Diferentes artículos fueron tomados también de la prensa para contextualizar la época, los asuntos y los problemas relacionados con Jorge Bejarano. Sin perjuicio de la información que de allí se obtiene, la crítica de este tipo de fuentes prevaleció sobre su uso directo, teniendo en cuenta que la prensa escrita ha sido utilizada primordialmente como medio de expresión de los grupos políticos dominantes. Su influencia, su tiraje y su tiempo de circulación reflejan también la capacidad económica de los dueños de estos medios, de modo que la independencia, la objetividad y la veracidad de las informaciones solo pueden ser analizadas mediante la contextualización, la comparación y la crítica.
Todas estas fuentes se organizaron de dos maneras: en primer lugar, se agruparon cronológicamente por décadas para tener un registro más claro de la cantidad de fuentes obtenidas; en segundo lugar, se separaron los textos de Jorge Bejarano teniendo en cuenta una estructura temática: sus obras principales, los artículos científicos, las columnas de opinión y los discursos políticos en épocas de campaña proselitista.
Las fuentes se sometieron a análisis de contenido para identificar los elementos más relevantes de su discurso en cada periodo histórico (las unidades de registro, las macroproposiciones, etc.) 36. A partir de un análisis cuantitativo elemental, en el que se resaltaron los conceptos que más se repetían en cada fuente, se fueron construyendo las unidades de registro (política, mujer, educación, etc.). Dichas unidades se organizaron en una base de datos que relaciona cada una de las fuentes escritas por Jorge Bejarano (desde 1913 hasta 1966) con la cantidad de veces que aparece la unidad de registro. Para el caso de fuentes como los Anales del Concejo o los Anales del Congreso, donde se relacionan las intervenciones de Bejarano en estas dos corporaciones, se elaboró otra base de datos que registraba la fecha de cada sesión, la participación o ausencia de Bejarano, la forma como había participado, lo que el intelectual había dicho o lo que se había dicho sobre él.
Luego se aplicaron técnicas de análisis discursivo para casos específicos (como las concepciones sobre la mujer o el seguimiento de la prensa en algunos contextos electorales) 37. El análisis discursivo partió en un primer momento de los resultados del análisis de contenido, que luego derivaron hacia una revisión de la estructura de las fuentes: su concordancia y coherencia temática, el estilo del discurso, los parámetros de enunciación utilizados por Bejarano, entre otros elementos. Posteriormente, entramos en una fase del análisis que implica la interpretación de los contextos en los que se plantea el discurso, los otros discursos de los que toma referentes o a los que quiere dar respuesta y los efectos que produce, es decir, el entorno de intertextualidad. Este análisis fue muy relevante para identificar los cambios y continuidades en el pensamiento del intelectual y para identificar la forma como Bejarano asumió la práctica de la academia y de la política. Por último, todo lo anterior se complementó con análisis cualitativos para interpretar acontecimientos y contextos específicos de su vida 38.
Conceptualizar a Jorge Bejarano
El Diccionario de la Real Academia Española define higiene como la parte de la medicina que tiene por objeto la conservación de la salud y la prevención de las enfermedades, y salud como el estado en que el ser orgánico ejerce normalmente todas sus funciones. En la actualidad, para la gente del común, el término higiene está asociado exclusivamente a limpieza y aseo; sin embargo, para la medicina de la primera mitad del siglo XX, la higiene estaba asociada a todos los elementos del entorno social que permitían a las personas tener salud física y mental: alimentación, vivienda, acceso a servicios como agua y alcantarillado, vestuario, deporte, recreación, educación, justicia y acceso a los servicios médicos, entre otros. La higiene se configuró como una categoría sociológica, pues atendía gran parte de los asuntos inherentes a la sociedad.
Fue el mismo Jorge Bejarano quién recalcó la importancia de la higiene como categoría sociológica al criticar el cambio de nombre que se le dio al Ministerio de Higiene por Ministerio de Salud Pública en 1953:
De la mismísima Grecia nos vino el vocablo que ahora repudiamos. Esculapio, dios de la medicina, dio a su hija el nombre de Higieia, que desde entonces se consagró como diosa de la salud. Así pues, “sano”, “salud” es lo que traducen los vocablos “hygiees” e “hygieia”, vocablos contemporáneos de la cultura del hombre, y que nosotros los médicos estamos obligados a perpetuar por su origen médico y a traducir como el arte de vivir en plena salud; como el conjunto de normas para preservarla y conservarla; como ciencia de la vida porque enseña al hombre a rodearla de ambiente propicio para lograrla; porque lo magnifica y hace libre enseñándole a desarrollar y conservar las facultades del cuerpo y del espíritu y porque en fin, prolonga la existencia, haciéndola grata y amable a quien la disfrute. La salud pública, no es la higiene misma. Es el resultado de su aplicación. Es su consecuencia. 39
La higiene, y todos los elementos asociados a ella, formaba parte de la cognición social de muchos miembros de la clase política, lo cual le permitió trascender lo eminentemente médico para llegar al campo de la ideología. Esta, por su parte, es la forma como se manifiestan ciertos comportamientos, valores y representaciones en un grupo social y actúa como un eje que transversaliza todos los aspectos individuales y colectivos en los que dicho grupo está inmerso. La ideología se manifiesta con acciones políticas directas y se difunde por medio de estrategias discursivas. Según el lingüista Teun van Dijk, las ideologías:
[…] representan el conjunto de intereses variados de los grupos sociales (a menudo en relación con otros grupos o con temas sociales), como son su identidad, sus tareas, objetivos, valores, posición y recursos sociales. En este sentido, las ideologías son como un conjunto de esquemas de los que dispone un grupo y que tratan de sí mismo y de su posicionamiento en la estructura social. 40
Teniendo en cuenta esa caracterización, se puede afirmar que la higiene era parte integral del imaginario social (ideología) de gran parte de las élites gobernantes de la primera mitad del siglo XX, quienes pretendían llevar a Colombia a un estado de modernidad y progreso. La higiene y sus prácticas eran el instrumento por medio del cual el pueblo colombiano podía dejar de lado aquellos rasgos ancestrales que los acercaban a la barbarie (como el consumo de chicha o el uso de alpargatas) para convertirse en el pueblo civilizado, disciplinado y laborioso necesario para el desarrollo requerido por la economía capitalista. La higiene debía transformarse en un valor moral inherente a la persona y, a su vez, en un hábito social perteneciente a un imaginario colectivo. Por esta razón, debía ser enseñada, difundida y asimilada; inclusive, en muchas ocasiones debía ser impuesta si la tradición luchaba contra la modernidad.
Esto último remite al carácter político de la higiene. La política se puede interpretar como el espacio en el que el poder circula y en el que se aplican una serie de saberes y prácticas. La higiene como política se entiende como un dispositivo de poder, como un mecanismo de control y gestión social necesario para el gobierno de la población 41. Esto significa que durante la primera mitad del siglo XX, los asuntos higiénicos no eran necesariamente una cuestión técnica ni médica cuyo ámbito de aplicación fuera exclusivamente el individuo. La higiene como política se manifestó en el entorno social por medio de prácticas como la adecuación de espacios urbanos (construcción de barrios obreros y viviendas para campesinos, acueductos y alcantarillados, hospitales, etc.); el fomento de la inmigración de ciertos grupos étnicos (preferiblemente anglosajón) y de la educación primaria como base de la formación de nuevos ciudadanos; la legislación sobre bebidas fermentadas o el uso de vestuario para trabajadores, entre otros aspectos.
Читать дальше