BRANT PITRE
JESÚS Y LAS RAÍCES JUDÍAS DE LA EUCARISTÍA
Los secretos desvelados de la Última Cena
EDICIONES RIALP
MADRID
Titulo original: Jesus and the jewish roots of the Eucharist
© 2011 by Image, un sello de Random House, una división de Penguin Random House LLC.
© 2022 de la traducción realizada por DIEGO PEREDA SANCHO
by EDICIONES RIALP, S.A.,
Manuel Uribe 13-15, 28033 Madrid
( www.rialp.com)
No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopias, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
Preimpresión: produccioneditorial.com
ISBN (edición impresa): 978-84-321-6070-7
ISBN (edición digital): 978-84-321-6071-4
Para Elizabeth
ÍNDICE
PORTADA
PORTADA INTERIOR BRANT PITRE JESÚS Y LAS RAÍCES JUDÍAS DE LA EUCARISTÍA Los secretos desvelados de la Última Cena EDICIONES RIALP MADRID
CRÉDITOS Titulo original: Jesus and the jewish roots of the Eucharist © 2011 by Image, un sello de Random House, una división de Penguin Random House LLC. © 2022 de la traducción realizada por DIEGO PEREDA SANCHO by EDICIONES RIALP, S.A., Manuel Uribe 13-15, 28033 Madrid ( www.rialp.com ) No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopias, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org ) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. Preimpresión: produccioneditorial.com ISBN (edición impresa): 978-84-321-6070-7 ISBN (edición digital): 978-84-321-6071-4
DEDICATORIA Para Elizabeth
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
1. EL MISTERIO DE LA ÚLTIMA CENA
JESÚS Y EL JUDAÍSMO
NO BEBERÁS SU SANGRE
MIRAR COMO LOS JUDÍOS DE LA ANTIGÜEDAD
2. ¿QUÉ ESPERABA EL PUEBLO JUDÍO?
¿QUÉ CLASE DE MESÍAS?
LA ESPERANZA JUDÍA EN UN NUEVO ÉXODO
3. LA NUEVA PASCUA
RAÍCES BÍBLICAS DE LA PASCUA
¿CÓMO SE CELEBRABA LA PASCUA EN TIEMPOS DE JESÚS?
JESÚS Y LA NUEVA PASCUA
DEBÉIS COMER EL CORDERO
4. EL MANÁ DEL MESÍAS
EL MANÁ EN EL TABERNÁCULO
EL PAN DEL MUNDO VENIDERO
JESÚS Y EL NUEVO MANÁ
«ES DURO ESTE LENGUAJE»
5. EL PAN DE LA PRESENCIA
EL PAN DEL ROSTRO
«MIRAD QUÉ AMOR NOS HA TENIDO EL PADRE»
JESÚS Y EL NUEVO PAN DE LA PRESENCIA
LA PRESENCIA REAL
6. LA CUARTA COPA Y LA MUERTE DE JESÚS
EL RITUAL DE LA COMIDA JUDÍA DE PASCUA
¿CONCLUYÓ JESÚS LA ÚLTIMA CENA?
TENGO SED
7. LAS RAÍCES JUDÍAS DE LA FE CRISTIANA
PASCHA SIGNIFICA PASO
LA SOMBRA DEL MANÁ
EN MEMORIA MÍA
8. CAMINO DE EMAÚS
AGRADECIMIENTOS
NOTAS
AUTOR
PATMOS, LIBROS DE ESPIRITUALIDAD
PRÓLOGO
Por Scott Hahn
A DOS MIL AÑOS DE DISTANCIA, parece natural contemplar la crucifixión de Jesús como un sacrificio. Los cristianos son herederos de una larga tradición que se expresó, rezó y pensó así. Pero los judíos del siglo I que la presenciaron no habrían podido entenderlo de este modo, porque no mostraba ninguno de los signos sacrificiales del mundo antiguo. En el Calvario no hubo altar ni sacerdotes identificables y, aunque se produjo una muerte, lo hizo lejos del templo, único lugar válido para los sacrificios entre los judíos, e incluso fuera de las murallas de la ciudad santa.
Sin embargo, san Pablo estableció esa conexión ya en los primeros tiempos, sobre todo para sus compañeros judíos. En la Primera carta a los Corintios, tras hablar de la cruz (1, 18), llama a Cristo «nuestro cordero pascual» que «ha sido sacrificado» (5, 7), vinculando así la Pascua celebrada durante la Última Cena con la crucifixión del Calvario.
Fue esa primera Eucaristía la que transformó la muerte de Jesús de ejecución en ofrenda, y en la Última Cena entregó su cuerpo para que fuese quebrantado, y su sangre para que fuera derramada como en un altar.
Al narrar lo sucedido durante esa Cena (1 Cor 11, 23—25), Pablo empleó términos sacrificiales, y citó las palabras de Jesús «esta es la nueva alianza en mi sangre» evocando la frase de Moisés al ofrendar un buey: «Esta es la sangre de la alianza» (Ex 24, 8). La alianza quedó ratificada por la sangre, en un caso por las palabras de Moisés y en el otro por las de Jesús.
San Pablo también aludió a la última Cena de Jesús como «conmemoración», que era otro término específico para referirse a una clase concreta de sacrificio en el templo (una ofrenda conmemorativa).
Por si a alguien se le habían escapado esos paralelismos, el apóstol también compara la Cena cristiana (la Eucaristía) con los sacrificios del templo (1 Cor 10, 18) e incluso con los sacrificios de los paganos (1 Cor 10, 19—21). Todo sacrificio, subraya, suscita una comunión, una hermandad. Las ofrendas idólatras establecen una comunión con los demonios, mientras que el sacrificio cristiano lo hace con el cuerpo y la sangre de Jesucristo (1 Cor 10, 16).
La visión de la Pascua de san Pablo es deslumbrante, ya que no solo muestra cuánto sufrió Jesús, sino cuánto nos amó. El amor transforma el sufrimiento en sacrificio.
La muerte en el Calvario no fue solo una ejecución brutal y sangrienta: se había transformado, al ofrecerse Jesús en el cenáculo. Era ahora la ofrenda de la víctima pascual sin defecto, el sacrificio personal del sumo sacerdote, que se entregó a sí mismo por la redención de los demás «como oblación y víctima de suave aroma» (Ef 5, 2) siendo sacerdote y víctima. Eso es el amor: la entrega completa de sí.
La Eucaristía nos infunde ese amor, uniendo nuestro amor al de Cristo y nuestros sacrificios al suyo, tal y como lo enseñaba san Pablo: «Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual» (Rom 12, 1). Vemos cómo habla de «cuerpos», en plural, pero de «sacrificio» en singular. Porque somos muchos, pero nuestro sacrificio es uno con el de Cristo, de una vez y para siempre (cfr. Hb 7, 27; 9, 12; 9, 26; 10, 10).
Pablo nos enseña que la Eucaristía se ordena a la cruz, y esta a la resurrección. Lo que los cristianos consumimos en la Sagrada Hostia es la humanidad crucificada y resucitada de Jesús, a la que llegamos mediante el sufrimiento. Pero recibimos la Comunión como prenda de la gloria eterna, y contamos con la gracia para enfrentarnos a todo lo demás. Pero no lo apreciaremos en plenitud hasta que no aprendamos a verlo «como era en un principio» para esos primeros cristianos judíos, que contemplaron el fin de un mundo antiguo y familiar, y el comienzo de uno nuevo, que descendía de lo alto como la Jerusalén celeste.
Este hermoso libro del profesor Pitre nos ofrece todo lo que necesitamos para asimilar lo que ocurrió, y contemplarlo con una claridad aún mayor, «ahora y siempre, por los siglos de los siglos».
En el mundo venidero no habrá comida ni bebida… y los justos se sentarán con coronas sobre sus cabezas, celebrando la luz de la presencia divina, como está dicho, «que vieron a Dios, comieron y bebieron» (Ex 24, 11).
Talmud de Babilonia, tratado Berajot 17a
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