Según Antons, la comunicación es —recogiendo las palabras de Hartley y Hartley (1969)—el auténtico vehículo del acontecer social y, por tanto, uno de los conceptos esenciales de la psicología social y la dinámica de grupos. La comunicación se puede definir como un proceso que consta de emisión de información de un contenido (comunicado) por medio de un comunicador, y de una reacción, es decir, de una respuesta de un comunicando a lo comunicado, según su manera de percibir el contenido.
El medio más frecuente de comunicación humana es el lenguaje oral, aunque al servicio de la comunicación están también la mímica, los gestos, el lenguaje por señas, sonidos, tonos, señales y símbolos (el principal de estos últimos es la escritura), e incluso fenómenos corporales involuntarios (sudor).
Cirigliano (1978) analiza la obra de un autor americano de principios de siglo, Dewey (1910), y sus estudios sobre educación y comunicación, así establece un concepto de esta última basado en la participación. Comunicación es compartir algo, poner algo en común, significando ello no la acción mecánica o externa de realizar una tarea juntamente con otros, sino el percibir el mismo grado de conmoción interna emocional que el otro (con-sentir). Para Dewey, esa situación es la única que explica cómo puede pasar un elemento cultural a otra persona, y, en síntesis, cómo se puede educar.
Mascaró (1980) establece que la comunicación humana es, ante todo, diálogo, contacto entre pensantes que, para conseguir transmitirse el contenido de sus pensamientos, han de vencer las limitaciones de su estructura corporal. Se ha de recurrir al uso de instrumentos sensibles (los sonidos) que traduzcan a un nivel material sus intenciones comunicativas mentales. El lenguaje aparece, de esta manera, como fuente de libertad, pues por él se expresa el espíritu, y al mismo tiempo como fuente de sujeción, pues su necesaria estructura sensible limita las posibilidades de una comunicación humana perfecta.
Pero... ¿qué es comunicar?
Comunicar es intercambiar. De hecho, en sentido estricto, comunicar es entregar a alguien algo propio, por lo general, una información. Los significados más utilizados del vocablo comunicación, en los términos del lenguaje coloquial, pueden ser los siguientes:
a. Proceso según el cual un emisor transmite una información a un receptor.
b. Relación interhumana según la cual dos o más individuos pueden entenderse.
La comunicación supone entonces el diálogo, lo cual implica que cada uno de los interlocutores acepta al otro como persona diferente y autónoma.
En párrafos posteriores se verá que la comunicación es compleja y, para analizarla, es preciso tener en cuenta el proceso de transmisión de información de un emisor a un receptor y las consiguientes posibilidades de deformación.
Este diagrama pone de relieve, entre otros aspectos, el hecho de que la comunicación se efectúa a través de signos cuya misión consiste en transmitir ideas por medio de mensajes. Esta operación implica un objeto, algo de lo que se habla, un referente, unos signos y, por consiguiente, un código, un medio de transmisión y, además, un emisor y un destinatario.
No se comunica al vacío, sino para transmitir un mensaje. El acto de informar implica cierta comunicación, al menos unilateralmente y, siempre que sea posible, existirá una información de retorno, que, como se verá más adelante, indicará al emisor que su mensaje ha sido entendido y, en el mejor de los casos, inducirá a un diálogo.
Existe también una comunicación íntimamente ligada a los aspectos espirituales y sociales de la persona. En muchos casos, la comunión espiritual entre dos individuos permite que se omitan los códigos y los signos. De esta comunicación afectiva parte también la comunicación social: el intercambio convivencial. Esta clase de comunicación es indispensable para cualquier modo de vida y para todo trabajo en común.
Comunicación es un proceso de transmisión por parte de un emisor, a través de un medio, de estímulos sensoriales con contenido (explícito o implícito) a un receptor, con el fin de informar, motivar o influir. sobre el mismo. |
De todo lo dicho en líneas anteriores, proponemos una definición de comunicación lo suficientemente amplia para contener en ella todas las formas comunicativas posibles, resumiendo las teorías más importantes, pero a su vez lo estrictamente ajustada para ceñir su campo conceptual a lo que se pretende en este libro:
Elementos que intervienen en la comunicación
Las teorías y posiciones científicas sobre la información y comunicación —base de las actuales investigaciones sobre comunicación— han sido concretadas por diversos especialistas.1 Todas las teorías sobre comunicación que van apareciendo sucesivamente a lo largo de los años se expresan y aclaran en explícitos diagramas. En las líneas subsiguientes analizaremos y comentaremos, desde una perspectiva organizativa, algunos de ellos.
El diagrama de Laswell (1965), citado por Romero Rubio (1975), y que posteriormente fue modificado por Nixon (1970), presenta un esquema que se podría denominar clásico en los modelos de comunicación. Establece el sujeto emisor bajo la forma de quién dice (fase 1), delimita el contenido, el qué (fase 2), el por qué (fase 3), el para quién (fase 4), y las consecuencias (fase 5).
Paralelamente a este esquema de razonamiento, se diría que aristotélico, la comunicación sigue un diseño circular quién-qué-quién, con lo que parece que se establece un proceso que comienza y termina en el individuo y que precisa del mismo modo un medio. Finalmente, las intenciones del emisor y las condiciones del receptor marcan y caracterizan la comunicación.
Este último punto no debe escaparse a un mínimo estudio del diagrama: la intencionalidad del emisor (aunque se podría argüir que la intencionalidad existe siempre bajo muy diversas formas) y las condiciones del receptor no hacen sino confirmar la estructura sujeto-objeto-sujeto de Laswell.
Desde el punto de vista de esta investigación, este esquema ilustra de una forma clara lo que pueden dar en llamarse las cuestiones elementales del proceso de la comunicación:
1. El quién, que no es más que el sujeto emisor, el que transmite la información, consciente o inconscientemente.
2. El qué, que, en la mayoría de los autores, coincide con el mensaje, con el contenido intrínseco de la comunicación.
3. El por qué o componente causal del proceso.
4. El para quién, que puede ser catalogado, con matices, como receptor. Las reservas pueden venir dadas por la involuntariedad de la recepción por una parte y por las barreras a la comunicación. En ciertos casos, el destinatario final del mensaje no es quien realmente lo recibe.
5. El con qué efectos, que está en estrecha relación con la intencionalidad de la emisión del mensaje.
La figura 1.3 trata de sintetizar numerosas definiciones de comunicación, e intenta explicar el proceso de comunicación como el camino que sigue el mensaje y la reacción que provoca en el receptor, que le lleva a emitir una señal de recepción, la cual conformará a su vez un nuevo mensaje de «recibido» en forma de asentimiento, expresión no verbal, reacción orgánica o cualquier otro tipo de respuesta, es decir: lo que se va a entender como información de retorno.2
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