1Véase, por ejemplo, Christian Delacroix, François Dosse y Patrick Garcia: Les courants històriques en France, XIX e-XX esiècle , París, Armand Colin, 1999, donde los autores definen la etapa inmediatamente anterior al nacimiento de la revista Annales d’Histoire sociale et économique como «Le moment méthodique».
2Rose Vidal, madre de Pierre Vilar, nació en Montpellier el 13 de mayo de 1877 y murió en 1917. Se casó con Marius Vilar el 3 de abril de 1902 en San Juan de Corniers, donde vivían sus padres Adrien Vidal, ferroviario retirado, y su segunda esposa, Marie Devic. Marius Vilar había nacido en Cèlanòva el 18 de septiembre de 1868. El año en el que se casaron vivían en Frontinhan, donde ejercían de maestros.
3Françose Vidal, hermana de Rose Vidal, había nacido en Montpellier en 1881 y murió en la misma ciudad habiendo cumplido 101 años. Marie Vilar, la primera hija del matrimonio Marius Vidar y Rose Vidal, nació el 28 de enero de 1903 en Frontinhan y murió en Montpellier a los 94 años.
PRIMERA PARTE
PARÍS
El gran concurso
Es difícil exagerar la importancia que podría representar, en la vida de un chico de provincias de Francia, la entrada en la École Normale Supérieure de París. Aquella École que no era una escuela, como intentaría explicar a los lectores catalanes a finales del siglo XX el propio Vilar, ha sido el sueño de muchos adolescentes y de muchos padres de adolescentes franceses. 1La superación del concurso que daba acceso a ella cambiaba la vida de los pocos que conseguían superarlo y algunos de ellos, cuando escriban sus memorias, recordarán muy especialmente el hecho. 2En el caso de Vilar, la regularidad de las cartas escritas el año preparatorio del concurso en París, el curso 1924-1925, en el instituto Louis-le-Grand, a un ritmo de dos por semana, permite seguir con minuciosidad aquel proceso. En las cartas se puede ver cómo, al mismo tiempo que se está preparando para el examen, Vilar se está preparando psicológicamente para afrontar la posibilidad de un fracaso. En este caso, aseguraba, él no haría como muchos compañeros del instituto, que persistían allí durante años: él iría a cursar los estudios de Historia en la Universidad de Montpellier, como su hermana, que en aquel curso estaba preparando la Agregación de Historia en aquel centro. Esta última circunstancia, que facilitó la complicidad intelectual entre el joven y las corresponsales, nos permitirá recrear el clima de la enseñanza de la Historia en Francia a partir de la contraposición París-Montpellier. También veremos algunos otros aspectos de la personalidad de Vilar, que se concretarán especialmente en la manera de seguir lo que él considerara grandes acontecimientos , entre los que destacó, aquel curso, el traslado de las cenizas de Jaurès al Panteón.
EL LICEO LOUIS-LE-GRAND 3
En junio de 1924 el joven Vilar, con 18 años acabados de cumplir, después de un año de estudios en la khâgne –nombre con el que eran conocidos los cursos preparatorios del Concurso– de Montpellier, se presentó a los exámenes para acceder a la École Normale Supérieure de París. En la preparación y en la realización de aquellos exámenes, la Historia tenía un peso muy importante. Y aquel joven montpellierino, que quería ser historiador, desarrolló aquel junio el tema de «Las instituciones napoleónicas». En la primera parte se les pidió la descripción de aquellas instituciones; en la segunda, los cambios que habían conocido después de 1815. En el informe preceptivo, el jurado, constituido por los profesores Georges Pagès, de la Sorbona, y Georges Weill, de la Universidad de Caen, consideró que las respuestas de la primera parte habían sido, en general, muy superiores a las de la segunda. Eso es lo que escribieron en aquella ocasión, después de haber leído 160 exámenes: 4
Entre las Instituciones más conocidas se hallan las formas constitucionales. Nociones vagas sobre administración judicial o financiera. La mayoría olvidan que Napoleón había hecho la guerra y no hablan de las instituciones militares (y si lo hacen, es para atribuir al emperador la ley de reclutamiento). Hablan del Concordato, pero no lo entienden. Muchos se extienden sobre el sistema instituido por Napoleón sobre la elección de obispos (sin recordar que es la vuelta al régimen de 1516). Demasiados confunden la Universidad de Francia con las universidades actuales. La segunda parte, la más mediocre. Visión demasiado estable de la administración napoleónica. Error extraño (frecuente): supresión del monopolio marítimo, 1850, restablecido en el siglo XX. Los candidatos conocen mucho menos la Francia de hoy que la de 1814.
Por lo que respecta a la redacción de los trabajos, el comentario de los dos profesores de la Universidad es muy positivo: «En general, estilo claro y limpio». El examen del joven Vilar debió de haber complacido mucho a los examinadores, pues el estudiante de Montpellier obtuvo un 42 sobre 60, una calificación que le situaba entre los mejores.
Vilar estuvo entre los 59 candidatos admisibles, pero no consiguió estar entre los 28 admitidos. Su perfil no le favorecía nada. Se presentaba por la modalidad C, que incluía algunas materias de ciencias; y aunque de los 28 inscritos en esta modalidad, 7 consiguieron ser admisibles, solo 1 acabó entrando en la École. No era el único hándicap que Vilar presentía en la carrera que se disponía a volver a empezar. Su timidez también podía influir en los malos resultados en las pruebas orales, especialmente, claro, si la suerte no le acompañaba. Recordará aquel fracaso el 14 de mayo de 1925, leyendo en el boletín de la Association des Anciens Élèves del Lycée de Montpellier este texto: «¡Admirable en unas condiciones excelentes, habría superado el umbral deseable si no fuese por un desgraciado accidente en el oral!». Vilar subraya «desgraciado accidente» y califica de amable aquella expresión. En el caso de Historia la prueba oral consistía en tener que hablar de dos temas elegidos al azar. Tenían veinte minutos para prepararlos. Debían exponerlos y eran interrogados por el jurado. En el informe emitido por los profesores examinadores, leemos que la mayoría de los estudiantes no habían hecho una introducción, como se les había pedido, donde quedase claro el contenido de la exposición. El resultado fue, por esta razón, poco satisfactorio. Y en este caso, el comentario también valía para Vilar, que no supo demasiado qué responder sobre «Guerra de América» y «La India después de 1815».
Pero de todos modos el resultado del año de preparación en la khâgne de Montpellier fue positivo. La admisibilidad le daba derecho a una beca de licenciatura en las facultades cercanas o la opción de ir a París a prepararse mejor para el acceso a la École. Allí estaban las mejores khâgnes . La familia Vilar eligió el liceo Louis-le-Grand. De hecho, de los 28 nuevos normaliens de la promoción de 1924, 15 procedían de este instituto. Y entre ellos, los 3 primeros clasificados. Si exceptuamos a un estudiante de Estrasburgo, fruto del tratamiento especial recibido por Alsacia, con motivo de su incorporación reciente, solo 2 no eran parisinos, y se encontraban situados en los lugares 24 y 25. La familia tomó, pues, la decisión de enviar a Vilar, a sus 18 años, a París. En la promoción de 1925, 11 de los 82 estudiantes de la khâgne del Louis-le-Grand serán admitidos en la École. Vilar será uno de ellos. Podremos seguir aquel proceso de aprendizaje con mucho detalle, gracias a las cartas que Vilar enviaba a la tía y a la hermana. En París, además, le esperaban con los brazos abiertos los parisinos . Los de Montpellier llamaban así al núcleo familiar compuesto por la tía Rose Vidal, cuñada de la tía Françoise de Montpellier, y como ella maestra de profesión, sus primos Adrienne y Maurice, y el marido de Adrianne, Paul Billetdoux. 5
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