A partir de este momento, se abrió una nueva etapa para el partido caracterizada por un mayor dinamismo y un crecimiento de su actividad. Por ejemplo, a principios de 1978 tuvo lugar la conferencia del PCOE en Madrid, y llegó a reunir a más de un centenar de delegados. Pese a que este cónclave se marcó algunos objetivos bastante ambiciosos, el partido continuaba en algunas zonas en un estado embrionario. Un ejemplo se puede ver en cómo un militante de Vallecas (Madrid) explicaba su plan de trabajo para ese año: «como no podemos contar con un local propio de la Organización, hemos decidido celebrar una serie de reuniones en nuestras propias casas, de forma rotativa. A estas reuniones invitaremos a personas del barrio; así difundiremos nuestra línea política y las alternativas que defiende el partido». 218Por su parte en Andalucía el partido contaba con una mayor implantación. 219Destacaba su organización en Sevilla, compuesta por varias células de obreros y veteranos. El líder regional era Manuel Góngora, un joven empleado que contaba con una importante trayectoria militante dentro del movimiento obrero. 220También destacaban sus células en Málaga y Nerja, esta última especialmente activa. 221El partido llevaba a cabo un importante trabajo en el plano laboral y vecinal. Sin embargo, Góngora se quejaba de la existencia de una campaña continua contra su partido. En la denuncia del joven dirigente del PCOE andaluz se puede apreciar la conflictividad que envolvía la identidad del partido:
El PCOE ha sido objeto de una difamante campaña proyectada a desacreditarlo, epítetos como «stalinistas», «ortodoxos», «dogmáticos» y argumentaciones como «veteranos al servicio de Moscú» son los piropos más inofensivos que la prensa española y sus voceros oportunistas nos han dedicado. El peculiar daño que infieren tales propagandas estriba en que infunden en las masas obreras la desconfianza en los revolucionarios y las desvía de sus auténticos objetivos de clase. 222
Por su parte, en Asturias este periodo fue de crecimiento para el PCOE, que llegó a inaugurar un local en Oviedo que estuvo abierto algo más de un año, aunque era en Gijón donde concentraban casi toda su militancia en tres células. El PCOE también tenía en este territorio otras células en Mieres y en Pola de Siero, contando con militantes más jóvenes que provenían del grupo de teatro «La Careta». 223Frente al referéndum de la constitución de diciembre de 1978, el partido realizó un llamamiento a la abstención. Además, llegó a formar parte del Frente Asturiano Comunista por la Abstención (FUCA) junto con OCE (BR), PCTA y PCE (VIII-IX). Sin embargo, su participación en esta experiencia unitaria acabaría mal porque existieron ciertos roces y diferentes análisis de la campaña. 224Este no fue el único esfuerzo que realizaron en esas fechas para conseguir la unidad de las fuerzas de la izquierda revolucionaria. El PCOE propuso en 1978 la creación de una federación de partidos y agrupaciones que coordinase el trabajo de todos los grupos. Eso sí, se referían solo a aquellas organizaciones que proclamaban «el marxismo-leninismo como guía para la acción». La intención de esta novedosa propuesta era que se impulsase el trabajo común y, de esta manera, contribuir a mitigar la atomización de las organizaciones que se reivindicaban del marxismo-leninismo, ofreciendo una imagen de unidad. 225Esta propuesta, que a primera vista podría parecer irrelevante, ponía de manifiesto la existencia en el PCOE de una creciente preocupación por su aislamiento. Incluso intentaron impulsar un cierto acercamiento al resto de organizaciones de la izquierda comunista, aunque sin muchos éxitos. Estas propuestas tienen sus orígenes en dos preocupaciones del partido. En primer lugar, el PCOE buscaba acabar con su marginación participando en diversos movimientos sociales y de oposición antifranquista. Además, también necesitaba influir en los comunistas que se oponían a las políticas moderadas del PCE, necesitaba convertirse en un referente de la ortodoxia comunista. Esta táctica ayudó a construir puentes con otras organizaciones en el contexto del surgimiento del eurocomunismo. Para el PCOE, el eurocomunismo era un tipo de oportunismo que no aportaba nada nuevo en el plano teórico, solo servía para alejar la revolución socialista de Europa occidental, desfigurar la fisonomía clásica de las fuerzas de izquierda y dar ventaja a la derecha para que pudiera prolongar el sistema de dominación del capitalismo monopolista de Estado. 226Al mismo tiempo, el partido también desarrolló una línea sindical propia y bastante diferenciada de la del resto de organizaciones ortodoxas. Frente a la predominancia histórica del trabajo de los comunistas en CC. OO., el PCOE proponía adaptarse a cada contexto. En el IV Pleno de su CC de junio de 1976 se acordó la tesis de que era necesario apostar por la creación de una central sindical única. Como el partido valoraba que esa central aún no existía, hacía un llamamiento a la unidad de acción de los distintos sindicatos de clase. Sin embargo, al tiempo advertían de que no se proponía crear ningún sindicato que contribuyera aún más a la desunión sindical, concluyendo que «los militantes del PCOE deben pues, actuar en Comisiones Obreras, UGT y otras sindicales, siguiendo el viejo principio leninista de que “los comunistas deben estar allí donde están las masas”». 227Además, también defendían la presentación de candidaturas abiertas a las elecciones sindicales. Esto llevaría, ya entrados los años ochenta, al impulso de la Coordinadora Unitaria de Trabajadores (CUT) que bajo el paraguas de la lucha autónoma y unitaria de los trabajadores, en la práctica funcionaría como el frente sindical del PCOE. 228
El PCOE también modificaría sus posturas en otros ámbitos estratégicos, como el electoral. En poco tiempo, los análisis del partido sobre la cuestión electoral sufrieron un cambio de 180º. Por esta razón, frente a sus anteriores posturas abstencionistas, a finales de la década de los setenta llamaba a participar en casi todas las citas electorales. Sin embargo, no siempre contaba con las fuerzas necesarias para presentarse. El giro se manifestó en la convocatoria de elecciones generales de 1979. En esa ocasión el partido apostó por pedir el voto para el PSOE. Los argumentos utilizados tenían un fondo muy pragmático y posibilista. Llamaban a votar al PSOE por ser «un voto útil que podía frenar a la derecha». No obstante, recalcaban que no compartían todo su programa y que, además, eran conscientes de los límites de lo que podía llegar a hacer este partido en el poder: «El PCOE no deja de señalar las grandes diferencias que le separan del PSOE, tanto a nivel ideológico y político, como táctico y estratégico. La línea del PSOE no lleva al socialismo, pero sí puede ser útil en esta etapa para profundizar la democracia y propiciar la depuración de los elementos franquistas en los aparatos del Estado». 229La única excepción se produjo en las Islas Baleares fruto de los intentos de converger con otras fuerzas de izquierda. Allí el PCOE se presentó a las elecciones junto al Partit dels Treballadors de les Illes bajo una coalición al senado. 230
Poco después, en abril de 1979, tuvieron lugar las primeras elecciones municipales. En este caso el partido sí se volcó, intentando legalizar listas electorales a los comicios allí donde tenía presencia. 231Destaca la presentación de candidaturas en núcleos pequeños como Marazambroz (Toledo), Picaña (Valencia) o Castelldefels (Cataluña). 232Un ejemplo del despliegue de la organización con la cita electoral se puede ver especialmente en el caso de Madrid, donde el partido presentó a Líster como cabeza de lista. 233En otros casos el PCOE participaba en listas en las cuales iban militantes de otros partidos de la izquierda revolucionaria e independientes. El episodio más pintoresco fue el de Montcada i Reixac, donde elaboraron una lista conjunta LCR y PCOC. 234Sin embargo, esto no siempre era posible, y en aquellos lugares donde no pudo hacerlo, optó por apoyar algunas listas de convergencia de la izquierda. Por ejemplo, en el caso de Gijón, el PCOE pidió el voto para la «Candidatura Gijonesa para un Ayuntamiento Popular, conscientes de que los votos de la izquierda deben de ir lo más unidos posible y de que es la preferida candidatura el mejor móvil a través del cual los trabajadores pueden llevar su voz y sus reivindicaciones al Ayuntamiento». 235
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