39El nombre que más se ha relacionado con esta fundamental teoría para el estudio de los salmos es el de Sigmund Mowinckel, que a su vez era un discípulo de Gunkel. The psalms in Israel’s Worship , trans. D.R. Ap-Thomas. 2 Vols. (Nashville: Abingdon Press, 1962).
40Véanse los estudios de Claus Westermann, Praise and Lament in the Psalms , trans. Keith R. Crim and Richard N. Soulen (Altanta: John Knox Press, 1981).
41El llamado a superar la crítica de las formas para llegar al estudio de la crítica retórica lo dio James Muilinburg en el 1968, en su discurso inaugural como presidente de la Sociedad de Literatura Bíblica; «Form Criticism and Beyond», JBL 88(1969):1-18.
42La figura cimera en los estudios conocidos como crítica canónica es Brevard Childs; véase, entre sus obras, «Reflections n the Modern Study of the Psalms», Magnalia Dei, The Mighty Acts of God: Essays in Memory of G. Ernest Write, eds., F.M. Cross, W.E. Lemke, P.D. Miller (Garden City, NY: Doubleday, 1976).
43Respecto a los proponentes de esta metodología o acercamiento al estudio de los salmos, debemos señalar prioritariamente los estudios de Mays, op.cit.; véanse también las obras de Gerald Wilson, The Editing of the Hebrew Bible , SBL, Dissertation Series 76 (Chico, CA: Scholars Press, 1985) y de David M. Howard, «Editorial Activity in the Psalter: A State-of-the-Field Survey», Word and World 9/3 (Summer 1989): 274-85.
44Las contribuciones literarias y teológicas de Gunkel, Mowinckel y Westermann al estudio de los Salmos han sido fundamentales y extraordinarias. La metodología de estudio de las fuentes o géneros, relacionada principalmente con los estudios de Gunkel y sus discípulos, ha dominado durante el último siglo la disciplina de estudios del Salterio; Gunkel, op.cit. Pueden estudiarse también diversas respuestas y usos de la metodología de Gunkel en Mowinckel, op.cit.; Westermann, op.cit.; Mays, op.cit.; Miller, op.cit.; Anderson; op.cit.; Weiser, op.cit.
Los géneros literarios mayores que identifica Gunkel en su obra son los siguientes: himnos, lamentación colectiva, salmos reales, poemas cultuales individuales y lamentación individual; también identifica algunos géneros menores, tales como: cánticos de peregrinación, acciones de gracias colectivas, salmos de venganza y relatos de gestas pasadas. En el libro de Mannati, op.cit., pp.12–63, se incluyen trece géneros literarios específicos en los Salmos, que adelantan aún más el análisis de Gunkel.
45Longman III, op.cit., pp.28-45.
46Aunque la gran mayoría de los estudiosos acepta los géneros principales de los Salmos identificados por Gunkel –posiblemente con algunas variantes menores–, no siempre se denominan o se traducen al castellano de la misma manera. En nuestro estudio y comentario, generalmente seguiremos las propuestas que se incluyen en la obra de Mays, op.cit. pp.19-29; las variantes a esa metodología se identificarán en el comentario.
47Se han propuesto, para el estudio literario del Salterio, categorías diferentes para la clasificación de sus géneros, sin embargo, a mayor cantidad de géneros difierentes menor la utilidad educativa y práctica. P.ej., en la obra de Alonso Schokel y Carniti, op.cit., pp.91-106, se hace una lista de once categorías literarias mayores de los Salmos; y en la edición de estudio de la Biblia RVR-95, op.cit., pp.658-659, se identifican otras once, que no coinciden necesariamente con las nomenclaturas de otros estudiosos. En esta obra hemos decidido seguir el modelo de menos categorías literarias para facilitar la comprensión teológica de la obra y facilitar de esa forma su utilización educativa.
48Generalmente, en introducciones al Antiguo Testamento y al libro de los Salmos, estas oraciones se conocen como lamentaciones; en este comentario hemos evadido esa terminología pues puede producir una carga negativa en el oyente y lector: ¡Estos salmos no son, evidentemente, las expresiones de frustración de alguna persona herida por la vida!
49Longman III, op.cit., pp.31-33; véase, respecto al tema de las frustraciones de los salmistas, la importante obra de Clauss Westermann, Los Salmos de la Biblia (Bilbao: Ediciones EGA, 1994).
50Un estudio clásico e importante sobre la teología de los Salmos, desde una perspectiva sistemática, es el de Hans-Joachim Kraus, Teología de los Salmos (Salamanca: Ediciones Sígueme, 1985). De particular importancia son sus capítulos sobre el Dios de Israel (pp.19-59) y sobre el ser humano ante Dios (pp.183-240).
51La obra que principalmente guiará nuestro estudio y reflexiones en torno a la teología de los Salmos es la de J.L. Mays, op.cit.; sin embargo, referente al mismo tema, pueden estudiarse los siguientes libros: Craigie, op.cit.; H. Ringgren, La fe de los salmistas (Buenos Aires: La Aurora, 1979); H. J. Kraus, op.cit.; y J. Limburg, «Book of Psalms» The Anchor Bible Dictionary. Vol 5 (New York: Doubleday, 1992).
52He traducido las fórmulas tradicionales del Salmo de forma inclusiva, no sólo para incorporar directamente a toda la comunidad que adora –p.e., hombres y mujeres, niños y niñas, y personas ancianas–, sino para superar el personalismo que insinúa la traducción individual del poema y hacer justicia a los conceptos de comunidad que se ponen claramente de manifiesto en el poema.
53Véanse las obras de Mays, op.cit., pp.40-43; Craigie, op.cit., 57-62; Weiser, op.cit., pp102-108; Anderson, op.cit., pp.57-63.
54Respecto al nombre de Dios y sus implicaciones teológicas y sociales, véase mi libro El Santo de Israel (Austin: AETH, 2002); en esta obra se presenta una buena bibliografía en torno al tema estudiado.
55Una magnífica introducción teológica y literaria al tema del nombre de Dios se encuentra en Kraus, op.cit., pp.19-28.
56En la tradición de las versiones de la Biblia conocidas como Reina-Valera, se ha traducido el nombre personal divino como Jehová, que revela las percepciones medievales de la pronunciación del tetragramatón
57Jesús García Trapiello, op.cit., p.158.
58En torno al desarrollo de las metáforas sobre Dios, véase a J.L. Crenshaw, op.cit., pp.68-69.
59Respecto a este tema del reinado de Dios, es muy importante indicar que el pueblo hebreo y sus escritores utilizaban las imágenes de poder y autoridad que transmitían sentido y fomentaban la comprensión adecuada de las ideas. La monarquía, en el período veterotestamentario, era la institución que transmitía las ideas de ordenamiento político, jurídico, religioso y social. En este sentido, los escritores bíblicos intentaban, con la metáfora del Dios-rey, poner de manifiesto que sobre las monarquías e instituciones políticas humanas se presentaba con más autoridad y poder el reinado de Dios sobre la historia y las naciones.
60Véase la interesante discusión en torno a este tema en Kraus, op.cit., pp.19-28.
61La importancia teológica y exegética de estos términos no deben subestimarse. Kraus, op.cit., pp.55-59.
62El amor divino se pone de relieve en casi todas las expresiones de los Salmos. Dios ama a su pueblo, y las demostraciones de ese amor divino se revelan continuamente en las diferentes manifestaciones de su reinado. El término hebreo traducido por amor incluye niveles de intensidad especial que se revelan en la demostración de su misericordia constante; véase a Ringgren, op.cit., pp.49-50.
63Véase a Mays, op.cit., pp.32-36.
64En la antigüedad se pensaba que las responsabilidades del rey se asociaban con la del pastor, que era vista como una figura política y religiosa (p.e., véase Sal 23).
65Véase, por ejemplo, mis comentarios exegéticos, literarios, teológicos y pastorales en Samuel Pagán, Experimentado en quebrantos (Nashville: Abingdon Press, 2001).
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