Dejamos para una próxima investigación el estudio de la obra de peruanos que trabajan en el exterior, como Mary Jiménez, JuanMa Calderón, Heddy Honigmann, Hernán Rivera Mejía, Tom Sánchez o Juan Alejandro Ramírez, entre otros, así como los muy nutridos territorios del cortometraje de ficción y del cine de animación, desde La farándula (Cristian Cancho, 1997) hasta las cintas de Eduardo Schuldt, como Piratas en el Callao (2005) o Los ilusionautas (2012). También queda pendiente el abordaje de los títulos que han acercado el cine a otras experiencias artísticas, como las artes plásticas o el videoarte. Es el caso de los trabajos de Diego Lama, Eliana Otta o Maya Watanabe, entre otros.
El texto que sigue está centrado en el examen de películas dirigidas por realizadores que empiezan sus actividades o dirigen su primer largometraje después de 1990. En un apéndice se tratan algunas de las películas de los que se iniciaron en las dos décadas anteriores, como Marianne Eyde, Francisco Lombardi, Federico García Hurtado, Alberto Durant, Augusto Tamayo San Román, Felipe Degregori y Nilo Pereyra del Mar.
En todos los casos, se trata de una selección de los títulos producidos desde 1996. Por eso, las ausencias y exclusiones son de mi cargo.
Este no es un libro de crítica cinematográfica. Los asuntos valorativos no ocupan el centro de su atención, por más que mis afinidades o distancias con algunas películas queden expuestas. Pretende, más bien, situar las películas del período elegido para el estudio, ubicarlas dentro de tendencias, relacionarlas con otras, y tratar de señalar sus vínculos con los entornos sociales y culturales que las vieron surgir.
El trabajo está dividido en cuatro capítulos.
En el primero, “Entornos”, se exponen asuntos vinculados con los negocios de la distribución y la exhibición cinematográfica y los cambios que se han producido en estos campos. Asimismo, se revisa la legislación que enmarcó la promoción del cine peruano durante el período del tránsito de lo analógico a lo digital. Los entornos expresivos también son materia de este capítulo.
El segundo capítulo, “Intimidades”, es un acercamiento a las películas que indagan en los sujetos que recuerdan la violencia del pasado, que albergan la memoria del dolor, o que han recibido la herencia del trauma. “Cine del yo” y de la posmemoria; también del recuerdo de los años de la violencia.
En el tercer capítulo, “Espacios”, se examinan películas que construyen ámbitos significativos para la ficción y el documental o representan zonas del país, desde la Amazonía hasta Lima, convertidas en escenarios de las acciones. Una característica común: ofrecen miradas que intentan alejarse de lo típico, sea del efecto costumbrista, el criollismo tradicional o el acercamiento etnográfico usual.
El cuarto capítulo, “Representaciones”, agrupa a los títulos que tienen como denominador común el transitar por los géneros tradicionales del cine, aportándoles variantes y peculiaridades, como ocurre en el cine andino de horror; o que apelan a la figura retórica de la fábula para tratar, de modo indirecto, asuntos preocupantes de aquí y de ahora. Pero también se examinan las películas que tientan nuevas formas de escritura cinematográfica, influidas por diferentes tendencias del cine internacional. Desde el cine de la contemplación, que propicia estilos basados en la austeridad en el uso de los recursos formales, hasta las diferentes formas del documental de hoy: los tradicionales acercamientos expositivos, pero también los interactivos, los reflexivos o los modos “poéticos” que acercan las prácticas documentales a las del cine experimental.
Sin duda, algunas películas incluidas en el primer capítulo podrían figurar en el segundo o en el tercero, y viceversa. La división realizada, que acaso peca de arbitraria, intenta hallar líneas temáticas o estilísticas compartidas.
En la parte final se incluye una cronología del período estudiado que comprende una filmografía (no exhaustiva) de los títulos realizados en el país desde el año 1996. Se trata de apuntes preliminares que permitirán, más adelante, establecer una filmografía completa y rigurosa (empeño que requiere una investigación específica de carácter estrictamente filmográfico) de las películas realizadas desde ese año. Esa filmografía tentativa da cuenta de títulos de ficción de duración mayor a los treinta minutos de proyección; también incluye películas de animación y documentales de metrajes que sobrepasan la media hora de proyección. En todos los casos se mencionan las películas producidas en Lima y en otras regiones del país en soporte fílmico, videoanalógico o soporte digital, así como los títulos que no tuvieron estreno comercial.
Expreso mis reconocimientos a algunas personas e instituciones. Al blog Cinencuentro ( http://www.cinencuentro.com/) y a sus editores Laslo Rojas, Gabriel Quispe, Antolín Prieto, Luis Ramos y colaboradores. El interés que mantienen por el cine que se hace en el Perú se pone de manifiesto en entrevistas, reportajes e informaciones diversas: es una fuente insustituible de información.
Al blog Retablo ayacuchano ( http://retabloayacuchano.blogspot.com/), editado por el periodista Héctor Turco, que sigue de cerca la evolución del cine que se hace en todo el país. También al blog Fiel al cine ( http://fielalcine.blogspot.com/), editado por César Pereira Ravello: su diccionario de cineastas regionales, entre otras notas e informaciones publicadas, es de gran utilidad. Al grupo virtual Cinemaperú, creado y administrado por Rosa Sofía Rodríguez, que reúne en un foro virtual a miles de personas vinculadas con la actividad cinematográfica en el Perú. A Christine Delfour y Emmanuel Vincenot, profesores de la Université Paris-Est Marne-la-Vallée, organizadores de la jornada “Andes digitales. Le cinéma des pays andins à l’ère du numérique”, en octubre de 2014, donde tuve la oportunidad de participar como ponente y desarrollar algunos de los temas tratados aquí. A Norma Rivera, de la Filmoteca de la Pontificia Universidad Católica del Perú, que me facilitó la posibilidad de ver o volver a ver algunas de las películas tratadas. A Emilio Bustamante e Isaac León Frías, permanentes interlocutores en temas del cine peruano. A Jaime Luna Victoria, responsable de la programación cinematográfica en el Centro Cultural José María Arguedas, CAFAE-SE, que da la oportunidad de ver películas peruanas que no se pueden hallar en otros lugares. A Rodrigo Bedoya Forno, por las informaciones proporcionadas, y a Natalia Ames, estudiosa del cine peruano y del cine en general.
Capítulo 1
Entornos
Las nuevas formas de la exhibición y distribución de películas
El panorama actual del cine es complejo y se encuentra en permanente mutación. En la segunda década del siglo XXI desaparece el celuloide, soporte de la imagen fílmica desde sus inicios, y se consolidan los sistemas digitales de exhibición 1. Las salas de pantallas múltiples (multicines o multiplex ) se identifican con las modalidades más espectaculares de la producción de Hollywood (el paradigma del blockbuster ) 2, convirtiéndose en espacios para el consumo de títulos que lucen perfiles intercambiables y estándares probados de narración y emoción. Las películas que escapan de esas fórmulas buscan espacios de difusión en circuitos y ventanas alternativas y en nuevos lugares para su exhibición, como salas vinculadas con instituciones culturales, museos, internet, plataformas de cine a pedido (Video On Demand, VOD) o lugares de descarga ( streaming ).
A su turno, el público pierde su perfil tradicional. Se segmenta, cambia su pasividad por un gesto más activo, se moldea a las pantallas y plataformas que ofrecen la nueva oferta audiovisual, sea a través de monitores de computadoras, nuevos formatos de pantallas televisivas, tabletas, smartphones , entre otras, donde se puede consumir el cine a la carta (VOD).
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