Figura 1. Temas clave de la agenda global: desarrollo sostenible. Fuente: World Economic Forum (2019)
Si bien los gobiernos locales han adoptado un enfoque más empresarial en su visión de esta problemática, hasta ahora el sector público siempre ha dirigido los procesos de gobierno y toma de decisiones de la ciudad, siendo necesaria la renegociación constante de cómo se combinan los sectores público y privado con la participación de la sociedad civil para garantizar la redistribución económica y la cohesión social (Degen y García, 2012). Como señala Casellas (2005), es necesaria una “inteligencia social” capaz de generar políticas que beneficien al conjunto de la ciudadanía en general mediante la exploración conjunta y participativa que permita identificar políticas locales que puedan ofrecer mejores resultados económicos y sociales a largo plazo.
Desde un enfoque de impactos económicos, según el Banco Mundial (2015), las ciudades competitivas –aquellas que generan crecimiento económico acelerado, aumento del empleo excepcional, incremento de ingresos de los ciudadanos y productividad, e imanes para atraer la inversión extranjera directa-, habían desarrollado una serie de patrones comunes:
• Estructura económica enfocada a tres fuentes de crecimiento: expandir las empresas existentes, crear empresas nuevas y atraer inversionistas.
• Instrumentos normativos orientados a la creación de un clima favorable para los negocios y proactivos hacia al fomento de las iniciativas de desarrollo económico de determinados sectores. En las ciudades competitivas: a) se consultó a los dirigentes de las empresas sobre sus necesidades y sobre las restricciones que encontraban en sus operaciones; b) se realizaron inversiones en infraestructura en colaboración con las empresas y las industrias a las que pretendían brindar servicios; c) se diseñaron iniciativas relacionadas con las habilidades en asociación con empresas, para garantizar que los planes de estudio permitieran abordar sus necesidades prácticas, y d) se respaldaron a las industrias en los aspectos en los que presentaban un potencial comercial real, mediante iniciativas colectivas con el sector privado en lugar de hacerlo únicamente mediante el sector público.
• Procesos de implementación efectivos: Las ciudades eligen una estrategia de desarrollo económico, ajustan sus presupuestos, solucionan problemas durante la fase de implementación, y movilizan suficiente personal y ponen especial atención a la calidad de la ejecución. También, involucran a otros niveles del Gobierno y asociados del sector privado para generar mayores resultados.
• Alianzas en favor del crecimiento: En todos los casos de estudio exitosos examinados, las alianzas en favor del crecimiento entre partes interesadas de los sectores público y privado en el área del desarrollo económico fueron tomadas en consideración.
AENOR (Agencia Española para la normalización y certificación) define la ciudad inteligente como “una ciudad justa y equitativa, centrada en el ciudadano, que mejora continuamente su sostenibilidad y resiliencia aprovechando el conocimiento y los recursos disponibles – especialmente las TIC - para mejorar la calidad de vida, la eficiencia de los servicios urbanos, la innovación y la competitividad, sin comprometer las necesidades futuras en aspectos económicos, de gobernanza, sociales y ambientales” (Norma UNE 178201:2016 “Ciudades inteligentes. Definición, atributos y requisitos”). Sin embargo, como señalan Cervera y Pastor (2018), aunque existen muchos medios tecnológicos para ayudar a las ciudades denominadas inteligentes a su desarrollo con éxito en los tres pilares de la sostenibilidad –ambiental, económico y social-., los aspectos de sostenibilidad social aún no se han considerado en su totalidad y esto se configura como una oportunidad perdida para impactar positivamente en la calidad de vida de los ciudadanos.
2. INVESTIGACIONES CLAVE PARA LA TRANSFORMACIÓN DEL MODELO ECONÓMICO VALENCIANO
Continuando con las aportaciones de la Cátedra Mesval para esta segunda publicación, se presentan cuatro investigaciones sobre temas considerados de relevancia para el desarrollo sostenible del Modelo Económico Valenciano en el contexto específico de València ciudad y su entorno. Se trata de investigaciones ad hoc realizadas por investigadores e investigadoras de la Universitat de València desde un esfuerzo claro hacia lo específico y con un enfoque hacia la reflexión, el diálogo y toma de decisiones.
En todo caso, la coordinación institucional es necesaria para acelerar los resultados de las políticas locales y las de la Generalitat valenciana conjuntamente, y evitar que se dupliquen o se contrarresten.
2.1 Algunos indicadores de sostenibilidad económica, social y medioambiental de València.
La posible comparabilidad de las ciudades en sus niveles de logro respecto al desarrollo y su sostenibilidad en sus tres dimensiones –económica, social y medioambiental-, resulta una herramienta clave para detección de puntos fuertes, áreas de mejora y potenciales acciones de benchmarking, además de constituirse en un espejo necesario como observatorio de la evolución y para la evaluación de su devenir en el tiempo. Sin embargo, la comparabilidad exige que dicho sistema de indicadores urbanos sea homogéneo y con datos disponibles para cada municipio analizado, lo cual no siempre es posible.
Carlos Peraita, Carlos Salvador y Ángel Soler presentan este trabajo como resultado del esfuerzo derivado del uso de fuentes diversas sobre la base de considerar que los indicadores de sostenibilidad urbana permiten medir el impacto económico, social y ambiental de la vida y actividades cotidianas de los habitantes de las ciudades. Además, facilitan el seguimiento de los impactos de las políticas e intervenciones municipales en la economía de las ciudades, sus habitantes y el medioambiente. Lo anterior configura el uso de indicadores sobre varios aspectos económicos y sociales, que son importantes para las condiciones materiales y la calidad de vida de los habitantes de las ciudades, junto con indicadores medioambientales. En consecuencia, presentan 14 indicadores pertenecientes a los tres ámbitos señalados.
A modo de conclusión, los autores ofrecen de forma gráfica una clara comparativa de València respecto a Madrid y Barcelona en relación a los catorce indicadores de desarrollo sostenible económico, social y ambiental que se consideran representativos de la sostenibilidad urbana.
2.2 La empleabilidad de la población en la ciudad de València
La empleabilidad y su carácter inclusivo es un tema clave para la sostenibilidad de un modelo económico y se configura clave en la transformación del modelo de València derivado de los nuevos desafíos que se plantean en el marco de los cambios sustanciales en el contenido de las tareas a desarrollar en las diferentes ocupaciones. Esto exigirá diseñar y extender alternativas más flexibles de formación a lo largo de la vida ante el previsible envejecimiento de la población y los cambios mucho menos previsibles ligados a la digitalización.
Lorenzo Serrano y Ángel Soler abordan la empleabilidad en la ciudad de València, prestando especial atención a la dimensión formativa y considerando diversos aspectos que afectan a la calidad de la inserción laboral.
Pese a la dificultad de disponer de información estadística sobre el mercado de trabajo a nivel local, los autores se basan en diversas fuentes para aportar diversas conclusiones de relevancia. A nivel general, se detecta que los problemas de empleabilidad en València son en gran medida similares a los que caracterizan al conjunto de España, donde cualquier medida que aumente el atractivo de la ciudad de València como localización donde desarrollar nuevas iniciativas y, en general, impulse la actividad económica de la ciudad facilitará la inserción laboral de su población. De manera específica, el análisis muestra la gran importancia para la empleabilidad de la formación. Por una parte, en su dimensión de cantidad (nivel de estudios completados), pero también en sus aspectos cualitativos (las competencias efectivamente adquiridas). Una mayor orientación de la formación hacia la empleabilidad parece recomendable y, en ese ámbito, el creciente énfasis en las prácticas en empresas, la internacionalización de los estudios y las competencias transversales parece apropiado. En esa misma línea, una mayor preocupación por la empleabilidad en los centros educativos y el impulso de experiencias de FP Dual y de fomento del emprendimiento son señaladas como recomendables. Los esfuerzos en el ámbito de la formación son fundamentales y es también necesario que lleguen a los colectivos que mayores carencias muestran, requiriendo medidas y programas especiales.
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