El modelo de Educación Bilingüe Intercultural, surge como una necesidad de comunicación y de expansión en el siglo XVIII en Europa y posteriormente, es implementado en los pueblos de México y Centro América en el cual las comunidades aborígenes están expuestas a un aprendizaje en dos idiomas simultáneamente. A partir de esas experiencias, este modelo se ha extendido a toda América Latina en diferentes formas según los contextos sociohistóricos y sociolingüísticos (López & Küper, 1999). En este sentido, la definición y comprensión del concepto de educación bilingüe no es algo nuevo, por el contrario, esta toma diversas formas (monolingüismo, bilingüismo, multilingüismo y biliteracidad).
En el caso específico de Colombia, el gobierno nacional y el Ministerio de Educación Nacional, han hecho propuestas como se enuncia a continuación: Programa Nacional de Bilingüismo (2004-2019); Programa para el Fortalecimiento de Lenguas Extranjeras (2010 – 2014); Ley 1651 de 2013, Ley de Bilingüismo; y en la actualidad Programa Nacional de Inglés (2015 – 2025). Para el cuatrienio 2018-2022, el Ministerio resalta “…la importancia del aprendizaje de las lenguas extranjeras radica en que son vehículos de comunicación, interacción, generación de oportunidades y desarrollo, tanto para nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes en el sistema educativo, como para sus comunidades y regiones” (1) Así mismo, “se busca garantizar que el estudiante desarrolle una competencia comunicativa y unas habilidades a nivel oral y escrito que le permitan desenvolverse en contextos de interacción comunes y sencillos” (1). Sustentado en los objetivos y metas de los proyectos de bilingüismo en Colombia, se puede afirmar que, a pesar de que estas propuestas están orientadas a la enseñanza del inglés como lengua extranjera, las metodologías propuestas y utilizadas aplican también a la enseñanza del español como lengua extranjera. De esta manera, las fiestas populares de Colombia en la enseñanza y aprendizaje del idioma español como lengua extranjera apuntan a desarrollar las habilidades comunicativas e interculturales de los aprendices del español, guiados por el Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER). En esta propuesta se ha tenido en cuenta una didáctica apropiada a las necesidades de los nuevos hablantes: actividades de comprensión de lectura, de escritura, de escucha, de vocabulario, de gramática y por supuesto, actividades que promueven la competencia intercultural a través de las fiestas colombianas más representativas, así los aprendices están expuestos a aprender e interactuar en contextos propios de cada región donde se celebran estas festividades. Por lo mencionado anteriormente, es importante resaltar la importancia de enseñar una lengua a través de su cultura, así lo expresa Altamar (2015), “un buen profesor de español no solo enseña la gramática y la pronunciación, sino que es culturalmente sensible, ubica al estudiante en un contexto cultural y muestra aptitudes y actitudes de acercamiento hacia las culturas de sus estudiantes” (p. 2). Al respecto, Altamar destaca que, no se trata solamente de enseñar reglas gramaticales y vocabulario, sino de establecer una relación directa entre lo cultural y la lengua. En el caso concreto de la enseñanza del español como lengua extranjera, se busca que el aprendiz conozca la cultura de cada región por medio del lenguaje de las fiestas más representativas, mientras profundiza en su competencia comunicativa e intercultural.
Pero, más allá del desarrollo de las competencias mencionadas, la aplicación de este libro resultado de investigación en procesos de enseñanza de ELE, abre la posibilidad de una formación bilingüe de los beneficiarios, en la medida en que las unidades didácticas que constituyen el libro recurren a otras pedagogías bilingües de orden social y cultural que ponen en relevancia dinámicas conversacionales para interactuar en contextos reales de comunicación, con apoyo del lenguaje popular o corriente, el que circula en la vida cotidiana. Esto, en razón de que cuando se celebran las fiestas los individuos que aprenden ELE, entran en el lenguaje de las mismas y, como consecuencia, interiorizan la lengua que vehiculiza la comunicación genuina, portadora de significados y sentidos difícilmente logrables con un sistema de lengua académica o culta. De esta manera, la alternancia de la lengua nativa del hablante extranjero y el español que aprende se traslapan para generar manifestaciones de bilingüismo en el Nivel C del MCRE.
1.2.4 La cultura y la cultura popular
De acuerdo con González y Beltrán (1986), “la cultura es la habitación del hombre, su morada” (128); y surge cuando el hombre habita la tierra, habita el mundo, “vive en”. Por ello, el significado de cultura así definido, adquiere otro sentido orientado al hombre para hacerlo más significativo y humanizado.
De otra parte, son varios los conceptos que se han elaborado en torno al término cultura como a la definición de lo popular. Sus orientaciones hacen referencia a los elementos que lo constituyen, entre ellos están, por un lado, los ritos, los mitos, la magia, los símbolos, los imaginarios, la oralidad, las tradiciones, los chistes, los apodos, los refranes, los juegos de palabras, etc. Por otro lado, cobija manifestaciones como el humor, las ofensas, los pleitos, las ceremonias, los disfraces, las máscaras, las pantomimas, los velorios, los cantos, los carnavales (Bajtín, 1996, 17-18). Aspectos que están asociados con la identidad, el folclore, la religión, lo mítico, las artesanías y la cultura popular.
De acuerdo con Bajtín (1996, 10), la cultura popular se caracteriza por tres rasgos fundamentales: 1. Por las formas rituales del espectáculo, conformado por festejos carnavalescos, obras cómicas representadas en las plazas públicas como la despescuezada del gallo, las fiestas y las ferias, en las que se exhiben animales, reinados, cabalgatas, etc. 2. Por las obras cómicas verbales, entre ellas están las parodias, las representaciones y las imitaciones cómicas. 3. Por las diversas formas del vocabulario familiar y grosero, como los insultos, los juramentos, los lemas populares, las blasfemias y las groserías, que se expresan en el lenguaje de las ferias, las fiestas y los carnavales. Unos y otros forman parte del lenguaje popular de esas manifestaciones colectivas.
1.2.4.1 El lenguaje popular
Sin duda, la relación entre la cultura popular y el lenguaje es un problema del sentido. Su estudio se hace inicialmente desde la cultura, y cobija la identidad, la hibridación, la transculturación y el mestizaje, principalmente.
Estas categorías se dan porque la cultura popular colombiana, así como la latinoamericana, se mueven permanentemente en la búsqueda constante del significado del mestizaje. Son, en fin, los intentos de acercar al ser a través de la memoria y de un destino común, así como de apoyar el sentido de la vida del hombre.
Los rasgos que definen el lenguaje popular, sin ánimo exhaustivo, se inscriben en torno de la oralidad (Ong, 1987), las tradiciones, las ferias, las fiestas, los carnavales, la magia, los mitos, los ritos, las creencias populares; y con ellos, los procesos y categorías relacionados con el mestizaje, la hibridación, los imaginarios, el sincretismo, los simbolismos, la interculturalidad y la transculturalidad, entre otros.
1.2.4.2 Las fiestas y el carnaval: concepto y algunos aspectos
Los términos fiesta, feria, torneo y carnaval, están imbricados en sus conceptos; ambos se refieren y aluden mutuamente, como se advierte en Bajtín. Sin embargo, antropólogos culturales, folclorólogos e historiadores como Javier Ocampo López (1985), consideran que, dentro de la conceptualización genérica de las fiestas, además de las ferias, están los carnavales, asociados con el folclor, la identidad y las características geográficas y humanas de cada región de Colombia, para formar lo que se denomina “mapa folclórico”.
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