El concepto de la «fama» ha cambiado mucho con los efectos de la era digital. Hoy se está más preocupado por el perfil virtual, por los contactos de las redes sociales o por los likes . Pero esa fama «digital» es muy volátil y, para el liderazgo auténtico, dar ejemplo sigue siendo el factor más determinante y que más influirá en el prestigio. El entorno digital se plantea como un complemento, no como un escaparate único.
Lo cierto es que la fama digital importa mucho y llega a obsesionar, especialmente a los más jóvenes. También es cierto que si nadie habla mal de ti, es que no eres importante. La difamación injusta va con el cargo.
Nunca abusar del poder
«Para no ser aborrecido le basta con respetar las propiedades de sus súbditos y el honor de sus mujeres».
«Antes olvidan los hombres la muerte de sus parientes que la pérdida de su patrimonio».
(CAPÍTULO XVII)85,86
Maquiavelo nos dice que, para ser justos, hay que respetar a las personas: su vida y su hacienda. Pero también hay que cuidar otros aspectos, intangibles pero esenciales, como son el honor o la dignidad. Asimismo, es fundamental conocer y respetar la cultura del pueblo, sus creencias y normas ancestrales, para no ofender de manera innecesaria ni ganarse enemigos por pura ignorancia.
En cuanto al patrimonio, la referencia es clara a los abusos que el pueblo ha sufrido a lo largo de la historia con todo tipo de gravámenes, tasas e impuestos. Si bien son necesarios para el debido funcionamiento de la sociedad, en muchos casos llegan a ser excesivos, fruto de decisiones caprichosas de los gobernantes; y además son gastados con indecente alegría sin que beneficien a los ciudadanos. De ahí que Maquiavelo recuerde el dolor que provoca en una persona sencilla verse despojada de su patrimonio, conseguido con arduos esfuerzos y quizá durante generaciones, por el simple capricho del príncipe.
La combinación de astucia, prudencia y un buen plan de análisis de las necesidades de sus súbditos emula la frase de Calderón cuando, en una de sus obras, El alcalde de Zalamea , dice: «Al Rey la vida y la hacienda se ha de dar, pero el honor es patrimonio del alma, y el alma solo es de Dios».
El príncipe debe, por tanto, salvaguardar la honra de sus súbditos y su patrimonio. Si se comete latrocinio en cualquiera de las dos áreas, el odio y el rencor serán constantes en la población. La prosperidad y la honra son los dos pilares que una sociedad moderna tiene para progresar; es decir, la propiedad y el derecho a la intimidad y a la privacidad. El líder que comprenda que estas son las dos fuerzas que cohesionan y sirven al bien común estará pasando de la Edad Media al contexto actual, y así consolidará su poder.
Las malas costumbres son difíciles de cambiar
«El príncipe encuentra muchas razones para hacerse con los bienes ajenos si se propone vivir de la rapiña».
(CAPÍTULO XVII)87
No cabe duda de que la persona que se acostumbra a vivir sin trabajar, a obtener sus recursos mediante la delincuencia, aprovechándose de los demás o del propio Estado, tiene muy difícil reencontrar el orden en su vida. Un trabajo normal no le satisfará en lo personal ni le proporcionará los recursos mínimos necesarios para el ritmo de vida al que se ha acostumbrado.
Por ello, el árbol se debe enderezar cuando es joven y tierno. Una vez que ha enraizado en las malas costumbres, no habrá prácticamente posibilidad de que su trayectoria sea recta.
Evitar las ofensas innecesarias
«Nada hace tan odioso a un príncipe como que viole el derecho de propiedad y que tenga poco miramiento con el honor de las mujeres de sus súbditos, que estarán, de no ser por esto, siempre contentos con él».
(CAPÍTULO XIX)103
Maquiavelo daba mucha importancia a la naturaleza vengativa del hombre, y recomendaba no dar motivos para despertar el odio ni alentar acciones contrarias. Es siempre preferible que las acciones provoquen el reconocimiento de la grandeza, el valor, la prudencia y la fortaleza, aspectos positivos que favorecen el prestigio del líder.
Además de los bienes materiales, las personas son muy celosas de otros intangibles, como el honor, la dignidad o el respeto. Hay que ser muy cuidadoso para no ofender innecesariamente a nadie.

6
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¿EL FIN
JUSTIFICA
LOS MEDIOS?
Aunque las ideas de Maquiavelo han sido malinterpretadas muy a menudo, no cabe duda de que en algunos de los capítulos y sentencias de El príncipe se puede encontrar ese aroma maquiavélico, esa idea de que todo es válido con tal de alcanzar el poder y mantenerlo. Sin embargo, también debemos saber leer entre líneas y buscar lo que de razonable pueda haber en algunas de sus ideas más aparentemente crueles.
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