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Título original: After Europe
Edición original en inglés en 2017
La presente obra se publica por acuerdo con University of Pennsylvania Press
© Ivan Krastev, 2017
© De esta edición: Universitat de València, 2019
© De la traducción: Gonzalo Gómez Montoro, 2019
Publicacions de la Universitat de València
Arts Gràfiques, 13 • 46010 València
http://puv.uv.espublicacions@uv.es
Coordinación editorial: Juan Pérez Moreno
Imagen de cubierta:
Mural pintado por Bansky en Dover (Kent) con motivo del Brexit , Paul Bissegger (2017) Diseño de la cubierta: Celso Hernández de la Figuera
ISBN: 978-84-9134-464-3
Índice
Agradecimientos Agradecimientos Creo que me resultaría más fácil identificar a los cientos de miles de refugiados e inmigrantes que llegaron a Europa en 2016 que nombrar a todas las personas e instituciones que me han ayudado a escribir este libro. La existencia de este libro se debe en gran medida a Lenny Bernardo, que lo leyó y revisó dos veces y me hizo numerosas sugerencias. Muchas de las ideas que desarrollo surgieron durante conversaciones que mantuve con Stephen Holmes y Mark Leonard. Jan-Werner Müller y John Palatella no solo leyeron e hicieron lúcidos comentarios sobre el texto, sino que también me ayudaron a precisar mis tesis sobre los nuevos partidos populistas. Soli Ozel y Fyodor Lukyanov hicieron interesantes aportaciones sobre la política de Turquía y de Rusia. También estoy en deuda con Damon Linker, mi editor en Penn Press, y con mi agente literario Toby Mundy, por su constante asesoramiento. Toby tuvo el acierto de decirme que solo hay algo peor que escribir un libro durante una gran transformación: no escribirlo. También me gustaría darles las gracias a mis colegas del Centro de Estrategias Liberales de Sofía y, en especial, a Yana Papazova por sus ánimos y ayuda incondicionales. Nunca hubiera podido terminar este libro sin su colaboración. Por otra parte, el IWM me proporcionó las condiciones de trabajo idóneas. También he aprendido mucho en las reuniones y en las conversaciones durante las comidas con mis compañeros del iwm, en particular con Holly Case y con Shalini Randeria. Solo un norteamericano experto en historia europea del siglo XIX puede tener la pasión de Holly por la UE y solo un intelectual indio que haya hecho toda su carrera en Europa puede tener los conocimientos que Shalini posee sobre la política y la historia del continente. Hace dos años tuve la suerte de que el New York Times me propusiera escribir un artículo mensual. La disciplina que he adquirido gracias a esta obligación y la ayuda de mis editores Clay Risen y Max Strasser me han ayudado a centrarme en los aspectos fundamentales de la actualidad política europea. Marc Plattner, del Journal of Democracy , me facilitó el acceso a mucha documentación y, al mismo tiempo, me hizo pertinentes sugerencias. A Adam Garfinkel, que me hizo ver lo que ocurría en Europa desde otra perspectiva, le debo el título de la conclusión del libro. También me gustaría darle las gracias a mi familia, con quienes suelo conversar a diario sobre lo que pasa en el mundo: mi esposa, Dessy, que es una experta en el arte de disentir y de hacer preguntas insólitas; a mi hija Niya y a mi hijo Yoto, que solo por el hecho de existir me hacen intentar comprender el mundo en el que les ha tocado crecer.
Introducción. El síndrome de déjà vu
1. Nosotros los europeos
2. Los verdaderos representantes del pueblo
Conclusión. Las posibilidades de supervivencia de la UE
Bibliografía
Agradecimientos
Creo que me resultaría más fácil identificar a los cientos de miles de refugiados e inmigrantes que llegaron a Europa en 2016 que nombrar a todas las personas e instituciones que me han ayudado a escribir este libro.
La existencia de este libro se debe en gran medida a Lenny Bernardo, que lo leyó y revisó dos veces y me hizo numerosas sugerencias. Muchas de las ideas que desarrollo surgieron durante conversaciones que mantuve con Stephen Holmes y Mark Leonard. Jan-Werner Müller y John Palatella no solo leyeron e hicieron lúcidos comentarios sobre el texto, sino que también me ayudaron a precisar mis tesis sobre los nuevos partidos populistas. Soli Ozel y Fyodor Lukyanov hicieron interesantes aportaciones sobre la política de Turquía y de Rusia. También estoy en deuda con Damon Linker, mi editor en Penn Press, y con mi agente literario Toby Mundy, por su constante asesoramiento. Toby tuvo el acierto de decirme que solo hay algo peor que escribir un libro durante una gran transformación: no escribirlo.
También me gustaría darles las gracias a mis colegas del Centro de Estrategias Liberales de Sofía y, en especial, a Yana Papazova por sus ánimos y ayuda incondicionales. Nunca hubiera podido terminar este libro sin su colaboración. Por otra parte, el IWM me proporcionó las condiciones de trabajo idóneas. También he aprendido mucho en las reuniones y en las conversaciones durante las comidas con mis compañeros del iwm, en particular con Holly Case y con Shalini Randeria. Solo un norteamericano experto en historia europea del siglo XIX puede tener la pasión de Holly por la UE y solo un intelectual indio que haya hecho toda su carrera en Europa puede tener los conocimientos que Shalini posee sobre la política y la historia del continente.
Hace dos años tuve la suerte de que el New York Times me propusiera escribir un artículo mensual. La disciplina que he adquirido gracias a esta obligación y la ayuda de mis editores Clay Risen y Max Strasser me han ayudado a centrarme en los aspectos fundamentales de la actualidad política europea. Marc Plattner, del Journal of Democracy , me facilitó el acceso a mucha documentación y, al mismo tiempo, me hizo pertinentes sugerencias. A Adam Garfinkel, que me hizo ver lo que ocurría en Europa desde otra perspectiva, le debo el título de la conclusión del libro.
También me gustaría darle las gracias a mi familia, con quienes suelo conversar a diario sobre lo que pasa en el mundo: mi esposa, Dessy, que es una experta en el arte de disentir y de hacer preguntas insólitas; a mi hija Niya y a mi hijo Yoto, que solo por el hecho de existir me hacen intentar comprender el mundo en el que les ha tocado crecer.
Introducción El síndrome de déjà vu
Un telegrama escrito en letras mayúsculas llegó a finales de junio de 1917 a un remoto cuartel situado en los confines del Imperio de los Habsburgo: «SE RUMOREA HEREDERO AL TRONO ASESINADO EN SARAJEVO». Atónito, el conde húngaro Battyanyi –alto mando militar al servicio del emperador– se puso a hablar en su lengua materna con unos compatriotas sobre la muerte del archiduque Francisco Fernando, hasta entonces considerado proclive a defender los intereses de los eslavos. Desconfiando de la lealtad de los húngaros al emperador, el teniente esloveno Jelacich les exigió que hablaran en alemán, como era habitual. «De acuerdo –aceptó el conde, hablando en alemán–. Mis compatriotas y yo celebramos que se haya muerto el cabrón».
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