A mi madre, maestra y valiente mujer, quien, con los recursos que tenía, me enseñó a cuidarme y a cuidar a quienes amo, proteger a los que me importan y a saber que la vida se vive, me enseñó a crecer y ser adulta comprendiendo que el valor está en mi interior y no fuera de mí, que nos podemos diseñar abrazando lo dolores vividos y con gran esperanza podemos mirar un futuro amable y amoroso.
A mis hijos, maestros que me enseñaron a reinventarme una y otra vez por amor, a buscar en mi palabra amorosa para acercarme a ellos sin importar la razón, a amar incondicionalmente desde lo más profundo de mi ser, sin reservas y sin esperar nada a cambio. Me enseñaron a buscar caminos para levantarme una y otra vez. Me salvaron muchas veces y me enseñaron a encontrar sentido cuando creí que no lo había, solo en honor al amor.
A mis padres, les agradezco por enseñarme a caminar por las sombras y dolores, por mostrarme que el abandono solo existe si me abandono a mí misma y que con valentía el perdón a mí misma y a otros, se alcanza entendiendo y sintiendo que esa “Gran palabra” nos libera y nos permite caminar más liviana y en libertad.
A los hombres que me amaron y en especial a mi esposo Antonio, les honro y solo tengo palabras de gratitud por acompañarme a ser mujer, por mostrarme el camino de la confianza y el amor, por enseñarme que la comprensión y compañía se alimentan todos los días. Por mostrarme lo intensa y apasionada que puedo ser, por estar a mi lado en aquellos momentos menos iluminados y contenerme, por acompañarme a vivir la vida como una elección, pero por, sobre todo, por regalarme la posibilidad de conocer a mis tres grandes maestros Sebastián, Benjamín y Cristóbal.
A mis amigas, les agradezco por acompañarme en la sororidad y mostrarme como confiar, por cuidarme y ser pacientes con mi intensidad.
Desde mi comprensión profunda de hoy y agradecimiento por este hermoso regalo, me comprometo conmigo y con ustedes a seguir construyéndome, dando un paso a la vez, conectándome con mi fluidez y generosidad de mi escucha, con desbordes quizás “reconociéndome múltiple”, pero aceptando mis límites y volviendo a la calma, teniendo una voz propia sintiendo que mis silencios me conecten con la inmensidad del amor para estar presente y acompañarme y acompañar a quien lo requiera.
¡Gracias, gracias y gracias!
ÍNDICE
1. “Yo en el Mundo “Dasein”.
1.1Contexto
1.2Mi Llegada
1.3El Nuevo Amor
1.4Aprender a callar “NO DIGAS NADA”
1.5Un antes y un después
1.6 Cómo aprendí a ser como era
2. Miedos y Sombras.
3. Modelo OSAR y Estructura de Coherencia.
3.1Modelo OSAR
3.2Estructura de Coherencia y Perfil Unitario
3.3El Miedo
3.4La Rabia
3.5La Victimización
3.6La Arrogancia
4. Creación de mi propia Obra de Arte.
4.1Diseño Estratégico de Identidad.
4.1.1 DEI
4.2Estrategias de aprendizaje.
5. Aporte Ontológico.
6. Bibliografía.
1.“Yo en el Mundo “Dasein””.
1.1.- Contexto.
Aquí voy en interpretación del ser quien estoy siendo, tal como menciona Heidegger en su concepto del Dasein y en su definición de “como un estar-en-el-mundo fácticamente existente”. “Ser y Tiempo”. (Rivera J. E., 1926, pág. 62)
•Chile estaba pasando por momentos políticos complejos. El gobierno de ese tiempo era el de Salvador Allende y de la Unidad Popular. El país se encontraba en una etapa convulsa, mucha división, desconfianzas, descontentos y movilizaciones sociales. Nuestro país estaba en crisis. Algunos ciudadanos sentían necesario un cambio y otros sentían injusto que lo que habían ganado, les fuera arrebatado. El contexto social era de desigualdades sociales, confusiones e inseguridades.
Mientras tanto, el mundo que me esperaba estaba conformado por Juan y Guillermina. Mi madre se casó muy joven para salir de su casa y el maltrato que sufría por parte de su madre, hermana mayor de nueve hermanos de un segundo matrimonio. Juan, mi padre, tenía 23 años al momento de casarse, hombre alegre y amigo de los amigos y con especial gusto por las fiestas. Alto, moreno, de cara alargada y ojos tristes, “Un muy buen padre, pero no tan buen esposo” -decía mi madre.,
Después de un año de casados, se fueron a vivir a Renca, otra comuna de Santiago, en una casa muy humilde; en mi imaginación tiene un cierto parecido a la casa del cuento de los tres cerditos, esa que con un soplido podría volar por los aires. Mi mamá me ha contado que la abundancia no era parte de sus días, por tanto, el trabajo y el esfuerzo eran parte fundamental de sus vidas.
Al siguiente año, en marzo nace mi hermano mayor Juan, y dos después, mi hermana Soledad, y siete años más tarde, fui recibida en este mundo.
1.2.- Mi Llegada.
Durante esos diez años de matrimonio, mi madre cuenta que, si bien al principio tuvieron alegrías, ella recuerda una vida difícil en lo económico y en lo afectivo, y su espera por mí estuvo llena de contradicciones; la esperanza, la desilusión, la alegría, la pena, la soledad, la inseguridad, la resiliencia podrían ser elementos que envolvieron mi llegada al mundo.
Mi mamá cuenta que ese año tuvo alegrías, reconciliaciones y profundas penas, un 3 de octubre de ese mismo año, mi padre falleció en un accidente automovilístico y ella se vio enfrentada a un mundo que no conocía y para el que no estaba preparada, viuda de 26 años con tres hijos pequeños de 9, 6 años y una bebé de 8 meses. La soledad, la desesperación y la incertidumbre inundaron nuestro hogar. Me imagino que la soledad y la sensación de abandono debe haberme inundado también, me imagino como una bebé sin atención, sin cuidados, pero también comprendo que no existió otra forma de que hubieran pasado las cosas.
Durante algunos meses recibimos ayuda de cercanos y algunos familiares, durante ese tiempo mi madre salió a buscar sustento para sus tres niños pequeños y el cuidado de las dos pequeñas quedó a cargo de mi hermano Juan, cambiando pañales, cocinando, asumiendo esa tarea. Me imagino que no fui tan cuidada y me pregunto ¿cómo un niño de 9 años podría estar a cargo de una beba de 8 meses?
Hoy nos cuenta que, en realidad, no sabía cómo hacerlo, y que ahí se sentía como un papá, se sentía responsable de cuidarnos. Creo que aquello ocurrió durante tres meses, y luego fuimos enviados al cuidado de familiares paternos en el sur, y a internados. Mi emoción al recordar estos hechos es de tristeza al sentir la desprotección, dadas las situaciones de mi madre para cuidarnos.
1.3.- El Nuevo Amor.
Durante los meses de verano, mi madre encontró el amor; se enamoró profundamente de Gustavo y su mundo cambió y el de nosotros también. Según las conversaciones con mis hermanos, la principal atención de mi madre fue hacía él, ¿quizás en respuesta a tanto desamor y abandono sufrido durante su vida? Comenzaba así una nueva vida.
Yo era muy pequeña, tal vez sentí que la atención y el poco cuidado de mi madre eran atrapados por este nuevo amor. Comenzamos a vivir con él, conformamos una nueva familia y eso colaboró con mi crianza desde muy temprana edad. En una conversación con mi hermano mayor durante este año, ya cumplido mis 49 y con el objetivo de ir reconstruyendo mi historia, él me contó que este nuevo amor extraño llegó a vivir a nuestras vidas muy luego después de la muerte de mi padre, y que él sintió que ocupaba un lugar que no le correspondía y que nos robaba la atención, cuidado y amor de nuestra madre.
Fue a él a quien reconocí como mi papá, no sé si él me adoptó o yo necesité adoptarlo a él. Creo que mis ansias eran más grandes que las de él; en realidad, creo que yo encontré una imagen paterna que me podría entregar amor, abrazar y dar atención.
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