Victoria Resco - Reino de papel

Здесь есть возможность читать онлайн «Victoria Resco - Reino de papel» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Reino de papel: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Reino de papel»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

LA PERSONA QUE ASPEN VANN MÁS ODIA, NO ES OTRA QUE ASPEN VANN. Para quien la mire no es otra cosa que perfecta e inquebrantable. Popular. Bonita. Inalcanzable. Toda una profesional de la mentira. Pero cuando todo a su alrededor se vuelve un caos y los muros que tan perfectamente ha construido en su interior comienzan a resquebrajarse, un chico y su gato malhumorado entran como un rayo de sol a su cielo nublado y ponen su vida de cabeza. Aaron llena sus días de color y ruiseñores. Le muestra caras de sí misma que no sabía que tenía. Que la aterran. Que la increpan. Que la hacen desear ser esa chica que nunca creyó poder ser. ¿Podrá una nueva Aspen surgir de entre tanta oscuridad y tantas mentiras?

Reino de papel — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Reino de papel», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Para mi desgracia, el chico a mi lado, cuyo nombre había perdido en medio de su incesante palabrerío, interpretó mi caída en el sillón –justo a su lado– como una señal de inequívoca atracción, así que me excusé a los diez minutos mirando mi celular como si me hubiera llegado un mensaje y diciendo que mi novio había llegado a buscarme. Con esa mentirita piadosa y pasos furiosos, comencé a abrirme paso entre la gente.

Había venido a despejarme y divertirme y terminé más aburrida que la mierda en un rincón, repitiendo escenas del día anterior –Avery y sus lloriqueos petrificantes, las peleas entre mis padres, la apabullante velocidad con la que se acercaba el futuro– sin parar en mi cabeza y con un jugador de lacrosse hablándome de su último campeonato como si fuera lo más importante del mundo. Casi sigo de largo hasta la puerta, preparada para plantar a todas mis amigas y llevarme mi auto directo a casa, cuando la visión de un rostro conocido, tirado en el suelo, con la camisa abierta y el pecho delgado y frágil descubierto, me frenó como si me hubieran puesto una pared en frente.

Entrecerré los ojos, sin poder creer lo que me mostraban. Podía estar confundida. Tenía que estarlo. Pero era un rostro difícil de olvidar, e incluso estando en la otra punta del pasillo, podía ver las negras pestañas curvándose sobre sus pómulos.

Era Kai. O bueno, su dueño. El chico del gato, con el mismo hoyuelo en la barbilla, aunque con un extravagante pantalón de cuero con el que jamás lo hubiera imaginado y una camisa estampada con un millón de palmeras psicodélicas, era imposible de confundir.

No me di ni cuenta, pero para cuando mi cerebro salió de su estado de conmoción, ya marchaba en su dirección.

Estaba tirado, con un brazo sobre el baúl antiguo a su lado, y el otro con una lata de bebida a la mitad. Se había quedado dormido tomándola, me di cuenta asqueada, al ver la mitad del contenido desparramado a su alrededor. Apestaba a hierba, sudor y una decena de cosas igual de terribles e indescifrables. Pero eso era lo menos preocupante; lo que realmente aterraba era el sudor frío que le recorría el rostro y la temperatura fúnebre que congeló mi mano cuando la posé en su frente, acuclillándome a su lado.

Miré con preocupación alrededor. La única iluminación del pasillo era un tubo que emitía una luz ultravioleta y le daba un tono casi translúcido a la piel del chico, exponiendo telarañas de venas bajo su piel. Había un grupo de gente cerca, que nos miraba de reojo y reían. Les respondí sin palabras, segura por la forma en la que se dieron vuelta de forma inmediata, de que había conseguido transmitir todo el odio que sentía, irrefrenable y ardiente. Eran sus amigos, pensé incrédula. Pensé en mis propias amigas, en como siempre se reían a mi alrededor y en como Fallon había jugado a la peluquería. Yo nunca había estado en una situación como la de Kai, pero de hacerlo, ¿me ayudarían o me mirarían entre risas? ¿Me dejarían tirada o me levantarían para llevarme a casa?

Me sacudió un temor horrible; de que así vieran otros mi vida, de que el chico frente a mi estuviera tan solo a pasos de un coma, de que a nadie en este mundo pareciera preocuparle el chico de los gatos y su respiración entrecortada.

Mi corazón latía como si estuviera por salirse de mi pecho.

Aguanta , aguanta , aguanta , repetí una y otra vez en mi cabeza, pasando ambas manos por mi pelo. Los dedos se atascaron en los estúpidos rizos y los arranqué de allí sintiendo la frustración como aceite hirviendo por mis venas. Aguanta , aguanta , aguanta .

No debería importarme, me dije, no debería estar tanteando los bolsillos del chico desesperada, ni haber soltado una exhalación aliviada cuando tanteé los bordes de un celular en el bolsillo trasero de los ajustados pantalones.

Pero no podía ignorarlo. A alguien que, con su estúpido gato, sus inútiles comentarios y sonrisas resplandecientes, me había sostenido el corazón cuando se me caía a pedazos. Se lo debía.

Mientras tiraba del dispositivo, me importó poco y nada estar casi tirada sobre el sujeto. Solo podía pensar en sacarlo de allí. Y tal vez un poco en el asco de que las medias que llevaba se me empaparan de lo que esperaba fuera cerveza y no vómitos o algo peor.

Estaba drogado. Drogado de verdad. Se olía en él y se sentía en todo lo que lo rodeaba como una peste contagiosa. Supe en ese momento que fuera cual fuera el motivo tras ese consumo obsesivo, había venido de algo más que del deseo de pertenecer. Tras verlo el otro día, no podría convencerme ni Dios de que ese chico se hundiría de aquella manera porque sí. No con esos ojos luminosos y esa alegría que salía de él a borbotones.

¿Había estado tan delgado la primera vez que nos vimos? ¿Y de dónde habían salido esas ojeras? Eran tan profundas como las mías, tal vez más, y estaba segura de que no habían estado allí el día anterior. Habría notado las manchas violáceas oscureciendo su mirada. ¿O no? ¿Había sido yo lo suficientemente egoísta como para no reparar en ellas? ¿Dónde estaba el muchacho risueño que me había hecho reír con su gato gruñón? Y pensar que había creído que él no conocía la oscuridad de los errores que marcan y las penas que agobian hasta cerrarte los pulmones. ¿Cómo había escondido todo eso de su mirada?

Entonces, mientras yo me partía la cabeza con preguntas e intentos fallidos de contraseñas para desbloquear el maldito celular, se despertó. Un movimiento de cabeza, un débil parpadeo para ajustarse a la luz, a la atronadora música que nos reventaba los oídos y a la chica que tenía arrodillada al lado. Me miró como si estuviera soñando, y me dedicó una sonrisa bobalicona de quien no puede siquiera recordar en qué planeta está.

–Hola –su sonrisa se ensanchó, esta vez mostrando todos sus dientes, como si hubiera dicho algo comiquísimo, y echó la cabeza hacia atrás para soltar una carcajada.

Mi primera reacción fue destensarme, no había notado el agarrotamiento de los músculos y lo doloroso que se había vuelto hasta aquel momento. Lo prefería drogado e inútil que en coma. La segunda reacción, casi instantánea, fue fruncir el ceño. Había algo diferente en su sonrisa, en los impecables dientes tanto como en la forma en la que se arrugaban las comisuras de sus labios al mostrarlos, como si alguien se hubiera dedicado a reorganizar la secuencia de hoyuelos. Pero no era el momento de analizar sonrisas o apariencias. Tenía que mantenerlo despierto y sacarlo de allí.

–¿Te puedes levantar? –pregunté.

No hubo respuesta. Sus ojos se estaban cerrando otra vez.

–Ah no, ni lo pienses. –Sacando el lado de mí que necesitaba, le di un par de cachetazos lo suficientemente fuertes para despertar sin lastimar. Soltó un quejido, pero volvió a mirarme y con eso me bastó. No pude evitar notar en sus ojos de pesadilla, hinchados y enrojecidos como si hubiera bebido sangre, una oscuridad impenetrable. Hice a un lado la parálisis del momento, colocándome a su lado, pasando un brazo por debajo de sus axilas y acomodando el suyo sobre mis hombros–. Arriba.

Fue casi milagroso lograrlo, sentí que me hundía en el suelo bajo su peso y sus pasos débiles y agónicos, pero de alguna manera –y con alguna manera me refiero a empujones y patadas entre la multitud–, nos abrimos camino a la salida.

Casi se me cayó de cara al piso cuando descendimos por el porche. Alguien se rio e hizo un comentario, pero no tuve tiempo de responderle: el celular del chico, que había guardado en el bolsillo de mi falda, comenzó a vibrar. Me ardía el brazo derecho de sostener a Kai, y tuve que hacer un centenar de maniobras para sacarlo, entorpecida por el apuro para evitar que se cortara.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Reino de papel»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Reino de papel» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Reino de papel»

Обсуждение, отзывы о книге «Reino de papel» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x