Recuerdo muchas situaciones que le puedo adjudicar a la Suerte (Buena o Mala).
En mi carrera de tenista me tocó jugar un día con un gran amigo y excelente jugador -el que incluso sigue siendo un entrañable amigo 40 años después-. Estábamos jugando un partido estratégico en la cancha más importante del club y su tenis era mejor que el mío, había comenzado su carrera algunos años antes que yo, e incluso por naturaleza le era más fácil el juego. Hubo una pelota decisiva que caminó por arriba de la faja de la red y pareció que no iba a caer nunca, hasta que cayó de su lado, muy pegada a la red, imposible de devolver. Siempre analicé ese momento, y sin pensar en supersticiones, en el fondo yo sabía que de alguna manera fue una respuesta a lo duro que me entrenaba día a día, y al tremendo esfuerzo que personalmente realizaba para superar mis limitaciones.
No recuerdo situaciones que pueda adjudicar directamente a la Mala Suerte, más allá de desencuentros, fallas mecánicas que me dejaron en algún momento en la calle, nada realmente importante...
El libro que tenemos en nuestras manos se llama “Construyendo la Buena Suerte”... suena un poco paradójico, la mayoría de las personas diría que la Suerte “se tiene” o “no se tiene”... ¿Cómo te vino ese título a tu mente? ¿Recuerdas si hubo un hecho, un disparador, una idea madre, que habría sido la que te llevó a ese título?
Soy un convencido de que la Buena Suerte se construye y por eso hace años que quería volcar mis ideas, al respecto, en un libro, junto a los resultados de una investigación que arroja la posición de varios pensadores que se interesaron, a través del tiempo, en este concepto. El título viene directamente de ese convencimiento personal, de que existe una relación directamente proporcional entre la Buena Suerte y las circunstancias que la generan, y que de alguna manera nosotros, al final, somos los únicos artífices de los resultados que obtenemos.
¿Tú te preparas para lo que comúnmente llamamos “Mala Suerte”?
No, Abel, todo lo contrario, creo que me he preparado toda la vida para la Buena Suerte.
El azar hizo que tuviera una niñez dura. Como he contado en otras obras, mi mamá falleció a mis 9 años y mi papá vivía viajando por el mundo, dedicado a sus empresas. En pocos años fallecieron mi abuela y mis tíos abuelos que me adoraban. Viví una soledad muy grande, hasta que comencé a jugar al tenis y me integré a un grupo de amigos increíbles -que aún mantengo- y que de allí en más fueron mi nueva familia, pero jamás esas vicisitudes se las adjudiqué a la “Mala Suerte”.
Yo creo sinceramente que estas experiencias de vida me prepararon para que con el tiempo construyera mi Buena Suerte, y lo hago cuando entro a las seis de la mañana al gimnasio o a la cancha de tenis. Cuando llego a mi oficina con la lista de tareas ya preparada, cuando me cuido en la comida, cuando me hago análisis médicos periódicos, cuando lidero a mi gente hacia objetivos claros, cuando analizo un nuevo emprendimiento con mi equipo de asesores, cuando cumplo con leer un nuevo libro por semana o cuando trabajo un promedio de 12 horas todos los días.
Tengo identificadas, además, diez cualidades que siempre me han ayudado -junto a los equipos de trabajo que tengo el enorme placer de liderar- a construir mi Buena Suerte:
1. Actitud positiva.
2. Entusiasmo.
3. Determinación.
4. Motivación.
5. Confianza.
6. Optimismo.
7. Dedicación.
8. Alegría.
9. Capacidad de escuchar.
10. Paciencia.
En tu experiencia de vida, ¿te encontraste y/o relacionaste con personas que para ti estaban muy marcadas por la “Buena Suerte” o la “Mala Suerte”?
Tengo ejemplos muy claros, Abel, de lo que me planteas, pero a la vez conozco cómo se mueven unos y otros en la vida, y aunque no se den cuenta, en ambas situaciones son ellos mismos los que generan una u otra Suerte.
Tengo el caso muy cercano de un socio y gran amigo, al que siempre le digo que tiene tanta suerte, que cuando se le cae la tostada lo hace con la mermelada para arriba. Pero si lo vemos con proyección... tiene dos carreras, es un excelente negociador, trabaja muchas horas y es un comercial como no hay otro en México. No hay casualidades, él crea su propia “Buena Suerte”. Tengo otro amigo al que todo le pasa. Es un compendio de tragedias. Yo lo llamo y antes de que me diga una palabra, previniendo “la tormenta”, le pido que me cuente algo bueno. Pienso que victimizarse lo ayuda a sacarle energía al otro, y si analizo su vida en perspectiva, está en el grupo de los que hacen más de lo mismo pensando en que en algún momento van a obtener mejores resultados, de los magros que han podido obtener hasta ahora, y nunca se preguntan a fondo por qué han obtenido tan poco hasta el momento.
¿Qué relación (si es que le ves alguna) hay entre “Éxito” y “Suerte”?
Bueno... el genial Henry Ford siempre decía; “Qué extraño es... que cuanto más trabajo más suerte tengo”. De hecho que comienzo esta obra con esa maravillosa frase.
Soy un total convencido de ésto. Cuanto más mayor me voy poniendo, más convencido estoy de que para lograr buenos resultados no existen caminos cortos.
Hay una relación directa entre el esfuerzo, el fracaso y el éxito.
Este mes he leído tres libros muy buenos que recomiendo. Uno sobre la vida de Donna Karan, la diseñadora que creó un estilo de vestir para la mujer americana que trabaja, otro sobre la vida de Abilio Diniz, el magnate brasilero creador del Grupo Pan de Azúcar y el último sobre Amancio Ortega, el fundador de Inditex, el gigante textil español, quien, con cincuenta mil millones de dólares, es uno de los hombres más ricos del mundo. En los tres casos, el gran denominador común es haberse levantado de muchos fracasos a costa de no bajar los brazos y trabajar, trabajar
y trabajar.
En tu infancia y tu juventud, seguramente tuviste factores que se podrían llamar de “Buena Suerte” y de “Mala Suerte”... ¿en qué proporción -y por qué, si te parece contar algunos ejemplos- piensas que se dieron?
Te repito que no siento que hayan sido eventos de Buena o Mala Suerte. Las cartas que me tocaron no fueron las mejores, mirándolas a la distancia, pero me las ingenié para poder jugar una buena partida que sentó las bases para que pudiera convertirme en el padre, esposo, amigo y empresario que hoy soy. Pienso que hablar de Buena o Mala Suerte evaluando cada situación, nos aleja de la verdadera razón que generó la circunstancia. Pienso con asiduidad y como te comenté anteriormente, que la niñez sumamente triste y solitaria que me tocó vivir me preparó para ver “el vaso medio lleno” siempre, y desde allí se fueron generando los resultados.
¿Qué aspecto o aspectos de tu “construcción personal de la Buena Suerte” consideras más destacables?
Sin lugar a dudas la Resiliencia, una palabra que incluso me cuesta mucho pronunciar, y que significa la capacidad que tiene una persona de superar situaciones traumáticas. Jamás bajé los brazos, ni en las circunstancias más duras. Siempre me levanté y con lo que tenía en las manos, fuera poco o mucho, volví a construir. Jamás me di por vencido, porque estoy convencido que las cosas grandes llevan tiempo. El genial Walt Disney decía “If you can dream it you can do it” tengo esa frase en mi mesa de trabajo.
Si hoy conoces a una persona que te dice que las cosas no le van bien, porque viene experimentando una racha de “Mala Suerte”... ¿cómo reaccionas? ¿Qué piensas y qué sientes? ¿Qué le dices?
Generalmente trato de ayudarla a entender cuáles fueron las circunstancias que la llevaron hasta allí, y que erróneamente la hacen pensar que está “maldecida”. Generalmente me encuentro -como dije anteriormente sobre mi amigo signado por la mala fortuna- con que siguen haciendo lo mismo que siempre han hecho, esperando recibir algo diferente a lo que han recibido hasta ahora. Es bien sabido que Einstein definía de esta forma a la locura.
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