El papel europeo con el cual fue creado debió haber cruzado el Atlántico de ida y de vuelta en rápida sucesión durante los primeros años de la década de 1540. En el último folio, el texto del comentador español dice que, una vez terminado, el manuscrito permaneció en México durante menos de diez días antes de que la flota que lo transportaría a Europa zarpara. Después de un periodo en la Francia renacentista, llegó a Oxford, donde ha sido mantenido a salvo durante más de 350 años en la Biblioteca Bodleiana. El Códice mendocino encarna una tragedia abrumadora: la caída de una civilización. Sin embargo, también cristaliza y en cierta forma celebra la cultura en derrumbe a través del registro y la interpretación no solo de su historia, geografía (por medio de declaraciones de impuestos) y vida cotidiana, sino también de su arte, lenguaje y escritura pictórica. Todo esto está cifrado en una lengua europea, como si fuese a permitir una mayor comprensión. Aun antes de ser obsequiado a la Biblioteca Bodleiana por los albaceas de John Selden alrededor de 1659, el contenido intelectual del manuscrito estaba disponible para ser estudiado a través de una serie de xilografías, impresas en el tercer volumen de Purchas his Pilgrimes (1625). El Códice mendocino tuvo el honor, en 1831, de ser el primer manuscrito reproducido totalmente en color, en el primer volumen de Antiquities of Mexico, un facsímil litográfico producido por Lord Kingsborough. Esta publicación, al igual que la de sucesivos facsímiles fotográficos del siglo XX, resultó ser muy costosa como para gozar de una circulación más amplia. Por otro lado, en el transcurso de los últimos años, la tecnología digital ha permitido reproducir sus páginas en línea, además de posibilitar estudios más precisos de los colores empleados a través de análisis instrumental no destructivo y fotografía multiespectral. Consecuentemente, es con el mayor de los placeres que celebro este nuevo facsímil a color del Códice mendocino, publicado en Ecuador y con contribuciones de académicos de América Latina, Estados Unidos y Europa. Esto va de la mano con el objetivo de las bibliotecas Bodleianas de la Universidad de Oxford: hacer disponible el manuscrito en todos sus aspectos para cultivar su estudio alrededor del mundo. Richard Ovenden Bibliotecario de la Bodleiana
CAPÍTULO 1
La historia del Códice mendocino
Jorge Gómez Tejada
CAPÍTULO 2
Los materiales pictóricos del Códice mendocino
Davide Domenici, Chiara Grazia, David Buti, Laura Cartechini, Francesca Rosi, Francesca Gabrieli, Virginia M. Lladó-Buisán, Aldo Romani, Antonio Sgamellotti, Costanza Miliani
CAPÍTULO 3
Informe de reparaciones de 1985-86, marcas de agua y compaginación del Códice mendocino (Oxford, Biblioteca Bodleiana,
B. C. Barker-Benfield
CAPÍTULO 4
El concepto de estilo para los pintores nahuas de la Nueva España
Diana Magaloni
CAPÍTULO 5
Los creadores del Códice mendocino
Jorge Gómez Tejada
CAPÍTULO 6
La blanqueza de sus ropas
Mary Ellen Miller
CAPÍTULO 7
La representación de la tributación en el Códice mendocino
Claudia Brittenham
CAPÍTULO 8
Escritura glífica azteca en el Códice mendocino y otros manuscritos pictóricos: algunas reflexiones nuevas
Frances F. Berdan
CAPÍTULO 9
El Códice mendocino y la ciudad de México-Tenochtitlan
Barbara E. Mundy
CAPÍTULO 10
La imagen legible: pintura en traducción
Daniela Bleichmar
CAPÍTULO 11
Abducción: la recepción y reproducción del Códice mendocino en Francia e Inglaterra (1553-1696)
Todd P. Olson
CAPÍTULO 12
Aprendiendo a observar: imágenes, oratoria sagrada y memoria en Conzederaciones de Guamán Poma de Ayala
Carmen Fernández-Salvador
CAPÍTULO 13
La antigua regla para la vida en el Códice mendocino: la parte 3 como un tonalamatl transformado
Joanne Harwood
CAPÍTULO 14
Ordenando las conquistas: Sección I del Códice mendocino
Lucien Sun
ÍNDICE DE TABLAS Y GRÁFICOS
ÍNDICE DE FIGURAS
NUEVAS PERSPECTIVAS
CAPÍTULO 1
La historia del Códice mendocino
Jorge Gómez Tejada
Universidad San Francisco de Quito USFQ
El Códice mendocino, como se lo conoce desde finales del siglo XVIII, cuando Francisco Clavijero lo relacionara por primera vez con don Antonio de Mendoza —primer virrey de Nueva España— es uno de los ejemplos más hermosos del tlacuilolli, el arte de pintar y escribir del mundo nahua. Fabricado en algún momento entre 1542 y 1552, el Mendocino es también uno de los proyectos colaborativos entre artistas nahuas e intérpretes hispanos mejor conocidos de la primera mitad del siglo XVI.1 La narrativa que surge en el Mendocino, a partir de la convergencia de la pintura-escritura nahua con la escritura alfabética española, configura una historia tripartita del mundo mexica, desde la fundación de la ciudad de Tenochtitlan, en 1325, hasta la muerte de su último tlatoani soberano, Motecuhzoma Xocoyotzin en 1521.
La primera sección del manuscrito (folios 1r a 18r) representa de forma concisa el crecimiento del Estado mexica y —como lo muestra Barbara E. Mundy en este volumen— la constitución del altepetl de Tenochtitlan como sujeto de la narrativa misma, a partir un doble eje compuesto de conquistas militares y breves biografías de los señores de Tenochtitlan. La segunda sección del manuscrito (folios 18v a 56r) articula la relación entre la capital mexica y sus vasallos por medio de la representación del proceso de extracción de impuestos.2 Las decisiones que los artistas toman en la presentación u omisión de los objetos de este intercambio impositivo enfatizan tanto el valor asignado a artículos terminados sobre productos brutos —resaltando una estructura social basada en la división y especialización del trabajo— como la performatividad de este tipo de documentos.3 En la tercera sección del manuscrito (folios 56v a 71v), los artistas que crearon el Mendocino presentan a los habitantes de este Estado, por medio de composiciones pictóricas sin precedentes, que hacen eco de la retórica de belleza y orden de las primeras dos secciones del manuscrito y ponen rostros a los eventos y relaciones sociales, objeto de estas.
En conjunto, las pinturas y textos de las tres secciones evocan tanto nociones tradicionales mesoamericanas del orden social como aquellas que importadas de España constituyeron puntos de convergencia y tensión entre ambas sociedades. La cuadrícula mesoamericana funge como principio ordenador del manuscrito y converge con aquella importada por los primeros urbanistas novohispanos en páginas de pensadores como Leon Battista Alberti. Al mismo tiempo, las leyes dadas por los señores de México a lo largo de la primera sección del Mendocino se reflejan en las nociones de civilidad que encarna el concepto español de policía, a partir del cual se mediría y se debatiría la naturaleza de las sociedades del Nuevo Mundo a lo largo del siglo XVI. La representación del espacio, tradicionalmente bidimensional en los manuscritos mexicanos, se contrapone al de la perspectiva de un solo punto importada de Europa por frailes cosmopolitas, la cual expande las posibilidades de representación del mundo material tanto para el artista nahua como para el espectador europeo. Todos estos temas son abordados en los capítulos subsiguientes.
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