La Virgen de la revelación : un llamado a la conversión / adaptado por Irene Laura Di Palma. - 1a ed adaptada. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : De la Palabra de Dios, 2021.
Libro digital, EPUB - (María en el mundo / Irene Laura Di Palma)
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ISBN 978-987-48292-3-8
1. Espiritualidad. 2. Espiritualidad Cristiana. 3. Apariciones. I. Di Palma, Irene Laura, adapt.
CDD 232.917
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Introducción
El 12 de abril de 1947, la Virgen se apareció en la gruta de Tre Fontane, en las afueras de Roma, a un hombre y a sus tres hijos, mientras éste preparaba una conferencia para hablar en contra de Ella. Allí la Madre de Dios se presentó con el título de Virgen de la Revelación.
Bruno Cornacchiola, el vidente, había nacido el 9 de mayo de 1913 y en su juventud había participado como voluntario en la guerra civil española, donde se hizo enemigo acérrimo de la Iglesia Católica, de la Virgen y del Papa.
El relato en primera persona de la experiencia del vidente y de su conversión, nos adentra en el misterio del obrar de Dios en la historia de los hombres y en la presencia cercana de la Madre con sus hijos.
Bruno quiso matar a Pío XII pero, cuando tuvo la oportunidad de conocerlo, le entregó el puñal con el que pretendía asesinarlo. Más tarde el Papa bendijo la imagen de la gruta y con el tiempo, Tre Fontane se convirtió en un lugar de peregrinaciones y gracias especiales.
En una entrevista realizada al vidente, cuando se le preguntó porqué creía que la Madre se presentaba con ese título, Bruno respondió: “Porque yo, como protestante traté de luchar en contra de ella con la Biblia. Pero el que no obedece a la Iglesia, a los dogmas, a las tradiciones, no obedece a la Biblia. La Virgen se apareció con el libro en la mano, como si dijera: ‘tú puedes escribir en mi contra, pero yo soy de la que se habla aquí, Inmaculada, siempre Virgen, Madre de Dios, la Asunción’. Lo sentí como una invitación a leer la Sagrada Escritura, incluso antes de que fuera el Concillo Vaticano II. La Virgen estaba tratando de decirme: ‘¿Me combates con la Revelación? Sin embargo, yo estoy en la Revelación.’”1
Aquel día de la primera aparición, la Bella Señora expresó: “Mi cuerpo no se corrompió ni podía corromperse. Mi Hijo y los ángeles me vinieron a tomar en el momento de mi tránsito”. Tres años más tarde, el 1 de noviembre de 1950, Pío XII declaró el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen en cuerpo y alma al cielo. Mucho tiempo después, en 1997, Juan Pablo II, quien había visitado la gruta siendo cardenal, concede al lugar el nombre de Santa María del Tercer Milenio de las Tres Fuentes.
Bruno se dedicó a una vida de santidad y dio más de siete mil conferencias en muchas partes del mundo defendiendo la Eucaristía, a la Inmaculada y al Papa. Fundó una asociación catequística que luegosería la semilla de las Misioneras de la Divina Revelación. Falleció el 22 de junio de 2001, día del Sagrado Corazón de Jesús. Aún la Iglesia no declaró oficialmente la autenticidad sobrenatural de la aparición, pero el mensaje espiritual de la Virgen de la Revelación ha provocado cantidad de conversiones y curaciones.
1 En una entrevista realizada al vidente, cuando se le preguntó porqué creía que la Madre se presentaba con ese título, Bruno respondió: “Porque yo, como protestante traté de luchar en contra de ella con la Biblia. Pero el que no obedece a la Iglesia, a los dogmas, a las tradiciones, no obedece a la Biblia. La Virgen se apareció con el libro en la mano, como si dijera: ‘tú puedes escribir en mi contra, pero yo soy de la que se habla aquí, Inmaculada, siempre Virgen, Madre de Dios, la Asunción’. Lo sentí como una invitación a leer la Sagrada Escritura, incluso antes de que fuera el Concillo Vaticano II. La Virgen estaba tratando de decirme: ‘¿Me combates con la Revelación? Sin embargo, yo estoy en la Revelación.’”1 Aquel día de la primera aparición, la Bella Señora expresó: “Mi cuerpo no se corrompió ni podía corromperse. Mi Hijo y los ángeles me vinieron a tomar en el momento de mi tránsito”. Tres años más tarde, el 1 de noviembre de 1950, Pío XII declaró el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen en cuerpo y alma al cielo. Mucho tiempo después, en 1997, Juan Pablo II, quien había visitado la gruta siendo cardenal, concede al lugar el nombre de Santa María del Tercer Milenio de las Tres Fuentes. Bruno se dedicó a una vida de santidad y dio más de siete mil conferencias en muchas partes del mundo defendiendo la Eucaristía, a la Inmaculada y al Papa. Fundó una asociación catequística que luegosería la semilla de las Misioneras de la Divina Revelación. Falleció el 22 de junio de 2001, día del Sagrado Corazón de Jesús. Aún la Iglesia no declaró oficialmente la autenticidad sobrenatural de la aparición, pero el mensaje espiritual de la Virgen de la Revelación ha provocado cantidad de conversiones y curaciones. 1 . www.divinarivelazione.org y http://trefontane.altervista.org.
. www.divinarivelazione.org y http://trefontane.altervista.org.
La historia
Bruno Cornacchiola
Hace muchos años, el suburbio romano de Porta Metronia era refugio no solo de gente muy pobre, sino también de hombres de mal vivir. El sitio, ubicado en las afueras de Roma, tenía gran cantidad de casas construidas en condiciones precarias; allí, sus habitantes pasaban hambre y vivían en la violencia. Eran continuas las peleas y discusiones que terminaban con la gente herida con cuchillos. Los padres de Bruno, oriundos de Rieti, estaban en la miseria. El padre a menudo pasaba temporadas en la cárcel de Regina Coeli y, cuando estaba en su casa, bebía cuanto le era posible y golpeaba e insultaba a su familia. En ese ambiente nació Bruno el 9 de mayo de 1913. Él contó cómo fue su niñez:2
“Mi madre, que lavaba ropa para ganar algo de dinero, a veces adoptaba la misma conducta de mi padre, a pesar de descender de la familia de la beata Colomba da Rieti. Así nosotros, los cinco hijos, tres varones y dos mujeres, crecimos abandonados a nuestro libre albedrío y a la gente del lugar, que en aquel tiempo solo podía darnos el peor ejemplo. Tuve poca formación, únicamente cursé la enseñanza elemental. Ya de grande, estudié algo más para entrar en una empresa romana de transportes: ATAC (Azienda Tranviaria Automobilistica Comunale)”.
”Yo no sabía lo que era la comunión, creía que era una especie de desayuno. Tenía aproximadamente unos 14 años cuando, mientras estaba tirado detrás de la Basílica de San Juan de Letrán, una señora me sacudió y, con amabilidad, no exenta de piedad, me preguntó si tenía hambre. Yo siempre tenía necesidad de comer porque llevaba una vida de miseria y vagancia. Permanecía en la calle, procuraba no volver a casa porque aquello era siempre un infierno y prefería protegerme del frío con gruesos cartones a modo de mantas sobre la escalera que estar con mi familia. Desde entonces la señora que se me acercó con aquella pregunta comenzó a darme el desayuno y, al mismo tiempo, me hizo estudiar para tomar la primera comunión. A decir verdad, escuchaba las breves lecciones de catecismo pensando que así podría comer. Por este motivo me quedó muy poco la formación religiosa que tuve. Tomé la comunión y después recibí la confirmación, pero no me sentía en absoluto cristiano”.
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