Anatomia de las emociones
Carles Frigola
ANATOMÍA DE LAS EMOCIONES
Los sentimientos de la posmodernidad
Wilhelm Reich revisitado
A David, Carlota, Laia, Elna, Joana
Las múltiples facetas de mis simpatías me llevaron al principio «todo el mundo está en lo cierto de alguna manera»; es sólo cuestión de averiguar de qué manera.
Wilhelm Reich
Primera edición: septiembre de 2021
© Carles Frigola
© de esta edición: Laertes S.L. de ediciones, 2021 www.laertes.es
ISBN: 978-84-18292-34-7
Fotocomposición y cubierta: JSM
Ilustración cubierta: Víctor Ramírez
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Deseo expresar mi agradecimiento a todas aquellas personas que han colaborado conmigo a lo largo de los últimos años y que han hecho posible este libro. A Rosa María Almenara, Teresa Mademont y Ascensión Martínez por su trabajo en recopilar y ordenar todo el extenso material didáctico para ser finalmente editado. A Veronique Piguet que corrigió una parte del manuscrito. A Carolina Soler, editora de la revista GiroSalut por apoyar mi proyecto. A Josep Salip, Nuria Caminal, Margarita Coll, Juli Valdunciel, Eva Moya, Bernardo Saviñon, Elisenda Vilaró, Montse Riera, Roger Falcó, Carlos Cornejo, Mariona Ruiz, Lurdes Reina y Xavier Plaja que aportaron su experiencia personal en los grupos de trabajo que tuvieron lugar en la Fundación Wilhelm Reich. Todos ellos enriquecieron, con sus comentarios personales, diversos aspectos de la orgonomía. Mis agradecimientos a la Wilhelm Reich Infant Trust, al American College of Orgonomy y al Institute for Orgonomic Research. Al Dr. Joan Coderch que me ha ayudado a alcanzar la koinonía y a Eduardo Suárez que desde la Editorial Laertes ha dado a conocer el legado de Wilhelm Reich en España y en otros países de habla castellana.
La nueva normalidad
Emociones y sentimientos sociales en el siglo xxi
El thatcherismo(1979-1990) promovió la idea que no existe lo que los ciudadanos llámanos la sociedad, sino simplemente individuos y sus relaciones familiares y lo que promueve que la gente se junte y participe en grupos es por un interés o una actividad de provecho personal o económico. Por otro lado, frente a esta idea política existe una ideología posmarxista, originaria de la Escuela de Frankfurt: lo políticamente correcto.
En mi opinión, que comparto con otros psicoanalistas americanos, tanto el neo-thatcherismo (trumpismo) como su opuesto lo políticamente correcto (la nueva izquierda) podrían considerarse «neurosis sociales y patologías de las comunidades civilizadas»de las que habló Freud en Malestar en la Cultura (Freud 1932) y que las democracias neoliberales europeas están implementando desde principios del siglo xxi. Actualmente es la propia sociedad en su conjunto la que ha enfermado de neurosis y muchos actores y actrices de la nueva política (la nueva normalidad),con toda seguridad, serían firmes candidatos a recibir ayuda psicoanalítica.
En la cultura popular, lo que Norbert Elias denominó the civilizing process (Elias, 2006), el futbol y los demás deportes juegan un papel primordial en nuestra civilización y tienen sus propios mecanismos de gratificación y autocomplacencia emocional para las masas. Cada tres días los estadios de futbol consiguen agrupar amás de 60 mil espectadores en el Reino Unido y unos 40 mil en España. Y unos 10 mil si contamos con las ligas de segunda y tercera división. En el estadio municipal de mi pueblo natal cada domingo quincenal unos 50 niños y 50 niñas de 9 a 14 años se reúnen para jugar al futbol por edades, se identifican con los colores de su club y compiten deportivamente entre ellos/as. Todo esto sucedía antes de la pandemia de la covid-19. Esperemos que en un futuro próximo se vuelvan a llenar los estadios y los niños y las niñas de mi pueblo puedan volver a vestirse y competir con los colores de su club.
Al final del libro nos referiremos al tema de la covid-19 y describiremos como hemos ido gestionando entre todos los ciudadanos esta pandemia vírica desde el punto de vista de la psicología de masas: el nacimiento de una «nueva pandemia de pánico». Una sutil forma de control social de las emociones que llamamos la Plaga Emocional.
Para comprender la situación actual de caos y de desconcierto de la nueva normalidad, debemos revisitar la situación socialmente politizada y los acontecimientos históricos que tuvieron lugar a comienzos de 1960 en los EUA y los que continuaron alrededor del mayo de 1968 en Francia para comprender el traspaso de una sociedad autoritaria a una sociedad antiautoritaria del todo vale y el nacimiento de la nueva cultura posmoderna de lo políticamente correcto. Lo políticamente correcto es una distorsión sociopolítica de las ideas marxistas trasladada de los términos económicos a los culturales y la expresión emocional del nuevo orden social antiautoritario actual. Es mucho más complejo que la vieja y conocida moralidad autoritaria anterior a 1968. Según mi opinión, lo políticamente correcto (la nueva normalidad)se está convirtiendo en la enfermedad emocional del siglo xxi.
Para reencontrarnos con este marxismo cultural —heredero de la Escuela de Frankfurt y del Institute for Social Reserch de Nueva York (Lukács, Adorno, Fromm, Horkheimer, Marcuse, Benjamin, Habermas, etc.) que tuvo lugar durante la década de 1930— debemos reconsiderar las experiencias sociales de los años 1960, como fueron las marchas por los derechos civiles lideradas de Martin Luther King, la generación beat, el nacimiento del movimiento feminista y las protestas contra la guerra del Vietnam y por último la aparición del movimiento hippie que fue contracultural, libertario y pacifista y un estilo social de vida: los movimientos nudistas, veganos, pacifistas, ecologistas, moteros, animalistas, neorrurales, etc.
Cuando la Escuela de Frankfurt (Lukács, Adorno, Fromm, Horkheimer, Marcuse, Benjamin, Habermas, etc.) se trasladó a Nueva York alrededor de 1933 para instalarse en el Institute for Social Research, con la ayuda y el beneplácito de la Universidad de Columbia, sus afiliados renegaron aparentemente tanto de Marx como de Freud para crear su propia praxis: la teoría crítica. Entre los afiliados que emigraron se encontraban Carl Grumgerg, un economista austriaco que fue el primer director y más tarde se incorporaron Max Horkeimer, Theodore Adorno, Erich Fromm y Herbert Marcuse. El término teoría crítica era muy ingenioso. Horkeimer hablaba de la «hostilidad de la gratificación personal inherente en la cultura burguesa» y «la fetichización del trabajo» (Horkeimer, 1998), pero Wilhelm Reich, que se incorporó más tarde, se preguntó: «¿Dónde se encuentra “la crítica” en la teoría? ¿La teoría es criticar al orden capitalista y la cultura occidental sin dar una alternativa? ¿La base de la teoría trata simplemente de ir criticando todo?». Esto sucedía en Nueva York a finales de los años 1930, no en los años 1960. Pero, ¡qué maravilloso mensaje para los radicales de mitad de 1960!
En el ámbito personal, algunos miembros del Institute for Social Research trabajaron para el gobierno federal, incluyendo a Marcuse, que fue una figura clave en la OSS (la precursora de la CIA), y Horkeimer y Adorno se trasladaron a vivir a Hollywood. El éxito popular que tuvieron algunos de ellos, como Fromm y Marcuse, fue debido, a mi entender, cuando introdujeron el elemento que es central en la psicología de masas: la cuestión sexual y la perversidad polimórfica, «protestando contra el ascetismo burgués en nombre de una moralidad más alta» (Marcuse, 2010). Obviamente, ambos se referían al Marqués de Sade. Para Wilhelm Reich, quizá el más puritano de todos ellos (puritano en el sentido de puro y natural), sus asuntos personales no fueron nada amables. Todos sus libros terminaron siendo literalmente quemados en la incineradora de Gansevort en Nueva York por una orden del gobierno federal y él mismo enviado a la cárcel tras un juicio farsa donde murió en 1957 en pleno macartismo. Sobre este hecho histórico circula en Internet un filme de 2012 del director austriaco Antón Svoboda, todavía inédito en nuestro país, The Strange Case of Wilhelm Reich, protagonizado por el actor alemán Klaus Maria Brandauer.
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