—¡Sí! Pero todo esto nos abre dos nuevas investigaciones, una, averiguar de dónde procedía la cocaína del camión y la otra es ver quiénes son los piratas del asfalto y dónde llevaron la carga.
—De eso no queda ninguna duda, además te puedo asegurar que las personas que prepararon esta operación, son personas que están bien organizadas y cuentan con todos los recursos necesarios para llevarla a cabo… Con lo que te quiero explicar, que son profesionales del delito.
—¿En qué te basas para esta conclusión? —pregunta Nisman.
Grutner camina unos pasos, observa el camino de tierra, se agacha para mirar más de cerca una huella y poniéndose de pie nuevamente le responde, mientras saca una pipa del bolsillo del saco y la sostiene en la mano derecha.
—Analizando todos los hechos hasta este momento, es por lo siguiente… Primero, por la forma en que realizaron el asalto, con una frialdad y precisión, que demuestra que tenían todos los datos del camión y la hora justa en la que iba a transitar esa ruta… Segundo, ya tenían un lugar destinado para esconder el vehículo y poder extraer la droga sin ser vistos… Y tercero y lo que evidencia que es una banda bien organizada, es que ya tenían otro vehículo pesado para poder trasladar la droga y poder pasar desapercibidos.
—¿Y cómo es, que llegaste a esta última conclusión?
—¡Son detalles que se observan en la escena del crimen, si les prestas la debida atención!… Fíjate, estas huellas de vehículo que están marcadas sobre el piso sucio, se trata de las huellas de un vehículo pesado, de eso te das cuenta por las ruedas duales traseras y que en ese momento estaba sin carga y las mismas huellas te dan la pauta de que maniobraron para acercarse al camión tanque… Luego de eso le cargaron la droga y por la profundidad que dejaron las ruedas traseras sobre el camino de tierra, a fuera del galpón, me indica que la carga debió ser muy pesada… Por lo que te puedo asegurar que se trataban de varios cientos de kilos… No sé exactamente cuántos, pero son muchos y muy valiosos.
Nisman, sorprendido por el poder de observación de J. C., le pregunta.
—¿Y ahora qué vas a hacer?
—Ahora me voy de vuelta a la escena del crimen, a ver si quedó algún detalle sin analizar y después me voy a la oficina a preparar el informe… Después veremos cómo sigue esta investigación.
—Vamos, que yo también me quiero cerciorar de no dejar ningún cabo suelto y después me voy para la fiscalía, para ver si ya hay alguna pista… Pero antes que nos separemos, te quiero hacer una propuesta, que creo que nos beneficiará a los dos en este tema. —Mira a J. C. a la cara, para ver la reacción de él y le pregunta—. ¿Qué te parece si en esta investigación, que por lo que deduzco va a ser muy complicada y peligrosa, nos unimos para trabajar juntos e intercambiar información, para llegar más rápido al desenlace del problema?
Grutner, con una sonrisa en el rostro, mira a Nisman a la cara y le responde.
—Para mí, va a ser un honor trabajar con una persona tan importante como vos. —Y estrechándose las manos, sellaron un pacto de amistad y trabajo.
Capítulo -8-
El robo a la financiera
Los cuatro llegaron al exclusivo barrio de Puerto Madero, a las cinco de la tarde, como estaba estipulado en el plan, estacionaron en la puerta del moderno edificio y bajaron tranquilamente del vehículo de alta gama. Las personas que circulaban por el lugar, podrían deducir por sus elegantes trajes de color oscuro, los zapatos brillantes, sus barbas tipo candado y sus modernos lentes de sol, que estas personas podrían ser importantes empresarios o gente de negocios… Lo que menos podrían pensar es que ellos venían a perpetrar un robo.
Chávez, que iba adelante, se dirigió directamente a la puerta de entrada, seguido por los otros tres; Alberto que era el último en la fila, llevaba en la mano un bolso de tamaño mediano.
Cuando ingresaron al amplio hall, Chávez observó que no había personas caminando por el lugar, ni esperando los ascensores, el único que estaba detrás del mostrador del recibidor, era el conserje, se dirigió hacia él.
El hombre, al verlos acercarse, les dice con voz amable.
—Lo siento, señores, pero las oficinas ya están cerradas y todo el personal ya se retiró.Lamento que llegaran tarde, recién abren el lunes a partir de las ocho de la mañana, en ese horario podrán encontrar a la persona que buscan.
—¿Me podrías decir, cuál es tu nombre? —le pregunta Chávez.
El conserje lo mira extrañado por la pregunta y responde, poniéndose serio.
—Mi nombre es Omar González… Pero ya les dije que están todas las oficinas cerradas, para lo que tengan que hacer aquí, van a tener que regresar el lunes, a partir de las ocho… Ahora, si les puedo ser útil para otra cosa, estoy a disposición de ustedes.
Chávez se sonríe, mientras saca una pistola, calibre nueve milímetros, lo apunta al conserje, mientras le dice amenazadoramente.
—Claro que nos vas a ser útil, primero decime, ¿Dónde está la máquina, que graba las filmaciones de las cámaras de seguridad del edificio? Y segundo, si te portas bien y haces todo lo que nosotros te decimos, no te va a pasar nada, pero si nos das problemas o te querés hacer el héroe, lamentablemente lo pagarás con tu vida… ¡Vos escoge lo que más te convenga!
Omar, asustado al verse apuntado por semejante arma, tartamudeando responde:
—Qué Qué… Qué… Quédense tranquilos, que yo no voy a decir ni mu… Haré todo lo que ustedes me indiquen, pero por favor no me apunte, a ver si se le escapa un tiro sin querer.
—¡Bueno! Responde la pregunta que te hice. ¿Dónde está la máquina, que registra las cámaras de seguridad?
—Acá, adentro de la conserjería, detrás de una puertita disimulada en la pared, allí está la máquina que buscan.
—Muy bien, viste qué fácil es colaborar… Ahora decime, ¿Cuántas personas hay en la financiera del cuarto piso?
—En la financiera del cuarto piso, hay cinco personas en este momento, pero está cerrada al público, porque están de balance, según me informaron esta mañana.
—¡Bien! Ahora vamos a ir al quinto piso y vos vas a hacer todo lo que yo te diga, si lo haces bien, no te vamos a lastimar y todavía cuando vuelvas a la conserjería, quizás tengas un premio… Pero si cometes un error o te pasas de listo, lamentablemente lo lamentarás… Ahora cerrá la puerta de entrada con llave y dejá la llave puesta en la cerradura y volvé aquí.
El conserje, siguiendo las indicaciones, cierra la puerta con llave y deja la llave puesta en la cerradura y vuelve donde están los delincuentes.
—Listo, muchachos, vamos a hacer lo que vinimos a hacer. —Y dirigiéndose a Omar le indica—: Vamos al quinto piso y acordate todo lo que te dije. —Y con el arma lo empuja hacia adelante.
Los cinco subieron en el ascensor hasta el quinto piso, cuando llegaron, bajaron un piso por la escalera, cuando llegaron al cuarto, Chávez le pregunta a Omar:
—¿Por cuál de las dos puertas te atienden, siempre que venís a traer algo?
—Aunque las dos tienen cámaras de seguridad, que ellos observan desde adentro, siempre me atienden por la primera puerta, la otra es para los clientes.
—¡Bien! Como ya acordamos, nosotros nos pondremos contra la pared y vos toca el timbre y actúa normalmente como te expliqué, cuando abran, nosotros nos encargamos.
Omar toca el timbre y la persona que estaba en el interior se fija en la pantalla y a través del intercomunicador le pregunta:
—¡Sí! ¿Qué necesita?
—Vengo a traerles una encomienda. —Y muestra el bolso que había traído Alberto y que se lo dieron a él, para que lo muestre como una carnada.
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