14Alec G. Ford, El patrón oro 1880-1914: Inglaterra y la Argentina (Editorial del Instituto, Buenos Aires, 1966) pp. 298-305; Horacio J. Cuccorese, Historia económica financiera argentina: 1862-1930 (El Ateneo, Buenos Aires, 1966) pp. 90-94, 100-102.
15Joseph A. Tulchin, “The Argentine economy during the First World War-I”, The Review of the River Plate (19 de junio de 1970) pp. 901-903; Joseph A. Tulchin, “The Argentine economy during the First World War- III”, The Review of the River Plate (10 de julio 1970) pp. 44-45; Carl E. Solberg, Oil and Nationalism in Argentina , pp. 25-27, John R. Bradley, Minerals Division, Fuel and Power in Latin America (US Department of Commerce, Bureau of Foreign and Domestic Commerce, Trade Promotion Series 126, United States Government Printing Office, Washington, 1931) pp. 62-63.
16L. Brewster Smith, Harry T. Collings y Elizabeth Murphey, The Economic Position of Argentina during the War (Department of Commerce, Bureau of Foreign and Domestic Commerce, Miscellaneous Series 88, Washington DC, 1920) pp. 60-61, 96-97; Adolfo Dorfman, Historia de la industria argentina (Solar-Hachette, Buenos Aires, 1970) pp. 340-350. El petróleo proporciona 10.500 calorías por kilogramo, carbón 7.500 y el carbón de leña solo 2.265.
17“Interview with Dipl. Eng. Helmuth Krieger, Mineola, New York, 11 July 2011”, in Carl E. Solberg, Oil and Nationalism in Argentina , pp. 27-28. Krieger recordaba que durante 1917-1925 barcos argentinos en aguas patagónicas ocasionalmente se detenían en Santa Cruz y laboriosamente extraían suficiente carbón para proveerse.
18Paul H. Lewis, The Crisis of Argentine Capitalism (University of North Carolina, Chapel Hill, 1990) pp. 34-35; Adolfo Dorfman, Historia de la industria argentina , pp. 298-306, 328-337, 340-350; L. Brewster Smith, Harry T. Collings y Elizabeth Murphey, The Economic Position of Argentina during the War , pp. 67-69. Para las exportaciones no tradicionales durante la guerra, Ernesto Tornquist, El desarrollo económico de la República Argentina en los últimos cincuenta años (Buenos Aires, 1920) pp. 168-176.
19Horacio J. Cuccorese, Historia económica financiera argentina , pp. 100-102.
20Carl E. Solberg, Oil and Nationalism in Argentina , pp. 36-37.
21David Rock, Politics in Argentina , pp. 129-131; Aurelio González Climent, Nicolás Mihanovich: su vida, su obra, sus barcos (Buenos Aires, 1988) pp. 50-51, 64-65, 234-243. Nicolás Mihanovich fue un inmigrante croata que entró en el negocio del transporte marítimo en la cuenca del río Paraná. En 1898 era propietario de la Sociedad Anónima de Navegación. Llegó a ser el principal magnate naviero de América del Sur, con una flota de casi doscientos buques, incluyendo buques de carga y pasajeros, remolcadores y barcazas. Frustrados sus intentos de hallar capital adicional para expandirse en la Argentina, en 1909 se asoció con el barón D’Erlanger, un aristócrata francés radicado en Londres que sugirió a Mihanovich la formación de una empresa angloargentina en la capital británica. La firma fue denominada The Argentine Navigation Company, una empresa que legalmente era británica y de capital inglés, pero económica y operativamente argentina. La compañía tenía un directorio en Londres y otro en Buenos Aires, con un capital de 2,1 millones de libras esterlinas. En 1916 operaba una flota de 324 buques, incluyendo vapores de pasajeros y carga, remolcadores y barcazas. En 1917 Mihanovich se retiró y vendió la compañía a inversores británicos.
22Severino Diéguez, Anarquista soy! , pp. 35-38; David Rock, Politics in Argentina , pp. 182-183.
23Sandra McGee Deutsch, Counterrevolution in Argentina, 1900-1932 , pp. 64-65; David Rock, Polítics in Argentina , pp. 131-134; Joel Horowitz, “Bosses and clients: Employment in the Buenos Aires of the Radicals, 1916-1930”.
24Sandra McGee Deutsch, Counterrevolution in Argentina, 1900-1932 , pp. 69-70; Paul B. Goodwin, Los ferrocarriles británicos y la UCR , 1916-1930 (La Bastilla, Buenos Aires, 1974) pp. 288-289.
25David Rock, Politics in Argentina , pp. 152-154; Severino Diéguez, Anarquista soy! , pp. 35-39. La Rusia zarista en ese momento incluía partes de Polonia, Letonia y, por supuesto, a un buen número de judíos. Dado que todos llegaron bajo pasaportes rusos, los funcionarios de inmigración argentinos simplemente enumeraron su nacionalidad como “ruso”, término que también se aplicaba a los judíos por esa razón.
26Ysabel F. Rennie, The Argentine Republic (The Macmillan Company, Nueva York, 1945) pp. 214-215; Dionisio Petriella y Sara Sosa Miatello, Diccionario biográfico ítalo-argentino (Asociación Dante Alighieri, Buenos Aires, 1976) pp. 690-691, W. W. Ewing, comisionado comercial, Construction Materials and Machinery in Argentina and Bolivia (Department of Commerce, Bureau of Foreign and Domestic Commerce Special Agent Series 188, Government Printing Office, Washington, 1920) pp. 71-73; Donna J. Guy, “La industria argentina, 1879-1940: mercado de acciones y capitalización extranjera”, Desarrollo Económico (vol. 22, núm. 87, 1982) pp. 364-365; “Interview with Dipl. Eng. Helmuth Krieger, Mineola, New York, 11 July 2011”, in Carl E. Solberg, Oil and Nationalism in Argentina , pp. 27-28. Al no lograr capital para su expansión en Buenos Aires, la firma lo hizo en el mercado londinense, apareciendo así legalmente como una empresa británica, y de hecho tenía directorios y administración con sede en Londres, pero el poder de decisión recayó en la familia, de ahí que la firma fuera, de facto, todavía argentina. Según Krieger, la firma había diseñado y construido un horno Siemens Martin con una capacidad de 150 toneladas y un tren laminador. Los talleres Vasena comenzaron a competir contra TAMET, parte del Grupo Tornquist. A principios de la década de 1920, Vasena se declaró en bancarrota y sus plantas y equipos se incorporaron a la organización TAMET existente.
27Ysabel F. Rennie, The Argentine Republic , p. 215; David Rock, “Lucha civil en La Argentina”, Desarrollo Económico (vol. 11, núm. 42, 43 y 44, 1971-1972) pp. 165-215; Severino Diéguez, Anarquista soy! , pp. 45-51. Pocos de los trabajadores estaban armados y la mayoría de sus armas eran revólveres Velodog de pequeño calibre utilizadas por los ciclistas contra los ataques de perros. Navone y algunos de los otros, según el nieto de Diéguez, llevaban revólveres Lefaucheux antiguos.
28Sandra McGee Deutsch, Counterrevolution in Argentina , pp. 74-75; Nicolás Babini, “La Semana Trágica: pesadilla de una siesta de verano”, Todo es Historia (núm. 5, 1967) pp. 8-20; David Rock, Politics in Argentina , pp. 176-178.
29Manuel Gálvez, Vida de Hipólito Yrigoyen , p. 303; Ricardo Weinmann, La Argentina en la Primera Guerra Mundial , p. 88; entrevistas con el coronel José L. Picciuolo y el teniente coronel Carlos R. Doglioli, del Ejército Argentino, 2 y 4 de noviembre de 2005 en Buenos Aires.
30Osvaldo Bayer, La Patagonia Rebelde (Nueva Imagen, Ciudad de México, 1980) pp. 31-32, Ernesto Tornquist, El desarrollo económico de la República Argentina en los últimos cincuenta años , p. 165.
31Severino Diéguez, Anarquista soy! , pp. 71-72; Osvaldo Bayer, La Patagonia Rebelde , pp. 36-40.
32Osvaldo Bayer, La Patagonia rebelde , pp. 21-29.
33Severino Diéguez, Anarquista soy! , pp. 72-73; Osvaldo Bayer, La Patagonia rebelde , pp. 53-58.
Читать дальше