El papel destacado de la juventud fue reconocido y alentado por destacados intelectuales del momento: Gregorio Marañón escribió en 1928 que el «deber fundamental» de la juventud era «la rebeldía»; y Luis de Zulueta, que se estaba en «una época de juventud», y que lo que se le pedía a ésta no era «un programa, sino una dirección». 18 Renovación , el órgano de prensa de las juventudes socialistas, planteó que la creciente movilización de la juventud era consecuencia de la «vieja política» y del caciquismo que nunca dio a los jóvenes «intervención en las contiendas públicas». Pero la misma publicación había reconocido anteriormente que entre 1917 y 1929 las Juventudes Socialistas habían realizado «una labor mínima, reducidísima (…); que más la desacredita que dice en su favor» y en el IV Congreso de la organización, celebrado en febrero de 1932, se dijo que «no hemos tenido relación alguna» con los movimientos estudiantiles habidos durante la dictadura de Primo de Rivera y que su influencia «en los medios escolares ha sido relativamente escasa». 19
Y es que aunque las juventudes socialistas surgieron en septiembre de 1903, cuando se creó la primera sección juvenil en Bilbao, no alcanzaron un desarrollo importante hasta los años republicanos. También en Bilbao celebró la FJS su primer congreso nacional el 25 de marzo de 1906, cuando estaba formada por 20 secciones, con 1.109 afiliados, la mayoría de ellos en el País Vasco. En 1910, la dirección nacional de la federación se trasladó a Madrid. La conjugación de los conflictos en Marruecos con la Primera Guerra Mundial y la campaña desarrollada por la FJS para democratizar las levas permitió un crecimiento de la organización juvenil, que alcanzó a tener, en octubre de 1915, 108 secciones y 3.779 afiliados. Las regiones en que contaba con más militantes eran el País Vasco y Asturias, aunque la única en que no había organizaciones juveniles socialistas era Canarias. Destacaba la escasa implantación de la organización en Extremadura, donde sólo contaba con una sección, y no sorprende la falta de secciones juveniles en Cataluña, por la fuerte presencia anarcosindicalista. 20
Durante los primeros años de su existencia, la acción de la juventud socialista se centró en la realización de actividades educativas, la lucha antimilitarista y la colaboración con el PSOE en campañas de propaganda, lo que se vinculaba con el papel fundamentalmente educativo y subordinado que se dio a las organizaciones juveniles socialistas en toda Europa, y al rechazo a su participación en la política por parte de las respectivas organizaciones de adultos. 21Al igual que sus homólogas europeas, la FJS no surgió por una decisión del partido socialista, sino por la iniciativa de los jóvenes vascos frente a la «reticencia y [el] recelo» de los líderes del partido –recordados por el mismo Indalecio Prieto bastantes años después– que no veían la necesidad de una organización juvenil independiente, concepción que se reflejó en la expresión «organismo auxiliar» que el PSOE utilizó para referirse a ella. 22
Desde la Primera Guerra Mundial la organización juvenil prácticamente vegetó hasta los años 30. En el congreso celebrado por la FJS en 1915 se dijo que la crisis provocada por la guerra y que había diezmado a las Agrupaciones Socialistas había hecho que éstas pensasen «en fusionarse con las juventudes, lo que reputamos un tremendo error», y que, según la dirección juvenil, había tenido como consecuencia que, en los lugares en que la unificación se había producido, «no haya hoy ni agrupación ni juventud socialista». El escaso carácter juvenil que tenía en estas fechas la organización socialista y su concentración en su estructuración y en la propaganda se reflejó en que la mayor parte de las proposiciones presentadas a dicho congreso se centraban en asuntos internos –organización y relaciones con el partido– o en cómo desarrollar la propaganda y las formas que debía adoptar ésta. Las proposiciones referidas a cuestiones socio-políticas y culturales fueron escasas aunque se empezó a pedir la reducción de la edad a partir de la cual se tenía derecho a voto, reivindicación que se convertiría en una constante del movimiento juvenil en todo el periodo que analizamos. 23
La FJS, además, prácticamente desapareció en 1920, cuando fue la punta de lanza de la tendencia pro-bolchevique en el seno del PSOE. En su congreso de diciembre de 1919 decidió adherirse a la Internacional Comunista (IC), Tercera Internacional o Comintern y, en abril de 1920, los jóvenes socialistas –los llamados despectivamente «cien niños»– formaron el Partido Comunista Español. Éste publicó el 21 de julio una resolución en la que manifestaba su voluntad de crear una organización juvenil con las siglas UJC, que sería independiente pero debía servir de correa de transmisión de las ideas del partido. 24La política del PSOE de colaboración con la dictadura de Primo de Rivera no permitió la recuperación de su organización juvenil, 25que se dividió entre partidarios y detractores de dicha colaboración. En 1928 se produjo una larga polémica en Renovación sobre «socialismo reformista» y «socialismo revolucionario» entre el dirigente estudiantil socialista Graco Marsá y Ricardo Alba, que había sido elegido presidente de la FJS en su Segundo Congreso , celebrado en 1927. 26También muestra que hubo grandes tensiones en la organización juvenil en este periodo la memoria del congreso de 1929, en la que el Comité Nacional decía haber pasado «momentos de amargura» ante los «ataques, a nuestro juicio, injustificados, que se nos han dirigido». En ese mismo congreso se produjeron enfrentamientos que llevaron a la anulación de la primera votación de los miembros del Comité Nacional, tras aprobarse una reforma de los estatutos para que este órgano quedara formado por una comisión ejecutiva elegida por el congreso y un delegado de cada una de las federaciones regionales, frente a las normas anteriores en que los cargos, excepto el de presidente y vicepresidente, eran elegidos por la Juventud Socialista Madrileña, por ser la capital del Estado la sede del comité. 27Si a esto se suman las dificultades económicas que la misma memoria del congreso recogía en diferentes páginas no puede extrañar que el trabajo fuera escaso.
Mientras tanto, tampoco el nuevo movimiento comunista consiguió desarrollar una organización juvenil importante. Aunque se habla de dos organizaciones juveniles comunistas, la del Partido Comunista Español y la del Partido Comunista Obrero Español (formado por exafiliados del PSOE en abril de 1921) debían ser ambas casi testimoniales cuando su conferencia nacional de unidad, celebrada en 1922, formó lo que sería la Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE), cuyo límite de edad se fijó en los 25 años. El Partido Comunista de España (PCE) fue una fuerza meramente testimonial hasta los años treinta y durante la dictadura de Primo de Rivera su organización juvenil no pasó de unos centenares de afiliados, caracterizados por su radicalismo y por los métodos sindicalistas que utilizaban. 28Influyeron en este fracaso, frente a otras experiencias europeas, la cooptación de los jóvenes procedentes de la juventud socialista para un PCE escaso en militantes y sin cuadros destacados y la coincidencia del periodo de estructuración y organización con la dictadura de Primo de Rivera, que la hizo pasar a la clandestinidad prácticamente sin estar acabada de conformar. Sin embargo, ya el 1 de mayo de 1927, El Joven Obrero , órgano de la UJCE, publicó un llamamiento a la juventud que contenía reivindicaciones que la afectaban muy directamente como la prohibición del trabajo de los menores de 16 años; la prohibición del trabajo nocturno para los menores de 18 y del trabajo en las industrias insalubres a los menores de 21; mayores posibilidades de aprendizaje; jornada de seis horas para los menores de 18 años sin reducción del salario; vacaciones anuales pagadas; higienización de los talleres; creación de grupos deportivos; y plenitud de derechos políticos desde los 18 años, 29en lo que se puede considerar un programa juvenil que, por ejemplo, la FJS no empezó a elaborar hasta su congreso de 1929, y en el que esta última incluyó, junto a reivindicaciones generales, como el restablecimiento de la constitución, algunas muy alejadas de la juventud, como la rebaja de la edad para la percepción del retiro obrero, y otras puramente juveniles, como la enseñanza secundaria gratuita y obligatoria de los catorce a los dieciocho años, dar posibilidad de acceso a la enseñanza superior a los jóvenes sin recursos económicos, o que la enseñanza en todos sus grados tuviera «un carácter ajeno a toda confesión religiosa o política». Significativamente, entre las peticiones más detalladas en este momento por la Federación de Juventudes Socialistas estaban las relacionadas con las mujeres, lo que muestra el papel fundamental que se daba a la juventud en la organización y concienciación de la mujer, como veremos más adelante. 30
Читать дальше