Faltaba muy poco, casi todo estaba listo seguramente me olvidé de muchas cosas, estoy escribiendo lo vivido hace 30 años, en ese tiempo mi vida personal estaba sujeta a estudiar y nadar en aguas abiertas. Trabajaba, siempre fui muy amistoso, de hecho, a lo largo de mi vida he cosechado grandes amistades y supe ser gran compañero de tantos otros en distintas etapas de la vida.
Todo listo, se puso la fecha de inauguración; 18 de diciembre de 1994, día que se cumplían cuatro años de la formación institucional. Ese gran día se hizo un acto y formación con guardia activa de nuestros padrinos de San Antonio de Areco con un móvil de ellos, los cuales en medio de la ceremonia tuvieron que romper filas y acudir a un incendio que con el transcurrir de los años me enteré fue intencional, acá podría contar una historia que pocos saben, pero por el bien y la integridad de la causa me voy a reservar, pero de todo lo bien que se pueden hacer las cosas, siempre hay algunos que hacen algo mal, y es por ello que algunos ya no están. La ceremonia siguió, estaba la familia, amigos, vecinos e invitados por protocolo, fue una fiesta llena de emoción y alegría lima tenía por primera vez en su historia un cuartel de bomberos totalmente independiente y autónomo, segunda institución en lograrlo después del centro de comercio. Fue ese día que juré ser bombero para toda mi vida, promesa que no romperé jamás, ese día me grabé una frase en mis adentros, “nada ni nadie en esta tierra podrá sacarme esto solo podrá Dios”, la guardé para recordarla cada vez que algo saliera mal o no me gustase, para repetirla y seguir adelante, porque como en todo ámbito de la vida es necesario ampliar la mente para entender que se puede encontrar piedras en el camino y personas que no piensen igual por otros intereses personales o distintas ideologías por eso ese día me juré a mí mismo bancarme lo que fuere teniendo la tranquilidad de saber quién soy y lo que podía dar. Que quiero decir con esto: me juré ser fuerte ante lo injusto, juré no olvidar jamás lo que me pidió mi madre el día que le dije que ya era bombero. Ese gran día comenzó una historia, mi historia, buena o mala es mía, convertí mi vida como una película para vivirla en carne propia, en partes voy a contar y dejar escrita para que mis hijos, mi familia y amigos sepan por lo que he pasado, son mis recuerdos de lo que sentí y viví, y acá quedan guardados.
También se hacían todo tipo de eventos para recaudar dinero en la cantina de los festejos del día del niño con la colaboración de mucha gente que sin dudar ni cobrar un peso estaban a disposición, artistas, músicos, comerciantes, sonido e iluminación, todos ayudaban. La locución con Jorge Fagniani y Florencia Domínguez, se hacían sorteos de juguetes para los chicos, lleno el predio, la gente compartiendo un día en familia y el mate que nunca falta, el pueblo estaba de fiesta, los chicos felices y eso no tiene precio. Siempre a un chico se lo debe tratar con mucho cuidado, ellos contienen sueños ellos deben jugar con herramientas y juegos, dibujar y construir, tienen que sentir más emociones buenas y alegres, no tantas preocupaciones por problemas de tiempo, muchas de las cosas que los adultos necesitamos pueden esperar, los niños no pueden, para ellos el día es hoy.
Los primeros servicios que tuvimos como cuerpo activo no estaba en Lima por cuestiones personales y por eso mi primer salida se demoraba, hasta que una mañana alrededor de las 06:02 horas dormía en la casa de mis padres, calle 5 casi esquina 14, donde me despertó el sonido de la alarma externa del cuartel sonido que escucharía una y otra vez a lo largo de mi maravillosa carrera en todos estos años como bombero voluntario, me cambié y salí corriendo, tenía 24 años estaba en muy buena forma física, de casa al cuartel unos mil doscientos metros aproximadamente, al llegar al cuartel en unos diez o doce minutos todavía el móvil no se había ido, me saqué mi ropa me puse el overol de grafa, botas de goma casco y guantes, subí la autobomba y allá fuimos, qué alegría y emoción tenía, miraba a mis compañeros sus caras de sueño, no disimulaba nada y ellos tampoco, con brillos en los ojos, nos dirigimos al primer incendio de nuestras vidas como servidores públicos, todo eso que habíamos pasado durante tres o cuatro años valió la pena esperar, por el esfuerzo y sacrificio, era hora de empezar con nuestro deber. Fue un incendio de monte, camino al río mano derecha mucho antes de llegar a la escuela número 31, al llegar al lugar bajamos, algunos saltamos el alambrado y nos metimos en el monte, no era gran cosa, solo ardían las hojas secas caídas, había mucho verde, uno de mis compañeros se tropezó en los matorrales y cayó entre los pastos altos, donde oculto se encontraba una raíz de un árbol cortado, y cayó sobre ella con la suerte que no tenía astillas hacia arriba, sino la historia sería otra, de una simple caída lo que me dejó de lección mi primera salida, fue que por más insignificante que pueda parecer un servicio podes lastimarte feo si no tienes cuidado y te confías las cosas pueden salir mal. Nos acercamos rápidamente con otro de mis compañeros lo ayudamos a levantarse le vimos el pecho todo raspado, nada grave, el fueguito pasó a segundo plano para posteriormente desplegar una línea devanadera y extinguir bien las pequeñas llamas para no tener que volver después otra vez. Un incendio mal extinguido de seguro te hará volver tarde o temprano, he sido testigo presencial de este tipo de hechos, una rápida intervención sin terminar deja al descubierto la falta de experiencia de algunos miembros que por apurarse a volver a sus casas no terminan como corresponde la extinción del fuego y sus brasas, un árbol mal apagado, un matorral sin remover más la llegada del viento se vuelve avivar el fuego y el incendio comienza a propagarse otra vez, haciendo esto que tengas que dejar todo para regresar al mismo lugar. Por eso siempre hay que asegurarnos y ser pacientes. Así que después de todo, recogimos la línea y volvimos al cuartel, lavamos el móvil, lo secamos mientras uno preparaba mate, y compartimos nuestras sensaciones, en lo personal estaba eufórico, y así se fueron sucediendo uno tras otro los incendios forestales. Luego llegó el primer incendio en una vivienda, era en una esquina, una propiedad grande donde se veía algo de humo, no había llamas, el encargado del servicio dio la orden de cortar el suministro eléctrico del lugar y se procedió a enfriar parte del cielorraso, que por causa de un cortocircuito inició un principio de incendio que no pasó a mayores al estar el dueño en la casa, luego de un rato nos dispusimos a verificar el resto del lugar buscando propagación del fuego, y en ese control encontramos del otro lado de la casa una segunda entrada del suministro eléctrico, pero esta de 380w nos miramos uno a los otros, sorprendidos por el riesgo y lo peligroso que es trabajar en un lugar con corriente eléctrica al ser agua el extintor que utilizamos, nueva lección que jamás olvidé y que sirvió para siniestros con la misma característica, al volver en el cuartel discutimos en forma amistosa, lo que hicimos bien y lo que no. Creo que eso fue una de las bases fundamentales en los inicios, el saber y entender, que por más cargo que se tuviese o no, en ese tiempo todos éramos nuevos, exceptuando tres que como conté antes, de todas maneras, ellos tampoco tenían mucha experiencia, pero ellos nos guiaban, habían sido bomberos en el destacamento, los demás aprendimos sobre la marcha, formamos un grupo muy lindo.
El jefe nos decía vayan a sus casas un rato, no pueden estar todo el día acá, para nosotros era y es nuestro segundo hogar, así que nos retiramos y al rato volvíamos otra vez, siempre hay algo que hacer en un lugar así. Por la tarde noche se organizaba una cena, juntábamos plata entre todos y nos quedamos hasta tarde charlando, soñando juntos tener más herramientas y equipos para poder brindar un mejor servicio, no había celular como es hoy, eso hacía que podamos escucharnos y prestar atención. Después de limpiar la cocina y los platos, tomábamos mates o café y nos retirábamos, algunos a sus casas, con sus familiares, otros a ver la novia o a jugar con los vídeos juegos o pool, para al final ir a dormir, siempre atentos y alertas al llamado de la sirena, bautizada para ese entonces como ‘la muda ‘no habla, pero se hace escuchar.
Читать дальше