Su primera performance fue diseñada cuando todavía eran estudiantes. La llamada The Singing Sculpture (Escultura cantarina, Londres, 1969) fue representada en 1970 en la Galería Nigel Greenwood de Londres. Los dos artistas se situaron de pie sobre una mesa casi inmóviles durante ocho horas, con el rostro y las manos completamente maquillados en color bronce. Vestían un traje gris con tres botones. Uno sostenía en la mano un bastón y el otro un guante. Mientras tanto sonaba la canción inglesa de music hall titulada Underneath the Arches (Bajo los arcos) desde un radiocasete situado debajo de la mesa. Ellos ejecutaban pequeñas danzas a modo de títeres mecánicos, voceaban gritos o realizaban gestos extraños. Simulaban con sus movimientos cantar la canción. Cuando esta popular melodía, de la época anterior a la Segundad Guerra Mundial, terminaba, los artistas intercambiaban el bastón y el guante. A continuación uno de ellos bajaba de la mesa y volvía a ponerla. Luego regresaba a la mesa y se reiniciaba el proceso. La performance fue representada en diferentes locales de Inglaterra y Estados Unidos durante varios años, algunas veces en maratones de ocho horas. Los trajes que llevaron en la primera representación –con la chaqueta de tres botones, zapatos color marrón y corbatas a juego, unidos a su semblante pálido– se han convertido en una especie de uniforme que han venido utilizando en sus posteriores trabajos, participando de la elegancia tradicionalmente inglesa. Incluso en las obras pictóricas aparecen también con este aspecto.
GILBERT & GEORGE, La escultura roja , Tokio, 1975
La acción The Meal (La Comida, Riple, 1969) tuvo lugar en la ciudad británica de Riple. Fue una performance durante la cual el dúo sirvió una cena al artista británico de tendencia pop David Hockney en compañía de treinta invitados. The Red Sculpture (La escultura roja, Tokio, 1975) se realizó por primera vez en Tokio, durante un período de noventa minutos. Sería uno de sus últimos trabajos en el ámbito de la performance . Aparecieron ambos con las caras y las manos pintadas de rojo brillante. Se movían lentamente como si fueran robots, dando órdenes que podían oírse grabadas en un magnetófono. Evocan la indiferencia, el aislamiento y la monotonía de la vida moderna.
La producción más amplia de estos artistas se sitúa, no obstante, en el ámbito de la pintura. La han venido practicando desde 1970 hasta la actualidad en distintas series que van tratando contenidos distintos. La temática y el estilo provocativo de las performances se trasladan al campo de la plástica con la misma vitalidad y desenfado que se utilizaban en las acciones. En cada obra aparece la imagen de los dos en actitudes diversas, convirtiéndose en el centro de sus propias obras. Por su particular cosmos desfilan temáticas muy variadas como la religión, el sexo, el mundo queer , la diversidad racial, la vida urbana, la política, el terrorismo, la superstición, el SIDA, el envejecimiento o la muerte. No han dudado en incorporar a sus obras sus propios fluidos corporales como orina, semen o excrementos.
GILBERT & GEORGE, Miedo , 1984
Vito Acconci (Estados Unidos, 1940)
Empezó como poeta y el 1969 realizó sus primeras obras visuales, en el ámbito del arte conceptual, combinando texto e imágenes fotográficas. Entre los años 1969 y 1977 se dedicará intensamente al accionismo. Realiza películas, videos y acciones en directo en galerías de arte donde contempla de manera obsesiva y narcisista su propio cuerpo. Fija la cámara de manera estable y filma en tiempo real sus performances , manteniendo una relación muy estrecha y próxima a la cámara, donde abundan los primeros planos.
VITO ACCONCI, Pieza de seguir , Nueva York, 1969
Las acciones de Acconci son bastante simples en los aspectos formales, pero complejas por sus implicaciones psicológicas. Se han caracterizado por su talante abiertamente sexual, hasta situar al espectador en una situación un tanto incómoda, por su incorporación a la intimidad del artista. Busca normalmente la confrontación entre los presentes y su propio cuerpo, con lo que el público se convierte en una parte fundamental de la obra.
Las primeras acciones se dirigen al descubrimiento espacial del cuerpo humano. En las últimas se ha mostrado cada vez más autobiográfico y se interesa por el mundo interpersonal hasta llegar al terreno social, político y cultural. A partir de los ochenta reorientará su trayectoria artística hacia el ámbito de las instalaciones, la escultura y la arquitectura.
En Following Piece (Pieza de seguir, Nueva York, 1969) se dedica a seguir, durante horas, personas anónimas, elegidas al azar, que circulan por las calles de la ciudad de Nueva York hasta que entran en un lugar privado al que Acconci no tiene acceso. Realizó esta performance cada día durante varias semanas. Posteriormente cuenta la experiencia vivida en cada « persecución», en una especie de informe mecanografiado con material fotográfico. La obra constituye una metáfora de nuestra vida en una sociedad llena de posibles caminos y trayectorias.
VITO ACCONCI, Semillero , Nueva York, 1972
See Through (Mira a través, 1970) muestra a Acconci boxeando con su propia imagen frente a un espejo. Sólo vemos la mitad superior de su cuerpo y el reflejo del artista. Inicialmente los puñetazos son moderados, pero luego golpean el espejo y lo rompen. La película dura unos cinco minutos, el tiempo necesario para ir alcanzando la tensión emocional suficiente para golpearse a sí mismo. La obra evoca un conflicto interno que se resuelve mediante la violencia.
Conversions II: Insistence, Adaptation, Groundwork, Display (Conversaciones II: insistencia, adaptación, trabajo básico, exhibición, 1971) forma parte de una trilogía de películas en las que Acconci se plantea temas relacionados con las separaciones rígidas entre el género masculino y femenino. En esta ocasión intenta dar un aspecto femenino a su cuerpo escondiendo sus genitales entre las piernas.
Seedbed (Semillero, Nueva York, 1972) se realizó en la Galería Sonnabend de Nueva York durante un día entero. Muestra a Acconci tumbado debajo de una rampa de madera que cubría prácticamente toda la sala de la galería. En su habitáculo se masturba en respuesta a los estímulos que procedían de los visitantes que circulan por la parte superior de la rampa. A través de altavoces hacía partícipes a los presentes de sus fantasías eróticas provocadas por los propios visitantes en un monólogo con su propio pene.
Home Movies (Películas caseras, 1973) permite una reflexión sobre las relaciones entre la vida privada del artista, su trabajo y el público. En escena Acconci define cuatro espacios mediante la posición de su cuerpo y sus movimientos, y mediante un monólogo que evoca la relación con su pareja y el espectador. Mientras dura la performance se mueve varias veces de una posición a otra, dialoga con su imaginaria compañera, habla de sus trabajos, de la relación entre el presente y el pasado.
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