es el motivo por el cual el pueblo de Dios, con sus necesidades, sus heridas y sus esperanzas, afronta su horizonte propio, a saber, el deseo de desvelar la presencia de Dios en la historia de la humanidad como una referencia básica y esencial de la reflexión teológica de la visión de Francisco.
La Iglesia se posiciona en la historia a partir de la imagen de Jesús, que se arrodilla ante sus discípulos para lavar sus pies 35. Esta imagen se manifiesta como un lugar teológico real y simbólico en el cual toda autoridad es reinterpretada como un servicio, esto es, como capacidad de entregar la vida y darla a favor de la humanidad. En esa actitud de servicio entendemos lo que significa la esencia del bien común. El pueblo es llamado a realizar una elección de servicio que le aporte valor y que permita sentir que, sea quien sea el «el otro», será al futuro a quien debemos anunciar el Evangelio.
UNA IGLESIA MADRE DE MISERICORDIA
Y SAMARITANA
MARGARITA BOFARULL I BUÑUEL
Barcelona
1. La misericordia esencia del pontificado de Francisco
En la bula de convocatoria del Jubileo extraordinario de la misericordia, Misericordiae vultus, hallamos la afirmación que centra y resume la esencia del pontificado de Francisco, un pontificado marcado por la misericordia, apasionado por la misericordia, deseoso de misericordia, impulsor de misericordia:
La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia. Todo en su acción pastoral debería estar revestido por la ternura con la que se dirige a los creyentes; nada en su anuncio y en su testimonio hacia el mundo puede carecer de misericordia. La credibilidad de la Iglesia pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo 1.
Es claro el deseo, la petición y la convicción de Francisco para la Iglesia, y así lo expresa en otras innumerables ocasiones al terminar el Jubileo extraordinario en la carta apostólica Misericordia et misera:
La misericordia no puede ser un paréntesis en la vida de la Iglesia, sino que constituye su misma existencia, que manifiesta y hace tangible la verdad profunda del Evangelio. Todo se revela en la misericordia; todo se resuelve en el amor misericordioso del Padre 2.
2. Lema papal. La misericordia y la biografía de Francisco
Jorge Mario Bergoglio, el primer papa americano, jesuita argentino, nacido en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936, hijo de emigrantes piamonteses, invita a la Iglesia a lo que podríamos llamar «la gran revolución de la misericordia».
En la breve biografía del papa que hay en la web del Vaticano se puede leer, en referencia a la época en la que era arzobispo de Buenos Aires: «A sus sacerdotes siempre les ha recomendado misericordia, valentía apostólica y puertas abiertas a todos». Lo peor que puede suceder en la Iglesia, explicó en algunas circunstancias, «es aquello que De Lubac llama mundanidad espiritual, que significa ponerse a sí mismo en el centro» 3.
Misericordia y descentramiento del propio yo van íntimamente ligados, tanto conceptualmente como en la aportación teológica y pastoral del papa Francisco.
a) Lema papal «Miserando atque elegendo». Experiencia amorosa de Dios en la vida del joven de 17 años Jorge Mario Bergoglio
El escudo papal conserva a grandes rasgos el que era su escudo episcopal. El lema del papa Francisco, Miserando atque eligendo, proviene de las homilías de san Beda el Venerable, sacerdote que, comentando el episodio evangélico de la vocación de san Mateo, escribió: Vidit ergo Iesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi: «Sequere me». En la web oficial vaticana se explica:
Esta homilía es un homenaje a la misericordia divina y se reproduce en la Liturgia de las Horas de la fiesta de San Mateo. Reviste un significado particular en la vida y en el itinerario espiritual del papa. En efecto, en la fiesta de San Mateo del año 1953, el joven Jorge Bergoglio experimentó, a la edad de 17 años, de un modo del todo particular, la presencia amorosa de Dios en su vida. Después de una confesión, sintió su corazón tocado y advirtió la llegada de la misericordia de Dios, que, con mirada de tierno amor, le llamaba a la vida religiosa a ejemplo de san Ignacio de Loyola. Una vez elegido obispo, monseñor Bergoglio, en recuerdo de tal acontecimiento, que marcó los inicios de su total consagración a Dios en su Iglesia, decidió elegir, como lema y programa de vida, la expresión de san Beda Miserando atque eligendo, que también ha querido reproducir en su escudo pontificio 4.
Jorge Mario Bergoglio experimentó el amor misericordioso de Dios de tal modo que transformó toda su vida. Podríamos ver una similitud entre esta experiencia del joven Bergoglio con la de san Ignacio cerca del río Cardener. Son experiencias fundacionales que iluminan y sostienen el resto de la vida. La misericordia no es fruto de un acto voluntarista, sino de un encuentro, un encuentro que trastorna la vida, el encuentro con el amor de Dios, el encuentro con Jesucristo. La Iglesia solo puede ser misericordiosa si entra continuamente en el dinamismo del amor trinitario. Podemos amar porque Dios nos amó primero 5. «En toda la vida de la Iglesia debe manifestarse siempre que la iniciativa es de Dios, que “nos amó primero” (1 Jn 4,19)» 6.
b) Bergoglio jesuita. La espiritualidad ignaciana y la misericordia
En 1958, Bergoglio entró en el noviciado de la Compañía de Jesús. La espiritualidad ignaciana que conforma su vocación incide en su experiencia de misericordia y la despliega. Al final del libro de los Ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola, en la «Contemplación para alcanzar amor», leemos: «Primero conviene advertir en dos cosas: la primera es que el amor se debe poner más en las obras que en las palabras» 7. El amor no puede quedarse solo en palabras o deseos: debe traducirse en obras. No en vano hablamos de «obras de misericordia». Y esta experiencia de los Ejercicios va impregnando la vida de Bergoglio. El «buscar y encontrar a Dios en todas las cosas» ignaciano pasa por la experiencia de que podemos amar porque Dios nos amó primero, y este amor debe traducirse en obras. La «Contemplación para alcanzar amor» es un puente que posibilita ser contemplativo en la acción, deseoso de buscar y encontrar a Dios en el corazón de la vida: en todo amar y servir 8.
Una Iglesia madre de misericordia y samaritana es una Iglesia que ama, donde las obras verifican las palabras y proclaman «la Palabra». La Iglesia es samaritana porque la fe en Jesucristo, muerto y resucitado, comporta la invitación a dar la vida por amor, como lo hizo el mismo Jesucristo. No podemos decir que creemos en aquel a quien no confiesan nuestras obras.
Francisco, como buen jesuita –recordemos que la Compañía propagó por el mundo la devoción al Sagrado Corazón– se acerca a la misericordia desde el Corazón de Jesús, desde ese Corazón que es vida para la humanidad y que quiere la vida de todos.
El corazón de Jesús es el símbolo por excelencia de la misericordia de Dios. [...] En los evangelios encontramos diversas referencias al corazón de Jesús, por ejemplo, en el pasaje donde Cristo mismo dice: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón» (Mt 11,28-29). [...] Del corazón de Jesús, Cordero inmolado en la cruz, brota el perdón y la vida para todos los hombres. Pero la misericordia de Jesús no es solo un sentimiento, ¡es una fuerza que da vida, que resucita al hombre! 9
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