Los «Señores González »ubicaron su primera fábrica de papel en Cullera, que también incorporó, en 1879, la máquina continua. Posteriormente, «Hermanos González »establecieron una fábrica de papel en el camino de Penyarroja (Valencia) 55, en la que instalaron dos máquinas continuas y, además, incorporaron la máquina de vapor a finales del año 1884 56. Otras fábricas, ubicadas en La Ribera, iniciaron la fabricación de papel con máquinas planas. Desde los años 1881-2, Pedro Pascual explotaba una fábrica de papel continuo, en Algemesí, que fabricaba papeles de poco gramaje, sobre todo, papel de fumar aunque, progresivamente, cobró mayor importancia el papel de seda para envolver naranjas. La fábrica de papel de Villanueva de Castellón fue otra de las pioneras, como lo atestigua el Bailly-Bailliere de 1883, que describe una máquina continua de 2 metros de ancho, con secado a vapor, dedicada a la obtención de papel de estraza (a base de paja de arroz) y papel de imprimir. También en este año, «La Clariana »de Ontinyent instaló una máquina plana para obtener papel de seda.
En Alcoi, en el año 1884, se introdujo la máquina continua, después de un intento fallido en el año 1880. Cuatro años más tarde, se podían enumerar hasta cinco fábricas con máquinas de papel continuo, pero nueve seguían fabricando papel manual, en 45 tinas. La primera máquina continua se instaló en el molino de Eduardo Pascual pero, un año después, Jaime Tort adquirió otra. En 1888, cinco fábricas poseían máquinas continuas (Pascual, Tort, Francisco Moltó, Llácer y Gisbert Terol). A consecuencia de la mecanización, el papel de tina dejó de ser competitivo, lo que obligó a una inaplazable reconversión. Otras circunstancias vinieron a agravar la crisis del sector, en una coyuntura depresiva a nivel internacional. La prensa se hacía eco de los graves problemas del sector: “ El porvenir de Alcoy es muy triste; si volvemos la vista á las fábricas de papel, vemos que están cien veces peor que las de paños. Infinitos molinos se encuentran cerrados por ser nula completamente la exportación á América, que tanto papel consumía, así como también á diferentes puntos de la península. Otro tanto sucede con las demás industrias de fósforos, lana renaciente, etc., etc., con que cuenta nuestra población ”. 57
Las primeras máquinas implantadas en la Comunidad Valenciana fueron importadas del extranjero. Así, la instalada en Alborache había sido fabricada por Camile Mellinet de Nantes, mientras, en Alcoi, se compraron máquinas belgas (Dautrebande y Thiry de Huy) y alemanas (Z.G. Humbold Jr. de Chemultz). Sin embargo, «La Fundición Primitiva Valenciana » 58ya, por estos años, fabricaba máquinas continuas, como la incorporada por la fábrica de Penyarroja (Valencia) 59. En Alcoi, también surgieron empresas metalúrgicas capaces de fabricar este tipo de máquinas, como «Jorge Serra »o «Aznar Hermanos »que, al adaptarse a la demanda local, construyeron máquinas de menor anchura.
2.3.2. La máquina picardo o redonda
Ideada por el inglés Bramah entre 1797 y 1805, fue completada por Dickinson, quien la patentó en 1809. La máquina semicontinua o máquina redonda de tipo picardo permite elaborar un papel parecido al de barba o vitela. Esta máquina se basaba en un cilindro, recubierto de una tela metálica y dotado de un sistema de succión, que al moverse dentro de un depósito de pasta, formaba las hojas de papel que, a continuación, se transferían a un fieltro. En realidad, la máquina redonda sustituía al proceso realizado en la tina, manteniendo una calidad comparable al papel manual pero multiplicando por cuatro o cinco su productividad. La máquina picardo, menos costosa que la continua, se adaptaba bien a las posibilidades de las pequeñas fábricas. Gayoso ha subrayado la trascendencia de esta máquina semicontinua, hasta el punto que “ estas máquinas redondas han llegado en España hasta nuestros días, dedicadas a la fabricación de « papel de barba » y también del papel para filtros. Con formas redondas múltiples y secado por vapor, siguen empleándose en la fabricación de cartón ”. 60
La primera máquina picardo se instaló en Buñol en el año 1885, y había sido fabricada por la Sucursal barcelonesa de Lerme y Gatell 61. La obtención de papel de gran calidad había hecho posible la continuidad de la fabricación con tina, a pesar de la competencia creciente del papel logrado por la máquina continua; sin embargo, la máquina redonda dejará obsoleto el procedimiento manual, provocando su definitivo declive.
2.4. Los mercados del papel valenciano
El papel valenciano se exportaba por toda la península Ibérica y América, especialmente Cuba. No obstante, el grado de penetración en el mercado americano era restringido. Un artículo en prensa ponía de manifiesto sus limitaciones: “ En toda la República Argentina, sólo hay una fábrica de papel ( . . . ). Basta decir que sólo en Buenos Aires se publican más de veinte diarios de doble tamaño que el ordinario de los españoles. Hay además gran número de revistas semanales, quincenales y mensuales que suponen gran consumo de papel. Las fábricas de Francia y Bélgica suplen esas necesidades y hacen un brillante negocio. España sólo envía clases de escritorio y en pequeñas cantidades ”. 62
En los primeros años del siglo XX, el papel alcoyano llegaba a Cuba, Méjico, Brasil, Uruguay, Centroamérica, Egipto, Turquía, etc. y durante la Gran Guerra se hizo un esfuerzo especial, cara a los mercados mejicano, argentino y filipino.
III. El siglo XX: concentración y capitalización
En las últimas décadas del siglo XIX y primeras del nuevo siglo, numerosos molinos se vieron obligados a cerrar, generalmente, los más aislados y alejados de los mercados y aprovisionamiento de materias primas. Aunque los emplazamientos inadecuados no fueron el único inconveniente, también las exigencias de grandes inversiones de capital -el valor de las nuevas fábricas multiplicaba el de los viejos molinos- desbordó las posibilidades de muchos empresarios. Durante el proceso de mecanización, la actividad papelera concluyó en el 60% de las localidades valencianas, de forma que, al alcanzar el punto de inflexión la crisis de la industria papelera, hacia 1918, sólo permanecían en activo el 27% de los molinos que lo estaban en 1883. Por lo tanto, la crisis finisecular implicó alteraciones patentes y significativas en la localización espacial tradicional.
En la provincia de Castellón, se extinguió la industria papelera histórica, la emplazada en las cuencas de los ríos Mijares y Palancia. En la provincia de Valencia, desaparecieron por completo núcleos con un gran arraigo, éste sería el caso de los establecidos en la cuenca del Sellent (Anna, Chella, Estuveny) y, otros molinos aislados, como los de Yátova, Real de Montroi o Algemesí (los tres en la cuenca del Magro). Sin embargo, en otras localidades sin tradición papelera, se establecieron nuevos molinos, es el caso de Requena, Alberic, Alboraia y Aielo de Malferit. La industria papelera alicantina resistió bien la crisis, aún así, desaparecieron núcleos históricos, como Tibi o Alcocer y otros, como Elda, quedaron muy afectados. No obstante, se consolidaron los principales núcleos existentes y nuevas localidades, como Elche o Sant Vicent del Raspeig se incorporaron al mapa papelero.
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