Casi de manera simultánea a la aparición de los primeros casos de pacientes en etapa sida en Chile, nacieron pequeñas agrupaciones que, de manera natural y voluntaria, pasaron a ocupar un lugar importante en la lucha contra la enfermedad. Durante la década de los 90 y a principios del 2000 surgieron más de treinta agrupaciones que trabajaron en la prevención del virus y se transformaron en el acompañamiento fundamental de las PVVIH. Acciongay y Vivo Positivo fueron las principales fundaciones que albergaron a una decena de agrupaciones en sus mesas de trabajo. Con el paso del tiempo, algunas no continuaron y otras sufrieron cambios internos. Estas nuevas directrices hicieron que varias se transformaran en corporaciones, fundaciones, organizaciones no gubernamentales o grupos de apoyo. Instituciones que lentamente se fueron ganando un espacio importante en la esfera social, gracias a su trabajo en la entrega de ayuda, orientación, capacitación, educación y contención en materia de VIH/sida.
Entre la amplia gama de actividades que estas instituciones desarrollan se encuentran: servicios educativos, servicios legales, programas de apoyo psicológico tanto a PVVIH, como a sus familiares, servicio terapéutico, ayuda social, bancos de drogas y medicamentos, consejerías, prevención, distribución de folletos y preservativos, entre otras. Una labor que no solo ha estado orientada a atender a jóvenes, adolescentes, miembros de la comunidad LGTBIQ+, hombres y mujeres heterosexuales que viven con el virus, sino también a su círculo cercano, es decir, familiares y su grupo social quienes, en su gran mayoría, aún lo consideran un virus mortal o siguen transitando en la estigmatización, mitos y prejuicios que se han generado en torno al virus.
Actualmente, son varias las organizaciones que siguen trabajando desde Arica a Punta Arenas en las diversas líneas de acción, entre las que destacan la prevención y acompañamiento a PVVIH.
La Corporación Chilena de Prevención del Sida, Acciongay, nació en julio de 1987 en Santiago de la mano de un grupo de seis amigos, cuando el sida era considerado la “Peste Rosa o Cáncer Gay”, según la prensa de la época. Las primeras reuniones se realizaron en un pequeño departamento facilitado por una pareja de pololos, en calle Elisa Cole, comuna de Santiago. Dichos encuentros, que se concretaban solo los sábados, eran una instancia de conversación y una manera de informarse e ir resolviendo inquietudes que aparecían en torno al VIH/sida. Jornadas donde incluso asistían médicos de la Fundación Arriarán para dar charlas sobre la temática y otras enfermedades de transmisión sexual, ahora conocidas como ITS. La labor informativa y las ganas de ayudar a sus pares comenzaron cuando eran un grupo pequeño de personas sin ninguna estructura legal. Sin embargo, a pesar de ir creciendo en número, el 31 de enero de 1988 se produce el primer quiebre interno de la organización, cuando la pareja de pololos decidió no seguir facilitando su hogar para las reuniones. De ese grupo de personas, solo seis amigos continuaron reuniéndose en el Prosit, restaurante ubicado en el sector Baquedano, quienes decidieron seguir adelante con su labor. En el transcurso del primer semestre de ese año, decidieron postular a un proyecto que les dio la posibilidad de arrendar su primera sede.
A mediados de julio comenzó una nueva era para la organización bajo el nombre de Corporación Chilena Contra el Sida, siendo finalmente reconocida en el año 1991 como Corporación Chilena de Prevención del Sida, Acciongay, concentrando sus recursos y trabajo en la población homosexual masculina y HSH. Es decir, un trabajo enfocado en organizar a un grupo de personas, en especial, discriminadas.
“El VIH/sida no le da a todo el mundo. Es una epidemia social, cultural y biológica. En Chile ha sido una epidemia fundamentalmente de hombres gais u hombres que tienen sexo con hombres (HSH). Como estadística, el 99 % de las personas que viven con VIH, se han transmitido el virus a través de relaciones sexuales, de los cuales el 85 % son hombres y, dentro de este grupo, el 75 % son gais”. (Marco Becerra, director de Gestión Pública de Acciongay).
En este punto, Becerra reconoce:
“Desde los noventa se comienza a levantar el país, porque la dictadura fue siniestra. Se despenaliza la homosexualidad, se aprueba la Ley de Divorcio, se aprueba la ley para terminar con los hijos ilegítimos, entre otros. Además, los noventa marcan un ciclo mundial, donde aparece un actor social nuevo, más organizado, más político. Sin embargo, muchos amigos que conocí en mis inicios dentro la organización fallecieron de sida, porque no había nada. En mi generación hubo una mortandad impresionante, por eso la denomino una generación perdida —1995 a 2004—. Eso fue un costo de vidas, ya que eran personas muy capaces, muy valiosas. Nosotros siempre trabajamos desde la vereda de los derechos, desde la idea de constituir un sujeto político, un actor social relevante que tuviese voz propia, aunque nunca fue del todo posible, porque existían barreras culturales y porque la discriminación siempre fue un tema. Es por ese motivo que se decidió dictar una ley que hasta el día de hoy se ocupa, la Ley 19.779 más conocida como la Ley del Sida. Un armado legal, que fue producto de la incidencia política de las organizaciones y los activistas”.
En sus primeros años, como dice su nombre, nació para prevenir el VIH/sida con un enfoque más de salud, asumiendo una lucha pionera al exigir al Gobierno de la época el tratamiento para las PVVIH, ya que durante esa época sin medicamento muchos pacientes fallecían a raíz del sida. Asimismo, en ese aprendizaje continuo, entendieron que tenían que educar respecto al tema, en especial a las familias, quienes eran muy injustas y prejuiciosas. Algunos padres echaban a sus hijos de la casa y les quemaban la ropa, porque pensaban que el virus estaba en todas partes. Mientras que a los pacientes que se quedaban en sus casas los mantenían aislados. Por lo mismo, una de las acciones humanitarias que realizaron fue el acompañamiento a las personas que vivían con VIH/sida en su etapa terminal. Con el paso del tiempo han seguido trabajando en la generación de políticas de derechos civiles, redes de protección y apoyo para los pacientes y en visibilizar los derechos de las personas LGTBIQ+, promoviendo una cultura de información y prevención con el objetivo de evitar las conductas de riesgo.
En cuanto a su labor, la Corporación desarrolla distintos programas de trabajo, entre los que destacan la línea de Salud Integral, que tiene relación con el acceso a testeo comunitario del examen de VIH, el cual se viene generando desde el año 1993 y que también incluye sífilis y hepatitis. Además, trabajan en el acompañamiento pre y post examen hasta el cuarto mes; gestionan el envío de muestras al ISP; entregan atención psicológica de marzo a enero, atención social, orientación jurídica a migrantes para la obtención de un Rut provisorio, acceso a Fonasa y atención en el sistema de salud pública; consejería y educación de pares, es decir, contar con un profesional experto en el tema, entre otras. También destaca el Taller de Gais Positivos, donde un grupo de psicólogos genera la atención psicosocial con PVVIH. Desde el 2019 se han abocado a la realización del programa Ciber Prevención, donde activistas preparados por la Corporación van resolviendo dudas y respondiendo a consultas, a través de las plataformas de Instagram (@acciongay). Esto para alcanzar a una población más joven, grupo etario que está iniciando su despertar sexual o que está definiendo su identidad sexual. En la actualidad, están promoviendo la Prevención 2.0 que consiste en un modelo de ONUSIDA que privilegia una mixtura de estrategias de prevención: testeo, uso del condón, PrEP, entre otras.
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