El Mesías: un estudio sobre Cristo en el libro de Isaías
© 2021 por Samuel Pagán
Publicado por Editorial Patmos,
Miami, FL. 33169
Todos los derechos reservados.
Las citas bíblicas han sido tomadas de la Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960.
Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
Utilizado con permiso.
Revisado por Florencia Himitian
Diseño de portada e interior por Adrián Romano
Conversión a epub: Cumbuca Studio
e-ISBN: 978-1-64691-150-9
Categoría: Estudio bíblico
A mis colegas del extraordinario ministerio de las traducciones bíblicas. Especialmente a quienes tienen el compromiso de llegar con el mensaje de las Escrituras a cada lengua de las comunidades indígenas del mundo.
Muchas gracias por haberme permitido crecer entre ustedes y disfrutar de esta extraordinaria tarea.
Prólogo
INTRODUCCIÓN
Derrota, exilio y liberación
El imperio babilónico
Las deportaciones
El período persa
Gobierno desde Samaria
La vida espiritual de la comunidad judía
El Libro de Isaías y el entorno social de los judíos
La sociología de la desesperanza y la teología mesiánica
1. LA VISIÓN DE ISAÍAS
La visión
Relatos de la vocación profética
La tierra está llena de su gloria
Un Dios santo requiere un pueblo santo
Santidad, gloria y humildad
Madurez profética
La esperanza como valor teológico
2. LOS POEMAS DEL SIERVO SUFRIENTE DEL SEÑOR
Los poemas del Siervo Sufriente del Señor
Exilio y creatividad teológica
Interpretaciones colectivas
Interpretaciones individuales e históricas
Interpretaciones ideales
Interpretación mixta
Interpretación mesiánica
El Siervo del Señor y la Hija de Sión
Interpretaciones del Siervo del Señor en el Antiguo y el Nuevo Testamentos
La iglesia es sierva del Señor
3. HE AQUÍ MI SIERVO EN QUIEN ME DELEITO
Vocación y misión
He puesto sobre él mi Espíritu
Implantación de la justicia
4. HIZO MI BOCA COMO ESPADA AFILADA
Escúchenme costas
Atiéndanme pueblos lejanos
En quien me glorificaré
5. PARA SOSTENER CON MI PALABRA AL FATIGADO
Me ha concedido tener una lengua instruida
Cada mañana despierta mi oído
El Señor abrió mis oídos
6. VARÓN DE DOLORES
Mi Siervo tendrá éxito
Será puesto en alto y engrandecido
¿Quién ha creído a nuestro anuncio?
7. EL ESPÍRITU DEL SEÑOR ESTÁ SOBRE MÍ
El Señor me ha ungido
Las buenas nuevas a los pobres
Hoy se ha cumplido esta Escritura
Acerca del autor
Bibliografía selecta
Con su acostumbrada gentileza, el doctor Samuel Pagán me ha concedido el honor de escribir el prólogo de su último libro —que bien podría decirse que es uno de los mejores. El tema que Pagán aborda es de suma importancia porque trata acerca de uno de los vínculos más sólidos y vistos entre las Escrituras de Israel y la predicación y misión cristianas. Los pasajes acerca del Siervo Sufriente son leídos repetidamente en nuestras iglesias, particularmente en los tiempos de Cuaresma y de Semana Santa. Dicho contexto hace que generalmente se subrayen sobre todo los sufrimientos del Siervo al que se refiere Isaías y su paralelismo con los sufrimientos de Jesús. Pero existe también otro punto de contacto importante entre Isaías y Jesús. Se trata del pasaje que Jesús lee en la sinagoga de Nazaret, que se encuentra en el capítulo cuatro de Lucas, que marca el comienzo de su ministerio público, el cual Pagán acertadamente toma como una especie de programa para su ministerio y para la iglesia de hoy. Es importante esa conexión, pues de ese modo se subraya no solamente el sufrimiento del siervo sino también otras dimensiones de su misión, como bien indica Pagán en el último capítulo de su libro.
Al escribir un prólogo, existe siempre la tentación de resumir lo que el autor dice. En este caso la tentación es fuerte, pues mucho de lo que Pagán aborda merece ser repetido y subrayado. Sin embargo no quisiera robar a los lectores el disfrute del libro mismo, sino dejarlo en sus manos para que poco a poco, al ir leyéndolo, vayan descubriendo las distintas dimensiones de este Siervo Sufriente al que se refiere Isaías y que Jesús encarna. Más bien trataré de relacionar algo de lo que Pagán menciona en el libro y de lo que Isaías dice acerca del Siervo Sufriente con los orígenes de la predicación cristiana, y con lo que nos dicen acerca de la interpretación de las Escrituras de Israel.
Cuando los cristianos hoy leen los pasajes del Siervo Sufriente, frecuentemente, se plantean la pregunta de si lo que escribe Isaías se refiere a Jesús o si se trata más bien de algún personaje contemporáneo del mism profeta. Hay creyentes que tildarían de hereje al erudito bíblico que señalara la posibilidad de que Isaías se refiriera a aquello que acontecía en sus días o a alguien que estaba sufriendo sin merecerlo en aquel tiempo, porque supuestamente no estaría creyendo en las «profecías» de Isaías.
Tales juicios yerran por dos razones:
En primer lugar, porque limitan el término «profecía» a aquello que predice el futuro. Ciertamente, los profetas de Israel hablaron acerca del futuro que Dios guardaba en sus secretos designios. Pero lo que los hacía profetas no era hablar del futuro sino más bien hablar en nombre de Dios, dar una palabra de parte de Dios, a veces sobre el futuro, otras sobre el presente y otras sobre el pasado. El verdadero profeta bíblico y cristiano no es quien predice el futuro, como lo hace un supuesto vidente frente a una bola de cristal o a unas cartas de baraja. Pensar que esa es la tarea del profeta bíblico lo rebajaría al nivel de uno de esos supuestos videntes que embaucan a los crédulos. La verdadera tarea del profeta bíblico es llevar al pueblo el mensaje divino. Ciertamente, este puede incluir anuncios o advertencias acerca del futuro, pero también, frecuentemente, incluye una guía para el presente, así como una interpretación del pasado y de su significado para la vida actual del pueblo.
En segundo lugar, pensar que para interpretar los pasajes acerca del Siervo Sufriente se debe escoger entre Jesús y algún personaje de los tiempos de Isaías conlleva el error de olvidar el modo en que los primeros cristianos entendían las Escrituras de Israel. Ellos no solo creían que se trataba de palabras que anunciaban el futuro sino también de los hechos que había realizado Jesús. Esto fue lo que dijo claramente aquel cristiano de nombre Justino, que pronto se transformaría en un mártir cuando aún el Nuevo Testamento estaba en proceso de creación. En lo que se presenta como un diálogo entre Justino y un rabino judío, el primero declara que: «Algunas veces el Espíritu Santo permitía que tuvieran lugar hechos que eran figura o sombra [tipos] del futuro, y otras daba palabras en las que se anunciaba lo que sucedería, a veces hasta usando verbos en tiempo presente o pasado cuando en realidad se referían al futuro. Quien no comprenda esto no podrá entender correctamente lo que dicen los profetas» ( Diálogo con Trifón , 114:1). Una visión semejante se encuentra en Colosenses 2:17 donde, refiriéndose a las antiguas leyes de Israel acerca de la comida, la bebida y los días festivos de la luna nueva y del sábado, dice que «todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo». La sombra no es un engaño sino que refleja una realidad. Si alguien se acerca a nuestra puerta, frecuentemente vemos su sombra antes que a la persona. Al interpretar las Escrituras de Israel, los antiguos cristianos afirmaban su realidad pero al mismo tiempo insistían en que apuntaban a una realidad aún mayor, de igual modo que la sombra anuncia a aquel que viene. Así, al comentar acerca del Evangelio de Juan, San Agustín dice: «Todo lo que la Ley manda respecto al culto al Señor era sombra de lo que vendría después. ¿Qué era esto? Lo que se cumplió en Cristo. Así dice el Apóstol: “Todas las promesas de Dios son en él” (2 Co 1:20). Y en otro lugar dice que todo lo que les sucedió [a los antiguo Hebreos] se escribió como figura para nosotros, para cuando llegara la plenitud del tiempo (1 Co 10:11).» Agustín, Sobre el Evangelio de Juan 28:9.
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