Víctor San Juan - Piratas de todos los tiempos

Здесь есть возможность читать онлайн «Víctor San Juan - Piratas de todos los tiempos» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Piratas de todos los tiempos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Piratas de todos los tiempos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Todo el mundo ha oído hablar de Morgan o de Drake, incluso de Long John Silver o de Jack Sparrow -que nunca existieron-, pero pocos conocen hechos singulares como que Venecia actuó como estado pirata saqueando Constantinopla en 1204; que un rey de Aragón, Alfonso el Magnánimo, disponía de flota propia, y que llegaba al extremo de atacar enclaves de su propio reino para someterlos; que Colón pudo ser pirata, y que, de hecho, colaboró y contó con ellos para realizar el Descubrimiento… En realidad, la piratería, tan familiar y hasta entrañable en nuestro inconsciente colectivo, es una completa desconocida.
De los asaltos vikingos y las invasiones normandas, al asesinato del número uno de la navegación a vela, sir Peter Blake, por piratas del Amazonas; de los reyes piratas medievales aragoneses, al secuestro de modernos transatlánticos por filibusteros con motivos políticos; de los corsarios alemanes de la Primera y Segunda Guerra Mundial, a la epopeya marítima de Cristóbal Colón en unos mares dominados por los piratas; de los terribles corsarios berberiscos y argelinos -Barbarroja, Dragut, Aydin, Euldj Alí y Murad, los cuales, a pesar de holocausto de Lepanto, aún representan el horror de pasadas generaciones- hasta los legendarios piratas del siglo XVIII, Barbanegra, Calico Jack, Thomas Tew, Henry Every y el desventurado capitán Kidd; de los piratas de tiempos de paz que asolaron el incipiente Imperio americano (Drake, Hawkins, Cavendish y Frobisher), a los de los tiempos de las guerras de Flandes, que constituyeron el brazo armado marítimo de Holanda (Piet Heyn, Oliver Van Noort, Van Spielbergen, Cornelius Jol Pata de Palo, y Balduino Enrique), incluyendo a los protagonistas de la época dorada de la piratería, el siglo XVII (Edward Mansvelt, Jean David Nau El Olonés, Henry Morgan, Laurent De Graaf Lorencillo y Granmont), todo, en suma, conforma una larguísima crónica de piratas tan extensa como la de la propia humanidad.

Piratas de todos los tiempos — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Piratas de todos los tiempos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Llegaba entonces, para sorpresa y estupor de todos, el giro copernicano que dio Jaime II a la política aragonesa haciendo las paces con Francia, cediendo Sicilia a los Anjou a cambio de Córcega y Cerdeña, y acordando la revocación de la excomunión a los aragoneses por el célebre tratado de Agnani. Fadrique y Roger, no sabiendo en un principio qué partido tomar, son citados en la playa de Roma –el Lido– por el inquietante papa Bonifacio VIII, que trata de apoderarse de Sicilia. El pontífice, consciente de que se halla ante uno de sus mayores enemigos, el más afamado y diestro almirante y pirata de su época, le espeta:

“—¿Es éste el enemigo tan grande de la Iglesia y el que le ha quitado la vida tanta muchedumbre de gentes?

—Ese mismo soy, Padre Santo –le replica Roger– mas la culpa de tantas desgracias es de vuestros predecesores y vuestra”.

Acto seguido, el taimado papa se lleva en privado a Fadrique, al que trata de convencer con sus intrigas. En Sicilia, el bando aragonés estaba dividido; unos caballeros apostaban por Jaime pese a que ello implicaba entregar la isla, otros por Fadrique, que, finalmente, decidía quedarse. Roger no es ajeno a esta controversia, y, aunque al principio favorable a Fadrique, acabó abandonándolo por numerosas discrepancias, que no logró aplacar su colega y cuñado Conrad de Llansá, a la sazón en la corte siciliana.

Siguió un nuevo crucero pirático de la armada de Roger por la costa italiana: se atacan y saquean Lecce, Otranto y Bríndisi, a cuyo regreso el almirante se evidencia ya como partidario de Jaime II de Aragón, lo que fue causa de su arresto (1297) en un arrebato de Fadrique, que, a continuación, ordena el destierro, que verifica el marino en compañía de la reina viuda Constanza y su hija Violante, que iba a casarse con el duque de Calabria en Roma. El rey Jaime no tiene otra opción, si quiere garantizar el tratado, que arrebatar Sicilia a su hermano Fadrique, aliándose con los franceses. Roger, tapándose la nariz, debe encabezar con el conde Russo la hueste napolitana en la batalla de Cattanzaro, pero son vencidos por los sicilianos, y el calabrés está apunto de morir, herido en una cuneta. Enfurecido y derrotado, regresa a la Península, donde el rey Jaime le rehabilita poniéndole de nuevo al mando de la escuadra aragonesa. Roger de Lauria volvía a ser el almirante invencible de siempre, para ésta su última cabalgada sobre las olas en pos de su rey, Jaime II de Aragón.

El intento de reconquista de Sicilia conoció no pocos altibajos y sinsabores, pues los coriáceos guerreros fieles a Fadrique, y éste mismo, supieron insuflar a los sicilianos un espíritu de resistencia que el rey de Aragón y los suyos, Roger incluido, no pudieron superar. Los sitios de Patti y Siracusa se complicaron lamentablemente; Juan de Lauria, sobrino del almirante, corría la costa con veinte galeras de catalanes, cuando le salieron al paso veintidós sicilianas, que le derrotaron estrepitosamente, apresando dieciseís naves y tomándole prisionero. Para supremo escarnio del almirante, su sobrino fue decapitado en Mesina por traidor; cumpliendo órdenes, hubo de volver a la costa italiana para rehacer sus fuerzas, pero no tardó en regresar con 56 naves de guerra y el rey Jaime a bordo, dispuesto a cumplir sus compromisos. No lejos del cabo Orlando, toparon con los sicilianos, antiguos amigos y compañeros, ahora enemigos a muerte, con cuarenta galeras al mando de Fadrique, Alagón, Ampurias, Palici y Entenza. Anochecía, y, con buen juicio, el rey Jaime ordenó esperar a que rayara el alba para atacar.

Roger aprovechó el tiempo para acondicionar sus galeras a son de batalla; consciente de su superioridad, ordenó a una de sus divisiones acometer al enemigo por la popa, mientras el resto lo hacían por el frente. Por su parte, los sicilianos ataron sus naves para forzar al enemigo a aceptar el combate a distancia mientras le desgastaban con salvas de ballestería. Pero Entenza, demasiado impulsivo, desató su galera y acometió a los aragoneses, trabándose así la batalla, y cayendo los sicilianos en la tenaza que magistralmente Roger había planeado. Fadrique quiso aguantar hasta vencer o morir, pero, rendido por el cansancio y el calor, sus lugartenientes emprendieron la huida con otras seis galeras, dejando al resto en la estacada. Al ver esto, el alférez Pérez de Arbe, leal a Fadrique en toda la heroica sublevación siciliana, se quitó el casco y se suicidó partiéndose la cabeza contra el mástil, acto sin parangón en la ya extensa historia de la guerra naval. Por lo que respecta a Jaime, luchó con valor con un pie clavado a cubierta por un dardo, tal como le sucediera a Roger en Malta. Dieciocho galeras cayeron prisioneras del almirante Lauria, el cual, sin dudar un instante, se vengó cruelmente de los prisioneros por la muerte de su sobrino; tuvo el rey Jaime que detener la carnicería, perdonando a muchos que antes le prestaron servicio.

Con la victoria de cabo Orlando dio Jaime II por conquistada Sicilia, habiendo cumplido con Carlos de Anjou y el papa en virtud de lo firmado en Agnani; pero sus aliados no quedaron contentos con él, especialmente cuando el príncipe de Taranto, hijo de Carlos, fue derrotado por un rehecho Fadrique en Trapani. De nuevo la suerte de la isla gravitaba sobre los hombros de Roger, que, en ésta su última batalla naval de las seis que habría de ganar (Malta, Nápoles, Las Hormigas, Castellmare, cabo Orlando y ésta de Ponza) luchó frente a la mencionada isla contra las 32 galeras de Conrado de Oria, afamado almirante genovés cuya capitana fue rendida y desfondada por el propio Roger en persona, forzando así la rendición de la flota siciliana. A continuación, el almirante lograba un tratado de paz con Alagón, mano derecha de Fadrique, refrendado primero y después rechazado por Carlos de Anjou, que, al volver a ser derrotado, tuvo que entregar a Fadrique la isla y la mano de su hija Leonor, quedándose el aragonés con un trono por el que había luchado, verdaderamente, como un león.

Así termina la carrera exhaustiva, del diestro y feroz almirante Roger de Lauria, que, retirado a sus dominios valencianos, fallecería cinco años después (1305). Se trató, sin duda, del primer almirante de su época, el mejor de su tiempo, y uno de los más notables y olvidados de la historia naval. Sin duda que era un hombre de su tiempo, y también el más notable pirata del Mediterráneo del siglo XIII, en un período en que política y piratería eran acción e instrumento, tanto más en una monarquía de amplio horizonte marítimo como fue la Corona de Aragón, que necesitaba recurrir periódicamente a la piratería para dotar de medios a su escuadra, y poder pagar a los mercenarios almogávares. Los escasos escrúpulos que pudiera imponer la época a estos métodos quedaron descartados al ser el reino declarado pirata, como su rey, que fue excomulgado por un papa tendencioso y muy lejos de su papel de referencia moral de la cristiandad. En otras palabras, si el papa había utilizado la excomunión como arma contra sus enemigos en el campo de batalla ¿quién tenía autoridad moral para decir que la piratería fuera algo ilícito?

Vivió Roger, pues, en una época difícil, plagada de conflictos y con nulas o escasas referencias morales o éticas, por lo que el juicio a su papel de pirata se hace complejo, y sólo cabe criticar abiertamente su comportamiento cruel y vengativo contra prisioneros desarmados. De su valor, destreza y pericia no puede haber duda, así como de su fidelidad a la causa de la Corona de Aragón. Personaje sin duda interesante, y cuya memoria ha mantenido la Armada española, que, hasta muy recientemente, ha bautizado potentes buques de guerra con su nombre. Marcó, con su impronta característica, una fase de la historia de la piratería en que ésta y la guerra naval prácticamente no se diferenciaban, lo que nos ayudará a comprender mucho más los acontecimientos posteriores.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Piratas de todos los tiempos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Piratas de todos los tiempos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Piratas de todos los tiempos»

Обсуждение, отзывы о книге «Piratas de todos los tiempos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x