Jessica Hart - Amar sin reglas

Здесь есть возможность читать онлайн «Jessica Hart - Amar sin reglas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современные любовные романы, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Amar sin reglas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Amar sin reglas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Seth Carrington necesitaba una novia y Daisy Deare un pasaje al Caribe… ¡parecía un intercambio justo! Sin embargo, después de haber pasado satisfactoriamente la exhaustiva entrevista de Seth, a Daisy le surgieron algunas dudas: Seth era un déspota y tenía unos modales bastante rudos… excepto cuando sonreía. Entonces, se transformaba en una persona sumamente atractiva.
Sonriente o no, Daisy tenía que enfrentarse a la realidad. Su trabajo sería algo estrictamente temporal. Tenía que actuar como señuelo para desviar la atención del romance secreto que Seth mantenía con una sofisticada y bella mujer casada.

Amar sin reglas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Amar sin reglas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Seth levantó la vista de los papeles que había sobre la mesa. Al contemplar la esbelta figura de Daisy, su expresión fue de fascinación. El amarillo le sentaba perfectamente. Gracias al cuidadoso peinado, al maquillaje y a su expresión agresiva, Daisy se veía vivaz e inesperadamente hermosa.

Seth dejó un documento sobre la mesa y se puso lentamente en pie.

– ¡Bueno, bueno! -exclamó.

Luego se acercó a ella. Él llevaba un traje gris estupendo. Su corbata era de seda y lo hacía parecer muy afable. Cuando no estaba ceñudo ni se mostraba arrogante, Seth era un hombre muy atractivo.

Daisy sintió que su agresividad se disipaba y dejaba paso a una sensación extraña de vacío que la hizo sentir indecisa. Trató de disimular su estado anímico. Seth se colocó frente a ella.

– ¿Estás satisfecho ahora que he dejado de parecer una colegiala?

La voz de Daisy sonaba menos firme de lo que ella habría deseado. Seth la escudriñó con lentitud.

– Desde luego, has experimentado un gran cambio -admitió él, mientras esbozaba una sonrisa-. Pero todavía te falta algo…

Daisy suspiró con exageración.

– ¿Qué sucede ahora?

Seth la agarró de la muñeca y recorrió con sus manos los brazaletes que ella se había puesto en los brazos.

– Hay algo en tu expresión que me desagrada -explicó.

– ¿Qué le pasa a mi expresión?

¿Qué tenía ese hombre que, al tocarla, la hacía sentir como si fuera a derretirse? Tremendamente consciente de la proximidad de Seth y de las manos sobre su piel desnuda, Daisy se esforzó porque sus fuerzas no la abandonaran y evitó mirarlo.

– No das la impresión de ser una mujer que va a pasar una noche con su amante, ¿no te parece?

– No te preocupes. Comenzaré a sonreír en cuanto salgamos por la puerta -le advirtió ella-. No tiene mucho sentido que trate ahora de esbozar una estúpida sonrisa.

Daisy trataba de no temblar al sentir que los dedos de Seth le acariciaban los brazos.

– No deseo que sonrías -le dijo Seth con suavidad.

– ¿Y qué es lo que quieres, entonces?

Sus intentos por sonar cáustica no tuvieron éxito.

– Me gustaría que pareciese como si acabáramos de hacer el amor y estuvieras ansiosa por hacerlo otra vez.

Daisy se sonrojó.

– ¿Y qué se supone que debo hacer para que parezca eso?

Las manos de Seth se deslizaron hasta su cuello.

– Podrías utilizar algunas de las supuestas habilidades que deberías tener para actuar -sugirió él-. Todavía no he visto suficientes muestras.

– Comenzaré a actuar tan pronto como esté delante del público -manifestó ella.

Se había quedado sin respiración a causa de las caricias que Seth le prodigaba. En ese momento, le estaba tocando los rizos.

– O… -Seth siguió hablando como si no la hubiese oído-, podría dirigirte yo… de esta forma.

La besó. La resistencia de Daisy se fundió en una ola de inmenso y traicionero placer. Los labios de Seth eran persuasivos y cálidos. Ella luchó contra la sensación placentera, pero nada podía detener el deseo y la excitación que la recorrían como una corriente eléctrica.

La furia dejó paso a una sensación profunda y maravillosa, infinitamente más peligrosa. Seth le había agarrado la cabeza y jugueteaba con sus rizos. La estrechó contra él y Daisy se dejó llevar.

Antes de darse cuenta de lo que estaba sucediendo, rodeó a Seth con sus brazos por debajo de la chaqueta. Notó la firmeza de sus músculos a través de la camisa.

Olvidó la arrogancia y soberbia de él y sus intenciones de enfrentársele. El cálido beso la hizo estremecer. Seth la acariciaba de manera sensual. Lo único que le importaba era la profunda excitación que la invadió y la sensación de que, al abrazarla, la hacía sentir completamente segura.

Seth le subió el vestido amarillo hasta las caderas y la acarició con creciente insistencia. Daisy gemía mientras los labios de él se deslizaban seductora y lentamente para mordisquearle el lóbulo de la oreja.

– ¿Te queda claro, Daisy Deare?

Ella oyó esas palabras como algo muy lejano. La cabeza le daba vueltas. Dominada por el placer y desorientada por la excitación, solamente pudo pestañear.

– ¿Claro?

Seth la liberó del abrazo sin demasiadas ganas.

– Estaba intentando demostrarte cómo parecer una mujer enamorada, pero no creo que necesites que te guíe. Lo haces perfectamente.

Daisy abrió la boca para contestarle, pero no logró pronunciar una sola palabra. Sus ojos enormes tenían el color de una noche de verano en su rostro pálido y su expresión era de vulnerabilidad. Tragó saliva.

– ¿No… no es mejor que nos marchemos? -consiguió balbucear finalmente.

– Creo que antes tienes que volver a pintarte los labios.

Sus manos le temblaban tanto que tuvo que sujetarse una a la otra para poder pintarse. Se sentía humillada y resentida por la patética manera en que reaccionaba a las caricias de Seth. Y mucho peor eran los deseos insatisfechos que despertaban en ella.

Odiaba la forma en que él podía mantenerse sereno y fingir que no era consciente de la gran excitación que le provocaba. Y se odió a sí misma por desear que él entrara en el cuarto de baño para volver a abrazarla y dejar que la pasión volviera a dominarlos.

La recepción a la que asistieron resultó muy aburrida. Daisy se enteró, más tarde, de que se celebraba en ayuda de una conocida asociación de beneficencia. Le pareció surrealista ver a tantos famosos reunidos. Todos hablaban en voz muy alta.

El evento fue organizado en una también conocida joyería. La gente se tenía que desplazar entre expositores de cristal que contenían fabulosas piezas. Daisy se entretuvo observándolas. Quería olvidar el tacto de las manos de Seth sobre sus brazos y la forma en que le había tocado las caderas.

Era mejor actor que ella. Tan pronto como salieron del coche, Daisy había esbozado una amplia sonrisa, pero estaba segura de que iba a notarse que era forzada. Sus movimientos eran rígidos, sin ninguna soltura.

Por otra parte, Seth se mostraba relajado y sonriente, muy seguro de sí mismo. Daisy tuvo que recordar que no era él quien actuaba. Se le veía tal como era. Ella lo consideraba un agresivo y poderoso magnate pero estaba claro que, en ese lugar, era simplemente uno más entre la multitud. Alguien que osaría cruzar el océano Atlántico para asistir a una fiesta sin pensárselo dos veces.

Daisy lo escudriñó. Trató de considerarlo como si ella fuera uno de los invitados de la recepción, rico, encantador y con un indefinible glamour. Pero no fue capaz. Los demás veían al triunfador y ella solamente al hombre que la hacía estremecer con sus caricias cálidas y firmes.

Y esa noche, iba a estar a solas con él. Bebió el resto del champán que había en su copa y permitió que se la llenaran otra vez. Tenía que luchar para recobrarse. ¿Cuántas veces debería repetirse que todo eso era simplemente una representación donde le había tocado poco más que un papel secundario?

Si no ponía más empeño, lo podía perder. Seth se mostraba animado y encantador, pero ella sabía que, en el fondo, era un ser desalmado y frío. Una copa más de champán la ayudó a sentirse más segura de sí misma.

Pudo observar las furtivas miradas que le dedicaba la gente. Estaba claro que se estarían preguntando la forma en que alguien como ella habría logrado atrapar a Seth Carrington.

– ¿Cómo os conocisteis? -le preguntó una mujer a la que Seth había presentado como Frances.

Frances no se preocupó por disimular su sorpresa. Era rubia y el tono de su voz sacaba de quicio a Daisy. Tenía el mismo aire de importancia que se daba toda la gente allí reunida. Había besado a Seth de una forma que Daisy consideró innecesariamente cariñosa.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Amar sin reglas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Amar sin reglas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Amar sin reglas»

Обсуждение, отзывы о книге «Amar sin reglas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x