Lo mismo que los evangelistas, Pablo conserva el ‘abba arameo. Así, en Ga 4, 6, escribe: «Y por ser hijos envió Dios a nuestros corazones el Espíritu de su hijo que grita: ¡Abba, Padre!». Y en Rom 8, 15: «…habéis recibido el espíritu de adopción por el que clamamos: ¡Abba, Padre!».
Está de acuerdo con la versión de Lucas del Padrenuestro, al permitir a los creyentes cristianos emplear la forma familiar de dirigirse a Dios.
A Dios se le da el título de Padre dos veces en la Carta a los Hebreos: 1, 5; 12, 9. En Hb 1, 5 el escritor cita 2 Sm 7, 14, que aduce como prueba de que Dios es el Padre del Mesías. Y en 12, 9 se nos presenta a Dios como Padre de los espíritus.
Raramente se encuentra el título en las Cartas Pastorales (1 Tm 1, 2; 2 Tm 1, 2; Tt 1, 4). Se le aplica a Dios en Santiago tres veces (1, 17. 27; 3, 9), en una de las cuales (1, 17) es llamado «Padre de las luces». Se dan tres casos en 1 P (1, 2. 3. 17) y uno en 2 P (1, 17), uno en Judas (versículo 1), cinco en el Apocalipsis (1, 6; 2, 27; 3, 5. 21; 14, 1) y solamente tres en los Hechos de los Apóstoles (1, 4. 7; 2, 33).
Encontramos muy frecuentemente el título en los escritos de Juan, tanto en el Evangelio como en las cartas. De ordinario a Dios se le llama «el Padre», y puede haber algún indicio del ‘Abba arameo detrás de ello, pues el conjunto pudo ser traducido al griego con el nombre y el artículo definido. Jesús frecuentemente se refiere al Padre; en una ocasión dijeron los judíos discutiendo con Jesús: «Nosotros tenemos un solo padre, Dios» (Jn 8, 41). Jesús describe a Dios como «vuestro Padre» solamente en un dicho (Jn 20, 17): «Subo a mi Padre y Padre vuestro». La frase hace distinción entre Dios, el Padre de Jesús, y Dios, el Padre de los cristianos; una distinción que se encuentra ya en los dichos sinópticos de Jesús, confirmada por la contraposición de Juan entre Jesús, el Hijo unigénito de Dios, y sus seguidores, que son hijos de Dios.
Los testimonios aducidos manifiestan que, aunque el título «Padre» se empleó frecuentemente en tiempos precristianos, su uso, sin embargo, en el Nuevo Testamento, particularmente en los dichos de Jesús y en los escritos de Pablo y Juan, recalca que Dios es el Padre de Jesucristo. Al título se le da un sentido claramente cristiano. Raramente se hace alusión a que Él sea el Padre de todas las cosas. A menudo se nos presenta como el Padre de los creyentes cristianos. Pero se pone un énfasis característico tratándose de su paternidad con respecto a Cristo. Esto hizo posible que los cristianos pudieran concebir la relación Padre-Hijo dentro de la divinidad, y descubrir una pluralidad dentro de la unidad de Dios.
1SCHRENK, TWNT , V, p. 951.
2Od 1. 28, II. 1.544; cf. TWNT , V, pp. 952-53.
3 TWNT , V, pp. 953-54.
4Rep. VI. 506e.
5Tm 41a.
6 TWNT , V, p. 956.
7 Ibid ., p. 955.
8 Midr. Prov. X. 1; cf. SCHRENK, op. cit. , p. 978.
9Cf. 3 M 7, 6: «El Dios del cielo ha defendido fuertemente a los judíos, como el padre que siempre lucha por sus hijos».
10 Teaching of Jesus , p. 101.
11T. W. MANSON, Sayings of Jesus , p. 168; DALMAN, op. cit ., pp. 191-92.
12 Teaching of Jesus , p. 99.
LA DIVINIDAD DE CRISTO
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