En el mito de Zeto y Anfión, los gemelos matan a Dirce, haciéndola arrastrar por toro salvaje. Brunequilda, reina visigoda de Austrasia, muere, según algunos cronistas póstumos, arrastrada por caballos, mientras que según otros –y con mayor probabilidad– descuartizada entre cuatro caballos. En los KHM, lo podemos comparar con el despedazamiento por animales salvajes en el bosque de la hija ‘biológica’ de la bruja en “Los dos hermanitos” (KHM 11 Brüderchen und Schwesterchen ), tras revelarse la suplantación que ha hecho de la esposa del rey, la ‘hermanita’. En este caso, la bruja es quemada viva, como lo será la suegra de la joven reina en “Los seis cisnes” (KHM 49 Die sechs Schwäne ). También sufren una especie de damnatio ad bestias , la madrastra y la hermanastra de la hija buena en “Los tres enanitos del bosque” (KHM 13 Die drei Männlein im Walde ) serán abandonadas en el bosque para que las devoren las fieras por haber intentado ahogar en el rio a la puérpera hijastra/hermanastra y al recién nacido principito.
3. Transmisiones intra-culturales y extra-culturales del mito y del cuento
3.1 MODIFICACIONES DE REFERENTES FÍSICOS
No habría de extrañar que los elementos culturales sufran modificaciones, tanto en cuanto al valor de los símbolos como en lo que se refiere a los elementos físicos, al decorado. Tal y como recuerda Tatar (2012: 160), el enebro, el machandel-boom de Otto Runge y de los Grimm será abedul en Rusia y rosal en Inglaterra. En el cuento anónimo ruso “La princesa durmiente y los gigantes”, incluido en Cuentos y Leyendas de la vieja Rusia , la princesa, hija del zar y de la zarina muerta, llevada al bosque por una sirviente para ser devorada por las bestias, hallará refugio en una gruta donde viven siete gigantes. Dicha gruta dispone de estufa cerámica rinconera y de un icono de Cristo Salvador… como cualquier isba. La ropa, los nombres y el entorno de Barbe-Bleüe fueron cambiados a Turquía por Roger Colman Jr. en su Bluebeard or Female curiosity: a dramatic romance (1811) por la asociación del marido asesino de sus esposas recién casadas en “Las Mil y Una Noches”.
3.2 MODIFICACIONES DE REFERENTES META-FÍSICOS (REINTERPRETACIONES, VERSIONES, CENSURA)
Reinterpretaciones culturales
El caso más notorio quizás sea el del héroe ofidióctono (sea serpiente o dragón), el matadragones, alado o no: Perseo, Sigurd/Sigfried, San Jorge/San Miguel. Pero, considérese que buena parte del éxito de la expansión cultural del Imperio Romano fue su capacidad de sincretismo, de asimilar/asociar los dioses de los pueblos sometidos a su propio panteón. De hecho, la equiparación y/o identificación de los dioses latinos con los griegos fue prácticamente perfecta. Lo mismo se haría (vid. la Germania de Tácito) con los de muchas otras culturas, urbanas o semi-nómadas, mediterráneas o no. Incluso la deificación, en su momento, del emperador, como elemento políticamente unificador, se incorpora de otras culturas mediterráneas, incluidas las de Egipto y del Asia Menor. Solamente se fracasó –y sería el germen de su ulterior hundimiento, según Gibbons, como es notorio– con el monoteísmo. Yahvé es un dios celoso: ego sum Dominus Deus tuus fortis, zelotes “Yo soy el Señor Dios tuyo, el fuerte, el celoso,” (Ex. 20: 5) dice en el Primer Mandamiento y noli adorare deum alienum. Dominus Zelotes nomen eius, Deus est aemulator . “No quieras adorar a ningún dios extranjero. El Señor tiene por nombre Celoso. Dios quiere ser amado Él sólo” (Ex. 34: 14) le recordará a Moisés con la segunda entrega del Decálogo: ni con ellos ni con los cristianos podía haber compromiso metafísico.
Otro caso paradigmático es el de la descendencia cultural de las siete Streiche (“diabluras” o, también, “travesuras” como traduce Canicio (vid. Görlach 1982); “tricks”, en inglés) de la pareja de niños Max y Móritz. Su traslación a otras lenguas y culturas (vid Görlach 1982) sitúa la obra muy por encima de otras narraciones ‘infantiles’ del siglo XIX. Más allá de las simples traducciones del original se convirtieron en prototipos que han durado más de un siglo en formato de dibujos (cf. Calvo 2008). Los Katzenjammer Kids (1912-1949) aunque norteamericanos, provienen de y quedan fijados en la cultura alemana, tanto por el nombre Katzenjammer (“resaca”, literalmente, “quejido de gato”) como por sus personajes: Der Captain , Der Inspector , Hans y Fritz ; y, mucho más desvaídos, en la primera época Zipi y Zape de Escobar entre 1948 y 1956 y en Perico y Frescales, los dos iguales de García Iranzo en 1951 (vid. Ramírez 1975: 143 ss., cf. también Calvo 2008: 247). Al revés de lo que sucede en el original alemán, los epígonos en las otras culturas recibirán su castigo, generalmente en forma de azotaina y a pares, al final de cada tira cómica. En singular, podemos rastrear su influencia en series cómicas estadounidenses como Buster Brown , Little Orphan Annie , Little Annie Rooney , Little Iodine , Nancy o Little Lulu , entre otras menos conocidas.
Censura
No hay peor censura que la asumida por la sociedad. Hasta principios del siglo XIX era un punto de honor para cualquier ibérico ser familiar del Santo Oficio, igual que, se supone, lo habrá sido, en los países socialistas, pertenecer a o colaborar con la policía política. Hoy en día, cualquier iniciativa, manifestación pública u opinión expresa puede verse condenada por la picota de los medios de comunicación social o, más todavía, de los sistemas de las redes sociales que sirven para pregonar egos o servir de eco a nicks anónimos -como era habitual en la República de Venecia, en la Inquisición de la Edad Moderna y en las persecuciones y procesos criminales por brujería, con los innominados que deslizaban sus denuncias y sus delaciones en las fauces del león de piedra ad hoc- y abocada al más ignominioso ostracismo social. Es el Pasquino romano y Rioba, el moro de Venecia, coaligados en acusación particular tras un velo opaco.
Es por ello que, con la misma tranquilidad de ánimo con la que Giovanni Francesco Straparola, Giambattista Basile, Charles Perrault, la baronesa d’Aulnoy, Gabrielle Suzanne Barbot de Villeneuve, Jeanne Marie Leprince de Beaumont, Jacob y Wihelm Grimm, Heinrich Hoffman, Wilhelm Busch o la condesa de Ségur presentan sus historias, los trasvasadores/’divertores’ decimonónicos 5y los sujetos actuales de lo políticamente correcto modificarán los contenidos en la más apacible, autocomplaciente, self-righteous y farisaica ataraxia. Ediciones ad usum Delphini , sí; pero sin un duque ilustrado ejerciendo de piloto para que nos conduzca a puerto.
Substitución cultural
Las diferencias entre la substitución cultural y la aculturación en traducción se pueden ver en los cambios introducidos por el traductor español en Astérix cuando substituye ‘Chevaliers de la table ronde’ por ‘El vino que tiene Asunción’ para que se pueda entender que se trata de una canción típica de bebedores en grupo. De hecho, las versiones de Astérix (también las españolas) suelen ser paradigmáticas en este sentido (vid. Calvo 2008).
En otros casos, estamos ante una intervención ideológica. Cuando el realismo sarcástico de James Thurber, antitético del romanticismo de finales del XVIII y principios del XIX, le hace desenfundar a su Caperucita y matar de un tiro al Lobo ( The little girl and the Wolf , 1939), no hace sino reflejar una reacción propia de la sociedad industrializada de la Norteamérica coetánea. En otro plano literario, algo parecido ocurría con el ficcionado compañero viajero en el travelog de 1869 The innocents abroad y el ficticio A Connecticut Yankee at King Arthur’s court de 1889. Tal y como se burlaría Bernard Shaw en su ‘Preface’ a Saint Joan de 1923, Mark Twain era capaz de ver la Europa medieval through the eyes of a street arab “bajo el prisma de un golfante callejero” (1946: 25) Véanse, en otro plano, las reacciones de la familia estadounidense del Canterville Ghost de Oscar Wilde (1887) capaz, mediante sus recursos tecnológicos, de deslucir al espectro y arruinar una larguísima y exitosa carrera fantasmal.
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