El volumen al que acompaña este prólogo, Tom Wolfe: cronista de la Norteamérica sin Dios , responde pues a la trascendencia cultural y literaria de Wolfe en la cultura contemporánea, centrándose en el aspecto temático más reconocible de la obra de ficción y ensayística de Wolfe: las cuestiones de poder y estatus, que vertebran su producción desde el mencionado estudio doctoral de la competición por parte de autores de los años 30 y 40 por mostrar convicciones de izquierda para afianzar su estatus en el politizado mundo literario. Fernández Trillo señala la preocupación de Wolfe por cómo el individuo (especialmente, aunque no exclusivamente, masculino) siempre se siente en competición con el otro, y por cómo la identidad se crea y moldea para ascender dentro de las estructuras sociales de poder, algo que parte del interés de Wolfe en la sociología de Weber y la neurociencia, en un contexto social de desaparición del sentimiento religioso que quizá enmascaraba o templaba el uso descarnado del poder en el pasado. Wolfe afirmó recientemente, en una entrevista con Vanity Fair en octubre de 2015, que “todo el mundo - a menos que estén en peligro de perder la vida - toma decisiones basadas en el estatus”. La tensión entre libre albedrío y determinismo en sus textos recuerda al cuestionamiento del sentido tradicional de tragedia que encontramos en escritores naturalistas de finales del XIX como Jack London, donde las acciones fallidas del ser humano, sin una guía divina superior, se pueden calificar más como “errores”, que como “culpa”, y donde la circunstancia limita al individuo sin que exista la negación absoluta de la voluntad individual.
Comienza el volumen con una reflexión sobre el significado del concepto de poder, con un amplio panorama de las implicaciones de este término en autores como Russell, Weber, Rousseau, Foucault, Wright Mills, o Spinoza. Tras una acertada reflexión sobre la influencia de autores naturalistas y las dinámicas de darwinismo/determinismo que animan la obra de Wolfe, Fernández Trillo pasa a tratar aspectos referentes al Nuevo Periodismo y su análisis de conflictos sociales y políticos en la convulsa época de transformación cultural y radicalismo de los 60, enfatizando las tendencias “realistas” que combinan lo documental con técnicas sacadas de la literatura, como promulgaba Wolfe en su antología de 1973 titulada, precisamente, The New Journalism . A continuación, el texto se encarga de obras de no-ficción como como The Electric Kool-Aid Acid Test o The Right Stuff , enfatizando en esta última la importancia de la sensación de control individual sobre el propio destino, frente al determinismo impuesto por lo imperfecto de la tecnología y por las estructuras militares dentro del programa espacial de los Estados Unidos.
El autor analiza también un buen número de los polémicos ensayos de Wolfe (como “The Painted Word”, sobre el mundo de la pintura, y “From Bauhaus to Our House”, sobre el de la arquitectura), estudiados como una crítica hacia el dominio cultural del modernismo y postmodernismo en las artes y el abandono de las técnicas realistas, para pasar luego a tratar otros ensayos de corte político como “Radical Chic: “That Party at Lenny’s” o “Mau-Mauing the Flak Catchers”, interesantes ejercicios de sátira social que analizan la izquierda intelectual liberal y la complicada relación de las ideas políticas del Nueva York de clase alta con el contrasentido de su lujoso estilo de vida, y cómo el estatus y poder cultural paradójicamente les hace vulnerables frente a grupos con menos peso social en términos de clase pero que consiguen dar la vuelta a las relaciones de poder preestablecidas.
El libro destaca también una serie de ensayos menos conocidos dentro de la producción de Wolfe acerca de investigaciones científicas (sobre el neurólogo español José Manuel Rodríguez Delgado y el biólogo Edward O. Wilson) que reflexionan sobre el papel de determinismo y libre albedrío en conexión a o en contraposición con la genética. Cómo algunas teorías científicas liberan al individuo de su responsabilidad, al enfatizar su naturaleza animal frente a lo racional y presentarle como carente de control sobre sus actos, fascina y preocupa a Wolfe, siempre debatiéndose entre el determinismo de origen naturalista que condena a sus personajes desde su nacimiento por su entorno geográfico y social, y la vitalidad personal de estos para intentar escapar de las limitaciones de su origen y adaptarse al medio con éxito, consiguiendo ascender en pirámides de poder y estatus. Así se analizan los ascensos, caídas y resurgimientos de los protagonistas de The Bonfire of Vanities (y la necesidad de adaptación al medio del individuo como estrategia de supervivencia en ausencia de un poder ordenador o constrictor de origen divino), A Man in Full (y las jerarquías de poder en instituciones penitenciarias), I Am Charlotte Simmons (y el efecto de la presión de grupo sobre la identidad), o una obra considerada menor, como la última novela hasta la fecha de Wolfe, Back To Blood , desconcertante dada la relativa poca tensión que en ella se aprecia entre la ley natural y el control individual, a beneficio de la primera.
En resumen, Tom Wolfe: cronista de la Norteamérica sin Dios destaca la actualidad cultural de los textos de Wolfe y su capacidad para iluminar, cual lámpara, el espejo enfocado a la sociedad que es la página y para presentar de forma satírica el papel fundamental del estatus, del poder, en las relaciones sociales de la Norteamérica contemporánea, una nación que cifra a menudo la importancia social e íntima del individuo en su lugar dentro de la “statusphere” (término acuñado por el propio Wolfe). Analizando la constante tensión entre el pesimismo naturalista en Wolfe, que permite a sus personajes desmoronarse, y su confianza en la voluntad, en la resistencia y la capacidad de adaptación del individuo para renacer de sus propias cenizas; en su desinterés por el amor romántico y su énfasis en los instintos, también sexuales; y en el uso de armas de carácter interpersonal, como lenguaje o atractivo físico como instrumentos de establecimiento de poder, este estudio de la narrativa de Tom Wolfe pone de manifiesto su completa actualidad y la capacidad de su prosa siempre polémica y provocadora para seguir generando debate y para hacer que el lector se cuestione el peso que en su propia vida pueda tener la mirada y el enjuiciamiento del otro y la percepción propia de nuestro poder y estatus dentro del orden social.
Introducción
Considerando la velocidad a la que transcurre la historia en los últimos tiempos, no tardaremos en distanciarnos lo suficiente de la segunda mitad del siglo XX como para apreciar la importancia relativa de la miríada de cambios y acontecimientos que saturaron esas décadas. Cuando esto suceda, sin duda el nombre de Tom Wolfe destacará por ser uno de los iconos culturales que marcaron una época irrepetible.
Wolfe ha sabido combinar con destreza un estilo de escritura característico, la defensa de unos planteamientos culturales y sociales polémicos y una imagen personal reconocible. Como resultado, su figura ha quedado registrada en los anales de la high culture , pero también en aquellos otros, más informales aunque igualmente relevantes, de la cultura popular. El mejor ejemplo lo encontramos en dos momentos del año 2006. El primero tuvo lugar el 10 de mayo, Wolfe tuvo el honor de impartir la 35ª Conferencia Jefferson para el National Endowment for the Humanities, un reconocimiento que el gobierno federal de los Estados Unidos otorga a los intelectuales más destacados, y entre quienes lo han recibido se encuentran escritores como Saul Bellow, Henry Louis Gates, Arthur Miller o Toni Morrison. Unos meses más tarde, el 19 de noviembre, Wolfe apareció encarnado en uno de los personajes del episodio 384, temporada 18, de The Simpsons , lo que de alguna manera le asignaba la etiqueta de culturalmente identificable por los destinatarios de la conocida serie.
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