Era una tradición judía que el Espíritu abandonó a los judíos después de la muerte de los profetas Zacarías y Malaquías. Con esta tradición estaba relacionada una profecía: que habría un futuro don del Espíritu. La profecía se encuentra en Jl 2, 28 ss., y los cristianos creyeron que había tenido su cumplimiento en Pentecostés.
Estos cinco aspectos de la doctrina del Espíritu tuvieron gran influencia sobre la doctrina cristiana. La idea del Espíritu preparó un clima en el que era concebible la pluralidad dentro de la divinidad. No condujo directamente a la doctrina sobre la persona de Cristo, porque los conceptos de Sabiduría y Palabra fueron preferidos en cristología, y el Espíritu era considerado como una persona distinta de Cristo. Aunque esta distinción no fue admitida por completo en el Nuevo Testamento, si exceptuamos el cuarto Evangelio, la experiencia cristiana del Espíritu era tan plena que al Espíritu se le consideraba, no como una idea, que podía explicar la naturaleza de Cristo, sino como una más amplia manifestación de la naturaleza de Dios, que requiere por sí misma una explicación.
Un importante sector de la literatura judía contiene la idea de la Divina Sabiduría, a la que se describe como una emanación de la gloria de Dios, como un poder que procede de Él, que existe por sí misma. Puede discutirse si la idea de Sabiduría es real, o usada como una poética metáfora 59. Pero algunas formas de hablar que se usan parecen ser más que una metáfora. Según el Libro de los Proverbios, la Sabiduría grita alto en las calles y da voces en las amplias plazas. Es capaz de amar y de odiar. En la creación estaba al lado de Dios como arquitecto 60. En el Libro del Eclesiástico se dice de ella que se alaba a sí misma y se gloría en la presencia del poder de Dios 61. La Sabiduría de Salomón la describe como «artífice de todas las cosas» 62. Estas descripciones de la Sabiduría, sin embargo, revelan más arte poético consciente que las del Espíritu. Aunque la Sabiduría es descrita como criatura, que asiste a Dios en su obra, no da la impresión de ser un irresistible poder que impulsa a los hombres a la acción. Ella da a los hombres conocimiento y consejo, y es más pacífica en su actividad que el Espíritu.
La relación de la Sabiduría con Dios es muy íntima. Esto se manifiesta vivamente en las palabras de la Sabiduría, 7, 25 ss.:
«Porque es un hálito del poder divino,
y una emanación pura de la gloria de Dios omnipotente,
por lo cual nada manchado hay en ella.
Es el resplandor de la luz eterna,
el espejo sin mancha del actuar de Dios,
imagen de su bondad».
Y a pesar de esta unión tan fuerte, la Sabiduría es distinta de Dios, porque hace a los hombres amigos de Dios, y vive con Dios, y es amada por Él 63. Según el Libro de los Proverbios fue formada por Dios y actuó con Él y se solazó ante Él 64. Así pues, la Sabiduría es más que un efluvio de Dios, y tiene una vida consciente en sí misma. Es una extensión de la divina personalidad, una extensión sugerente de la pluralidad en la Divinidad.
La doctrina de la Divina Sabiduría se popularizó en los últimos cuatro siglos antes de Cristo. Fue un intento de satisfacer una necesidad profunda en el pensamiento judío a propósito de Dios. Después del destierro fueron dando una importancia progresiva a la trascendencia de Dios. Él era de un orden distinto a todas las cosas que habían sido creadas. El hombre no podía mirarlo y seguir viviendo. Todo debe estremecerse de reverencia ante Él. Esta idea de trascendencia llegó a ser tan fuerte que los judíos encontraban difícil explicar la presencia de Dios en el mundo y su interés en sus asuntos. No podían conciliar la divina inmanencia con la divina trascendencia. Aunque no estaban influenciados por la teoría de Aristóteles de que un Dios perfecto no está interesado por un mundo imperfecto, ellos tuvieron que afrontar la dificultad de Aristóteles. Encontraron difícil de explicar la actividad de Dios en el mundo. Aristóteles llegó a la conclusión de que Dios movía el mundo solamente por atracción. La sublimidad de Dios no se desfiguraba por el pensamiento de los hombres o por las cosas de la tierra. Los judíos rechazaron esta solución porque creían en un Dios personal, que actuaba en el mundo. Intentaron resolver su problema suponiendo que un poder intermediario había tomado parte en la creación y seguía ocupado en la conservación del universo. La Sabiduría era precisamente ese poder.
La idea de la Sabiduría la hicieron suya los pensadores cristianos para explicar la relación de Cristo con Dios. Aunque no estaba especialmente relacionada con el Mesías en tiempos del Antiguo Testamento o en el más tardío judaísmo, era muy apropiada para la adaptación por parte de los cristianos, que deseaban explicar la naturaleza de Cristo. No es de admirar que el lenguaje literario de la Sabiduría lo usara Pablo, como también el autor de Hebreos, para ilustrar su pensamiento sobre la persona de Cristo 65.
Una tercera idea importante en el judaísmo era «Palabra». Cuando Dios deseaba comunicarse con los hombres, les hablaba. Moisés oyó su voz desde la zarza que se quemaba (Ex 3, 2 ss.). Comunicó su palabra a los profetas 66. Cuando fue creado el mundo, este llegó a la existencia al conjuro de su palabra.
«Por la palabra de Yavé fueron hechos los cielos,
y todo su ejército por el aliento de su boca…
Dijo Dios y se hizo;
Él mandó y así fue enseguida» (Sal 33, 6, 9; cf. Gn 1, 3. 6).
Sin embargo, en el Antiguo Testamento la «Palabra» no está personificada. Describe la manera que tiene Dios de ejecutar su propósito. No es ella en sí misma un ser existente. Ni siquiera en los escritos apócrifos se encuentra personificada realmente. Lo más aproximado se encontraría en Sab 18, 15. 16:
«Tu palabra omnipotente se lanzó de los cielos… llevando por aguda espada tu decreto irrevocable; e, irguiéndose, todo lo llenó de muerte; y caminando por la tierra tocaba el cielo».
El lenguaje fantástico parece más metafórico que literal, y aporta una prueba no segura de la personificación de la idea.
Se ha discutido si el concepto Memra («Palabra») se personificaba en los Targums. Memra se usó como un sustituto reverencial de Dios, y por este motivo frecuentemente se dice que realiza actividades personales y que tiene personales sentimientos. Pero desde el momento en que esta palabra y otras fueron empleadas como sustitutos del divino nombre de Yavé, no hay motivo para dar por sentado que Memra fuera personificada 67.
Filón hace uso frecuente del término λόγος («palabra»), de tal manera que a veces sugiere tratarse de una persona. C. H. Dodd comenta: «A pesar de toda personificación, Filón no piensa realmente en un guía personal y compañero» 68. El «Logos» es el mundo de las ideas. Y, con todo, es difícil borrar la impresión de que Filón considera al Logos como persona, pues dice que sostiene el mundo y a sus habitantes, y lo describe como un sumo sacerdote, un ángel, un capitán y un piloto 69. Aunque su explicación del λόγος no siempre es consecuente, en muchos lugares escribe como si el λόγος fuese un ser consciente.
Γόγος está destacado en el primer capítulo del cuarto Evangelio, donde se le usa como un título de Cristo. Este capítulo manifiesta la influencia de la historia de la creación del Génesis. W. F. Howard ha dicho que los evangelistas sacaron la idea del λόγος del Antiguo Testamento y de la tradición rabínica 70. Pero esto no tiene que ver a propósito de si el término se usa en un sentido personificado. El uso hecho por Juan del λόγος en un sentido personal se explica muy bien por la influencia de Filón, o de los desconocidos predecesores de Filón. A través de la tradición helenística la idea de «Palabra», como las ideas de «Sabiduría» o de «Espíritu», ayudó a preparar el camino a la teología cristiana.
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