Misioneros en África para Jesús
Dr. Ronald K. Noltze
Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires, Rep. Argentina.
Índice de contenido
Tapa
Prólogo
Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Epílogo
Nota del editor
Más allá del ayer
Misioneros en África para Jesús
Ronald K. Noltze
Dirección: Natalia Jonas
Diseño del interior: Giannina Osorio
Diseño de la tapa: Mauro Perasso
Ilustración de tapa: Propiedad de Shutterstock
Libro de edición argentina
IMPRESO EN LA ARGENTINA - Printed in Argentina
Primera edición e - Book
MMXXI
Es propiedad. © 2021 Asociación Casa Editora Sudamericana.
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.
ISBN 978-987-798-541-2
Noltze, Ronald K.Más allá del ayer : Misioneros en África para Jesús / Ronald K. Noltze / Director Natalia Jonas. - 1ª ed - Florida : Asociación Casa Editora Sudamericana, 2021.Libro digital, EPUBArchivo Digital: onlineISBN 978-987-798-541-21. Misiones Cristianas. I. Jonas, Natalia, dir. II. Título.CDD 230 |
Publicado el 30 de diciembre de 2021 por la Asociación Casa Editora Sudamericana (Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).
Tel. (54-11) 5544-4848 (opción 1) / Fax (54) 0800-122-ACES (2237)
E-mail: ventasweb@aces.com.ar
Website : editorialaces.com
Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor.
Dedicado al recuerdo de mis padres...
Con admiración por su labor misionera...
Y como un agradecido reconocimiento por su inspiración para mi vida.
Gbon, gbon kua lii
kua kelee kua lii
kua lii yala po tai
kua kelee kua lii
(Traducción de la dedicatoria en lengua kpelle)
A mi esposa, Noemí.
A mis hijos y sus familias.
“No tenemos nada que temer en el futuro,
a menos que olvidemos la manera
como el Señor nos ha guiado en el pasado”
Elena de White, Notas biográficas
(Buenos Aires: ACES, 2013), p. 193.
Quien logra hacer un alto en la estresante vida moderna para echar un vistazo a su propio pasado descubre, con sorpresa, que esa mirada retrospectiva enriquece sensiblemente. Inspira a comprender muchos de los enfoques que ha dado a su vida y permite interpretar una serie de decisiones que inconscientemente ha tomado.
El pasado no puede borrarse de nuestra mente, sino permanece resguardado en ella en el subconsciente. Y, desde allí, trabaja generando nuestro carácter y plasmando nuestra personalidad. Se trata de un proceso continuo: mientras más años dejamos atrás, más vivencias se acumulan. Con el correr del tiempo nos alcanzan nuevas impresiones que desplazan –inadvertidamente– experiencias anteriores al infinito del subconsciente.
Suponemos que dichas experiencias se han perdido, pero no es así. Están almacenadas y de ninguna manera inactivas. Se encuentran depositadas en una red sofisticada de archivos de la mente, están permanentemente a disposición para influenciar nuestras decisiones. El pasado dispone las herramientas para que estructuremos el presente.
Fue Salomón quién dijo: “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Prov. 22:6).1 Hacemos bien en prestar atención a los eventos del ayer: estos nos ayudan a entender el presente.
En el pasado, las experiencias de misioneros enviados a tierras lejanas ha sido un tema que ha cautivado, como pocos, a creyentes cristianos de distintos lugares y denominaciones. En línea con esto, en las primeras décadas del siglo XX una serie de sociedades misioneras del centro y del norte de Europa enviaron voluntarios a países de ultramar. Una de ellas fue la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Liberia, un país de África Occidental, fue el destino señalado para uno de los barcos que partió desde el puerto de Hamburgo. Aquella nave llevaba a personas jóvenes de habla alemana que habían aceptado el desafío de proclamar el evangelio a hombres y mujeres de otras culturas. Los registros cuentan de nombres como Rudolf Helbig y su esposa, Elisabeth –tras cuya muerte, el misionero se casó con Erna, con quien continuó la labor–, Ernst Flammer y su cónyuge Hanny, Rudi Reiter y el matrimonio conformado por Karl Noltze y Clärle.
Claro que ellos no estaban solos: las oraciones de sus iglesias los acompañaban. Es que los proyectos en los campos misioneros distantes fueron considerados, al mismo tiempo, proyectos de las iglesias que enviaban a los voluntarios. Todos y cada uno de los miembros se sentían parte del cometido. De hecho, había en el calendario eclesiástico un momento culminante: las visitas de estos misioneros a su país de origen y el relato de sus experiencias. Aquello significaba un impulso espiritual para las iglesias.
Hoy en día los tiempos han cambiado. Las culturas han evolucionado. El hombre mismo se ha ido transformando.
Actualmente, el evangelio no resulta atractivo para el europeo promedio, un individuo secularizado que difícilmente reconoce la existencia de Dios. Sin embargo, no fue en vano lo que se hizo en el pasado: “Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás” (Ecl. 11:1).
El crecimiento espiritual de aquellos países donde se esparció la semilla es palpable. La cosecha está madura. Las pequeñas capillas de la selva se han transformado en iglesias. Y de las estaciones misioneras resultaron escuelas, academias e instituciones médicas.
Los frutos, claro, también incluyen vidas transformadas: no son pocos los predicadores religiosos que han surgido de esos campos misioneros tan distantes de nuestras latitudes. Así, se continúa un círculo virtuoso: los mismos predicadores traen a la memoria de los europeos los valores cristianos que décadas atrás les fueron enseñados.
El libro que está en tus manos tiene la intención de volver a iluminar el pasado. Lleva el deseo de trasmitir a la generación actual las experiencias de aquella época, con el fin de que estas vivencias sirvan como un impulso para la iglesia. Así, los creyentes actuales podrán nutrirse del legado de los misioneros. Estas páginas también abrigan la esperanza de que los jóvenes encuentren, en los desafíos y las vivencias de los pioneros, sentido e inspiración para sus propias vidas. Finalmente, pero no menos importante, este libro busca servir como motivación para ti y para mí, para que podamos mantener una fe firme y sólidamente fundamentada.
Fue Dios mismo quien señaló la necesidad de conservar recuerdos. Según el relato de la Biblia, al finalizar el Éxodo, fue él quien ordenó a Josué, el líder de Israel, la erección de dos monumentos como recordatorios de la travesía milagrosa por el río Jordán. Mientras las aguas de este aún eran detenidas por Dios, doce rocas debían ser apiladas como recordatorio perpetuo en medio del lugar. Un segundo monumento –también con doce rocas– debía ser construido en la orilla, lejos de las aguas del río.
Читать дальше