—¿Se sabe qué tiempo tiene de fallecido el occiso?
—Según el perito forense, calcula que el deceso se produjo hace aproximadamente seis o siete horas.
—Y decime J. C., ¿Pudiste averiguar si el camión era propio o de alguna empresa?
—¡Sí! Por las boletas y remitos que tenía en los bolsillos, pudimos averiguar que este señor trabajaba para la empresa Aguas del Glacial, una empresa que se dedica al embotellamiento de dicho producto y en el camión transportan el agua de manantiales, a las distintas plantas embotelladoras que tiene la empresa.
—¿Y te pudiste comunicar con la empresa, para ver si ellos saben algo?
—¡Sí! Recién terminé de comunicarme con ellos y sorpréndete con lo que me respondieron.
Nisman lo mira extrañado, por el tono de J. C. y le pregunta.
—¿Qué te respondieron?
—Me respondieron que ayer, cuando el chofer había salido de la planta, con una carga de agua, hacia una planta embotelladora, a mitad del recorrido, les informó que el camión tenía una falla mecánica y que no iba a poder completar el recorrido, por lo que la empresa le dijo que se desvíe y lo lleve al taller mecánico, donde hacen todas las reparaciones para la empresa. Luego volvió a llamar, avisándoles que el camión tenía que quedarse en ese lugar por dos días, hasta que lo reparen, por lo que le dijeron al chofer que se tome esos dos días de descanso, hasta que vaya a retirar el vehículo y completara el viaje a la planta… Por lo que el camión, supuestamente tendría que estar en el taller hoy y hasta mañana, que lo fuera a retirar… ¿No te parece extraño?
—Lo que me parece extraño, es que maten a este pobre tipo por un cargamento de agua… Salvo que sea para desarmar el vehículo y venderlo por autopartes, pero igualmente me parece raro.
En ese momento le suena el celular a J. C. y atiende.
—¡Sí!, sí, sí, habla con el inspector Grutner. ¡Ajá!… Sí… ¿Pero está seguro de lo que me informa?… Bueno, déjelo en mis manos, que yo me encargo y gracias por llamar. —Mira a Nisman y le informa—. Esto parece que se complica… Me terminan de llamar de la empresa, que el chofer nunca llevó el camión al taller y que ellos no tienen idea de lo que hizo desde ayer con el vehículo.
Nisman se rasca instintivamente la barbilla con la mano, mientras responde como meditando.
—Qué cosa curiosa, ¿Matar por un camión que transporta agua?... Te juro que no lo entiendo.
Grutner seguía mirando las huellas de los vehículos y calculando cómo pudieron desarrollarse los acontecimientos, cuando le vuelve a sonar el celular, se detiene, saca el aparato de su bolsillo y contesta.
—¡Sí! ¿Quién es?... ¡Sí! Soy el inspector Grutner y ¿Usted quién es?… ¿Está seguro de lo que me está informando?… Está bien, ya salgo para allá… Gracias por el llamado… En un rato nos vemos.
—¿Algún llamado importante? —pregunta Nisman.
—Más que importante… Me terminan de informar que encontraron un camión con las mismas características, incendiado dentro de un galpón abandonado, al que hicieron volar en pedazos, produciendo un incendio, al cual acudieron los bomberos y ellos informaron a la policía local del hallazgo… Puede ser una coincidencia, pero no hay que descartar las posibilidades… Así que dejo este caso momentáneamente en manos de mi subordinado y me voy a investigar la otra pista posible… Mientras tanto, vos seguí con tu investigación en este lugar.
—¡No, señor! Aquí ya vi lo que tenía que ver y ya saqué mis conclusiones… Ahora te sigo a vos, para ver con qué sorpresa nos encontramos al llegar al lugar que te indicaron.
Cada uno sube en su vehículo y parten raudamente por la ruta, hacia el destino indicado.
Capítulo -7-
La voladura del galpón
Después de recorrer los veinte kilómetros que los separaban de un punto al otro, llegaron al destino indicado, ingresaron a la chacra y se encontraron con un panorama, que parecía un campo de batalla. Los bomberos estaban sofocando los restos del incendio y dos policías estaban tratando de ayudar en la remoción de los escombros; Grutner y Nisman bajaron de sus vehículos y se acercaron a los oficiales, los cuales al reconocerlos le hicieron la venia.
J. C. les dice:
—¿Cómo están, muchachos? Explíquenme, aparte de los daños materiales, ¿Hay algún herido o fallecido en el lugar?
—No, señor —respondió el que estaba más cerca—. Por lo que nos informaron los bomberos, después de sofocar el incendio, era que no había ninguna víctima en el lugar… Y por lo que nosotros observamos, después de recorrer un poco el perímetro, es que este sitio está abandonado desde hace mucho tiempo.
—¿Y saben cómo comenzó el siniestro? —pregunta Nisman.
—Después de una pequeña inspección ocular, los bomberos dijeron que como quedó todo el lugar e incluso, en la forma en que voló por el aire el camión, como todo lo que estaba dentro de este galpón, para ellos, es que colocaron explosivos.
Nisman se introdujo dentro de los restos del galpón, recorrió un poco los lugares, que todavía estaban humeantes,miró los restos del camión, como partes de las motos, mezcladas con otros escombros y se dirige a J.C.
—Por lo que estoy observando superficialmente, esto me da la pauta, de que los que intervinieron en este episodio, no son ningunos novatos… Se ve a simple vista que son profesionales y con un armamento bien moderno y poderoso.
—Vos sabes, Nisman, que tengo la misma impresión y que detrás de este episodio se oculta algo más siniestro y pesado… Y tenés razón en tu apreciación en cuanto al armamento, los que manejaron estos explosivos son profesionales… Ahora lo que voy a hacer, es llamar en forma urgente, que venga la gente de laboratorio, para que verifique y analicen todo lo que puedan descubrir dentro del tanque del camión.
—¿Tenés alguna sospecha?
—Más que una sospecha, lo que tengo es una corazonada… Toma el celular y hace la llamada, pidiéndole urgencia sobre el tema, a la persona que lo atendió.
—¿Qué te respondieron? —Pregunta Nisman—. Porque si tardan mucho, llamo al juzgado.
—Quédate tranquilo que el encargado del laboratorio me dijo que ya mandaba el camión con todo el personal correspondiente, en media hora estarán aquí.
Media hora después estaba el camión en el lugar. J.C. los pone al tanto de los acontecimientos y los expertos se ponen a trabajar. Dos de ellos, vestidos con el equipo antivirus blanco y el casco correspondiente con mascarilla, se introducen a través de las tapas de acceso al tanque y comienzan a buscar elementos que les sean sospechosos, los cuales introducían en las bolsitas de plástico transparente, que llevaban para esa tarea.
Dos horas después y ante la ansiedad, tanto de Grutner como de Nisman, el encargado del laboratorio móvil les informa.
—Inspector, le quiero confirmar que lo que se encontró en unos de los compartimientos del camión cisterna, son residuos de cocaína.Lo que quiere decir, es que este vehículo transportaba este elemento oculto en ese sitio… Lo que no le puedo confirmar es la cantidad que podría estar oculta en ese lugar.
—Igualmente les agradezco la rapidez con que nos dieron el informe, para nosotros era necesario saber de qué se trataba, de esa forma sabemos contra quiénes vamos a enfrentarnos.
—¡Bueno! Lo dejo, cualquier otro problema que tenga, no tiene más que llamarme y trataré de resolvérselo.
Grutner, dirigiéndose a Nisman, le dice:
—¡Bien! Con esto, tenemos resuelto cuál era el motivo del robo del camión y a su vez, cuál era el verdadero trabajo del chofer…, Lo cual deja en evidencia de que era un traficante de drogas.
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