Tal vez sepáis que Fabry, absorbido por sus ocupaciones de delegado en la Cité y fatigado, no se había presentado. Hemos decidido, al salir, ir a la Cité para advertir a Fabry: delante del pavillón hemos gritado: «¡¡Fabry!!»; él se ha asomado por la ventana casi en camisa, y ¡con qué cara! Hemos subido a su habitación, a la de Dhombres; a las 10 h y media hemos visto a dos historiadoras de la Cité que también se habían hundido un poco más tarde que nosotros, y recomenzamos la conversación; a las 11 y media, estando aún en la Cité, nos han aconsejado comer allí, en el encantador restaurante moderno donde cada uno se sirve a sí mismo; es muy pintoresco, absolutamente encantador, y barato; por 4 francos y 2 sueldos una comida espectacular...
Un poco más tarde, la carta vuelve a cambiar bruscamente de tono porque mientras Vilar la estaba escribiendo había recibido y leído una carta que la tía le había escrito el sábado anterior, donde preveía que el sobrino cometería errores entre tantos papas y emperadores. Vilar lamenta que eso no hubiese sido posible porque «en la Hansa, ni papas ni emperadores, ¡y yo que sabía tan bien mi Disputa!». También se defiende ante algunas recriminaciones de la tía que sabía que se duplicarían cuando conociese el abandono: él estaba contento de haber hecho «un trabajo muy metódico y razonable, sin excesos». Insiste en que no se arrepiente de nada y consideraba que si era necesario buscar un culpable este sería Jordan:
Me equivocaría si me enfadara; no tengo ningún remordimiento: busco en vano qué podía haber metido sobre el tema; y eso que sabía mi programa, si no enteramente, casi, y creía en particular poseer Alemania, y los emperadores no tenían secretos para mí. ¡Pero nada de esto importó! Había una Hansa. Casi dudaba de ello. Decididamente Jordan es una vaca: lo que busca es molestar a la gente, ni más ni menos. Para él, cualquier sujeto que no haya seguido su curso 3 o 4 años no es digno del certificado. ¡Qué rabia! ¡Muerte a los talas ! ¡Dhombres decía que si él tuviera un poco de influencia en el tribunal de Roma haría meter el curso de Jordan en el Índice! Yo me limitaría a excomunicarlo pura y simplemente. Mi hermana puede decir, si le divierte, a su maestro, que yo sabía sobre Gregorio VII todo lo que él ha escrito (¡incluso lo que ha escrito en la Revista de Marc Sangnier!) y que me ha tocado la Hansa Germánica. ¡Después de esto, el otro da conferencias sobre la moralidad pública! ¡Y vosotras consideráis que esto es moral!
Como veremos en el siguiente capítulo, los normaliens católicos eran conocidos como talas . El 10 de marzo Vilar ya conocía las reacciones de sus corresponsales. Las dos mujeres, por lo que parece, no habían escatimado las quejas y las críticas y él estaba dispuesto a «destruir, palabra por palabra, los argumentos» llegados de Montpellier. Especialmente los de Marie:
ella no me reprocha por haberme marchado por no tener nada que decir; sino por no tener nada que decir; y en cambio, si yo me reprocho algo es justamente lo contrario; porque yo me pregunto si uno no puede llegar a inventar una respuesta = en cualquier caso yo continúo estando persuadido de que hice bien en salir porque habría suspendido sin ninguna duda, no tenía suficientes precisiones... sabía vagamente algunas notas pintorescas sobre la organización, pero no conocía la lista de las ciudades, las fechas, las disputas, de todo lo cual yo adivinaba su importancia a partir de algunos vagos recuerdos. Tal vez habría conseguido algo en un examen oral: en el escrito, imposible.
Pero ¿es que podía saber más y mejor?
Toda la cuestión del método se impone, pero en este punto, digáis vosotras lo que digáis, yo soy inatacable y, prefiero decíroslo francamente, estoy muy decidido a no cambiarlo de momento (no estoy hablando de la Agregación, en la que, si continuamos con el trabajo en común, este solo se referirá a Bruhat y a mí).
Mi hermana esboza un método: es justo; donde las dan las toman; cuando uno tiene los hechos en su contra, no puede librarse de los comentarios; pero yo discuto:
1) debéis haber visto, por mis cartas, que yo había leído Lavisse y Roubaud, incluso más de una vez: y allí no hay, sobre el tema, como pretende mi hermana, 12 páginas sobre la Hansa en el siglo XIV, y 11 sobre la Hansa en el siglo XV, sino una sola página (en un apartado que ni tan solo se halla consagrado enteramente a la Hansa en el único volumen que abarca los 2 siglos (exactamente Lav. y Roub. T.3, pp. 625-630) titulado: impulso de las villas; liga social y liga hanseática) notemos además que, al pensar que esta cuestión aparecía (equivocadamente, lo reconozco) como secundaria, no creí conveniente insistir en ella, cuando estudié Alemania y ciertamente el Lavisse y Roubaud no invitaba a hacerlo. Yo recordaba solo que un parágrafo de este libro hablaba de la Hansa a propósito de las ligas de las ciudades en la Alemania Imperial de Carlos IV.
2) extiendo esta respuesta a todo lo que dice mi tía en relación con los «manuales» y le pregunto en qué manual encontraría ella un «esquema claro» sobre la Hansa, que permitiera «bordar» el tema. ¿En un manual donde se encuentra un capítulo sobre Alemania con un apartado titulado «Las ciudades» y en el cual hay esta frase: «la liga de ciudades más importante fue la Hansa, el centro de la cual se hallaba en Lübeck y su principal ciudad era Hamburgo»? Tal vez también menciona la oficina de Londres, pero esto es todo. Con esto, borda, e imagina las precisiones dadas por Jordan sobre las luchas internas, las dificultades exteriores, la emancipación de Londres de la Liga. Lo peor es que yo suponía todo esto. Sé muy bien que muchos que sabían mucho menos que yo se quedaron. Espero el resultado, el martes; ¡tienen casi tantas posibilidades como yo de aparecer en la lista!
3) ¿no hace falta ver las cosas hasta «el fondo»? En primer lugar, esto es lo único interesante; y para mí (cada uno tiene su carácter) es la única manera de retener y asimilar alguna cosa; además, aunque la tía parece burlarse del interés «científico» de nuestros estudios, es solo en tanto que nos enseñan un método que me interesa. Yo no creo que el trabajo de síntesis que he hecho sobre el sacerdocio y el imperio sea un trabajo perdido para mí; ni tan solo desde un punto de vista «práctico». Ni que tampoco sean inútiles las elucubraciones de Mathiez sobre la Revolución. Todo esto conforma ideas personales que son hilos conductores y permiten liberarse de tal curso, tal capítulo de manual, tal lección de profesor, hechas o leídas en tal circunstancia.
4) ¿Esto impide finalmente verlo «todo»? No. Y aún en el caso de no haberlo visto todo (reconozco que habíamos dejado un poco de lado las Instituciones Francesas), no siento ningún remordimiento por haberlo hecho, porque Alemania es la parte que yo había visto a fondo, personalmente. Aquí hay una verdadera objeción a hacerme: ver Alemania a fondo sin ver la Hansa es idiota = error histórico, sí, pero no práctico. Es una mala elección de las fuentes: Lavisse y Roubaud (¡ay!), Zeller, que es demasiado político. Si hubiera profundizado un poco más, habría consultado libros específicos y estaría tranquilo. Pero lo que era necesario ver era el curso de Jordan, el de hace 5 años, que él repetirá de memoria dentro de 3 semanas; pero se trata de fuentes manuscritas, difíciles de guardar durante mucho tiempo. Desde el punto de vista práctico, esta hubiera sido la única cosa útil.
5) trabajo en común: ¿la única cosa que me ha permitido trabajar bien, tanto el año pasado como el actual? Sí. Esto no es un reproche, y me permito imaginar que el trabajo pesado y aburrido (para hablar educadamente) no es el único útil. Personalmente, cuando trabajo en cosas que no me interesan me aburro y pienso en otras cosas. Tomemos el ejemplo de esta vez: Bruhat había tratado sobre los Árabes y de la Feudalidad; Fabry, Bizancio, Dhombres las 2 instituciones Inglesas, yo Alemania y el Sacerdocio. Solo quedaban las Instituciones francesas para trabajar cada uno; te aseguro que lo intenté, pero no sabía gran cosa. Sobre el resto en cambio yo me sentía muy seguro y sobre Alemania y el Sacerdocio me creía imbatible. Y ha sido justo donde he perdido el combate: es bastante fuerte, pero así son las cosas. Y en cambio ¡qué poco se sostiene vuestra argumentación!
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